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La mayoría de los bancos españoles aseguran haber cubierto ya los 40.000 millones de avales del ICO para créditos a empresas y tener demanda para 1,5 veces esa cantidad, es decir, 60.000 millones. Pero el Gobierno no ha anunciado de momento nuevas liberaciones de recursos. Por otro lado, el caos inicial empieza a resolverse y el proceso se está volviendo más fluido, pero todavía persiste el atasco y los retrasos en las concesiones.

"La demanda está muy activa, con un volumen de solicitudes de 1,5 veces los dos tramos de 20.000 millones", señala un directivo de una importante entidad. El reparto del primer tramo concluye el día 30; en el improbable caso de que alguna entidad no haya concedido todo lo que le corresponde, lo que sobre se repartirá entre las demás. Sin embargo, el Ejecutivo no ha planteado la dotación de un tercer tramo (o del resto de los 100.000 millones prometidos de golpe) tras aprobar el segundo el 10 de abril.

Es decir, el Gobierno vuelve a arriesgarse a crear un tapón en la concesión de estos avales por falta de presupuesto. Un riesgo que llega justo cuando cuando el sector asegura que el ICO "ve la luz al final del túnel" después del "drama" de las primeras semanas, y que por fin empieza a moverse el dinero con rapidez. Aun así, otras fuentes del sector aseguran que el atasco no se ha resuelto todavía, en especial en los créditos para empresas medianas y grandes: el ICO debe autorizar previamente los préstamos de más de 50 millones y comprobar a posteriori que los de cuantía inferior cumplen los requisitos.

"Ya ha pasado lo peor y empiezan a deshacer el tapón, pero ha sido un drama", señalan en otra entidad. ¿Por qué? "Por los tiempos. El Gobierno salía en rueda de prensa a decir que lanzaba los avales sin haber hablado con el ICO, que decía que necesitaba 15 días para ponerlo en marcha. Pero los clientes se lanzaban a las oficinas, como es lógico, porque necesitaban la liquidez de inmediato".

BUROCRACIA, FALTA DE PREPARACIÓN, MALA PRAXIS DE LOS BANCOS...

Además, hizo falta poner un nuevo sistema informático para tramitar los avales con el ICO que retrasó 10 días más las cosas. Y luego está la farragosa documentación exigida: cada solicitud debe ir acompañada de cuatro anexos, el certificado de minimis (nombre que da la UE a las ayudas públicas de poca cuantía), las preguntas que tiene que contestar el empresario (el llamado anexo cero), la solicitud de garantía del ICO y la intervención notarial diferida (hay que pasar por el notario, aunque sea cuando acabe el confinamiento). "Hace falta mucho más personal para tramitar los ICO que las moratorias hipotecarias", asegura otro directivo del sector.

Esta burocracia ha provocado que muchas solicitudes tuvieran defectos porque les faltaba algún papel (por no hablar de la dificultad para conseguirlos con todo cerrado). Y también ha habido multitud de problemas con los códigos CNAE de las empresas, porque los límites de los avales son diferentes por sectores, en función de si son esenciales o no lo son. "Ha sido muy caótico todo y, mientras tanto, el cliente necesitaba la liquidez inmediatamente y había que darle un crédito puente hasta que llegaba el ICO", añade esta fuente.

Los bancos tampoco están libres de culpa en este colapso. Como denunció Bolsamanía, muchos exigieron inicialmente la contratación de un seguro para acceder a los créditos avalados, cosa que tuvo que prohibir por ley el Gobierno; y después subieron en muchos casos los tipos interés de los créditos que tenían esos clientes, otra práctica que tuvo que ser vetada en el BOE. Asimismo, la tardanza de muchas entidades en poner en marcha los sistemas o la necesidad de ir a las oficinas por no estar disponibles de forma digital ha ralentizado mucho el proceso.

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