Cómo aprovechar en bolsa la elevada inflación para generar rentabilidad

Amundi prefiere el mercado estadounidense y chino al europeo

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Los cambios que se vienen produciendo en los mercados en los últimos meses se han agudizado en las últimas semanas como consecuencia de una inflación desbocada y los intentos de los bancos centrales de restaurar su credibilidad. Recientemente, la Reserva Federal aumentó los tipos de interés en 75 puntos básicos, su mayor subida desde 1994, mientras que la reciente paridad entre el euro y el dólar invita al Banco Central Europeo a acometer una subida de tipos mayor de la prevista (0,25% en julio). Entre tanto, bancos centrales como los de Nueva Zelanda, Singapur, Filipinas y Corea del Sur han acometido agresivas subidas de tipos, destacando la del Banco de Canadá, de 100 puntos básicos, el mayor aumento en más de 20 años.

“La mayoría de las personas nunca se han enfrentado antes a largos periodos de elevada inflación”, señala Pascal Blanque, presidente del Amundi Institute, y apunta que “la memoria colectiva actual ha sido moldeada, más bien, por un contexto en el que los bancos centrales estaban más preocupados por no sobrepasar sus objetivos de inflación y eran libres de actuar para apoyar el crecimiento”. “Cuanta más diferencia haya entre lo que dicen los bancos centrales y lo que cree la gente, más costará controlar la inflación, ya que se necesitará un endurecimiento significativo de la política monetaria para refrenar las expectativas sobre la rapidez con que subirán los precios”, explica este experto.

En este contexto, Blanque plantea tres escenarios posibles. El primero uno de “desinflación creíble”, donde los bancos recuperan su credibilidad y permiten diseñar un aterrizaje económico suave, con los mercados volviendo a niveles previos a la crisis y tipos de interés y primas de riesgo muy reducidas. Un escenario demasiado bonito para ser verdad: “No parece probable, a menos que la inflación retroceda por sí sola, algo que sería una suerte, en línea con la serie de coincidencias que permitieron la baja inflación de las últimas décadas”.

El segundo escenario que esboza Blanque es uno de “desinflación increíble”, donde los bancos centrales consiguen un aterrizaje forzoso, esto es, domar la inflación al tiempo que provocan una recesión. Las consecuencias serían “muy negativas”, ya que la economía se enfrentaría a un estallido de la burbuja de los precios de los activos y un período de fuerte ajuste en los mercados financieros. “Esta es una opción viable, pero es probable que a los políticos les falte la determinación para librar esta larga y dura batalla”, señala.

Es el tercer escenario el que este analista ve más probable, un escenario de “inflación creíble”. “Los bancos no se han quedado atrás por error, sino que están experimentando un profundo cambio y tolerarán una mayor inflación para fomentar el crecimiento nominal”, reflexiona Blanque, quien apunta que esto “produciría un cambio duradero en la inflación”. En este caso (“una alternativa creíble”), se pospondría el riesgo de recesión “sin evitarlo” y los inversores “deberían intentar combatir la inflación con activos reales. Así pues, ¿cómo debemos actuar para aprovecharnos de esta situación?

RENTA VARIABLE: EL MOMENTO DE LAS GANANCIAS

Desde Amundi señalan que los inversores deben ser cautos con la renta variable europea y beneficiarse selectivamente de la resiliencia de EE. UU. y la apertura económica en China, subrayando su preferencia por estos dos mercados. “De cara al futuro, creemos que el crecimiento de los beneficios puede verse afectado por la caída de los ingresos disponibles y el aumento de los costes de financiación y de los insumos (las revisiones de beneficios pueden bajar)”, apunta Kasper Elmgreen, director de renta variable en Amundi.

No obstante, “este efecto no se dejará sentir igual en todos los sectores, regiones y empresas”, ya que “las empresas con poder de fijación de precios y diferenciación de productos deberían salir mejor paradas”.

“Mantenemos nuestra convicción respecto a las empresas que recompensan a los accionistas mediante recompras y dividendos y que mantienen la eficiencia operativa a pesar de los elevados preciso de los insumos”, señala Elmgreen, quien asegura que “una recesión no es nuestro supuesto base”. “Estamos explorando nombres rentables en determinadas áreas de crecimiento, ya que se han vuelto atractivos tras la corrección, pero la selección sigue siendo crucial”, agrega y señala los “nombres de valor y bancos” estadounidenses, al igual que a empresas de los sectores “energía, materiales y salud”. “Pero nos centramos en las áreas menos cíclicas y más orientadas a la calidad”, sentencia.

En cuanto a los mercados emergentes, Amundi destaca su preferencia por países exportadores de materias primas (Brasil, Emiratos Árabes Unidos…) y destaca el sentimiento “favorable” den China, especialmente en el área del consumo discrecional debido “al repunte de la demanda que se espera”. En Europa priman la “calidad en todas las carteras” y señalan que siguen “siendo cautos” con las empresas de servicios públicos y de tecnologías de la información, “sobre todo en áreas con valoraciones caras y en las que creemos que la relación riesgo-rendimiento no es atractiva”.

RENTA FIJA: FOCO EN LOS BONOS DEL GOBIERNO

En los mercados de renta fija, las cuestiones clave para Amundi son cuánta restricción monetaria es esencial y cuál será el efecto sobre el consumo y sobre las ganancias corporativas. “En cuanto a los tipos, es posible que veamos algo más de volatilidad, pero los niveles actuales son más atractivos, considerando que la dirección del crecimiento es a la baja y la inflación está alcanzando su pico”, apunta Amaury D’Orsay, director de renta fija de la firma francesa. Respecto al crédito, “es necesario incluir más activos de calidad en la cartera y mantenerse lejos de áreas apalancadas de alto riesgo”.

En este sentido, en Europa y Reino Unido Amundi se muestra “entre ligeramente cautos y neutrales” y se mantienen “a la defensiva” en Estados Unidos. “En general, preferimos deuda IG (deuda corporativa con grado de inversión) de EEUU antes sobre la Unión Europea y creemos que los fundamentales son sólidos, pero podríamos ver un cierto debilitamiento a medida que las preocupaciones sobre el crecimiento y la liquidez se extienden a segmentos de riesgo”, señalan desde la compañía gala.

Asimismo, D’Orsay señala que, aunque los mercados ya están contemplando un alto grado de restricción de la Fed, “los riesgos siguen yendo en las dos direcciones para los rendimientos”. “Por tanto, aunque estamos cerca de la neutralidad, nos mantenemos muy activos”, apunta y destaca la calidad en el crédito corporativo. “Las claves son la liquidez y los factores específicos de las empresas”, agrega. También se muestran optimistas respecto al dólar “dadas las expectativas de subidas de tipos”, al tiempo que siguen siendo cautos con el euro, el yen japonés y el yuan chino.

Respecto a la deuda de la periferia europea, Amundi se mantiene “neutral” y señalan que se debe prestar atención al riesgo de fragmentación. “La reciente venta masiva de bonos hace que esta clase de activos sea selectivamente más atractiva, ya que ahora está descontado el endurecimiento de los bancos centrales, que, en un momento dado, podrían verse obligados a moderar para evitar una recesión o una mayor fragmentación”, explican. “Los niveles actuales también se están volviendo más atractivos para inversores como aseguradoras y fondos de pensiones, y eso podría poner un tope al aumento potencial de los rendimientos”, sentencian.

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