• La red de oficinas adelgaza en un 37% desde finales de 2008
  • El número total de oficinas es el más bajo desde mediados de 1982
bancos espanoles

Un simple paseo ya lo evidencia. Y los datos oficiales no hacen más que certificarlo: las entidades financieras españolas siguen adelante con el cierre de oficinas. Según las últimas estadísticas del Banco de España (BdE), en 2016 bajaron la persiana de 2.280 sucursales, con lo que prolongaron la tendencia imperante desde 2009.

O lo que es lo mismo, las entidades acumulan ocho años de poda en su red de oficinas, una secuencia saldada con el cierre de 17.311 oficinas, siempre según las cifras del BdE. De las más de 46.000 oficinas existentes al cierre del tercer trimestre de 2008 se ha pasado a 28.807 sucursales en España -sin tener cuenta las existentes en el exterior-, con lo que por el camino se ha aplicado un tijeretazo del 37,5%. Estos datos desembocan en la estadística que, probablemente, muestra mejor la magnitud de este ajuste: esas menos de 29.000 oficinas conducen al número más bajo de establecimientos desde junio de 1982.

Esta evolución se deriva de dos causas principales. La primera, la potente concentración vivida en el sector financiero tras el estallido de la crisis, fundamentalmente entre los bancos y las cajas de ahorros. Donde se contaban 60 entidades apenas queda una quincena, una reducción clave a la hora de explicar el cierre de oficinas.

Pero también hay una segunda razón, que de hecho es la que explica fundamentalmente el tijeretazo de 2016: la necesidad de recortar los costes y potenciar la eficiencia en un contexto en el que ganar dinero con el negocio bancario de siempre se ha complicado por los bajos tipos de interés, la presión regulatoria, el desapalancamiento de la economía española y la creciente competencia tecnológica. Con los ingresos bajo mínimos, el sector ha entendido que debe centrarse en adelgazar los costes para defender al menos su margen de explotación, de ahí que las entidades aceleraran el cierre de sucursales durante el pasado ejercicio. Si en 2015 bajaron la persiana de 2,5 oficinas al día, en 2016 aceleraron el ritmo a 6,2 oficinas por día.

LEJOS DE TERMINAR

Esta combinación de causas es la que anticipa, precisamente, que el proceso todavía está lejos de terminar. Primero, porque se adivina otra fase de consolidación. Por ahora, lo que ya se sabe es que Bankia y BMN se fusionarán, pero en las quinielas también figura la posibilidad de que Banco Popular sea comprado finalmente por otra entidad. Y en todos estos procesos el ahorro de costes ocupa siempre un lugar preferente, con lo que nutrirá otro descenso en la red.

Y segundo, porque el sector tendrá que seguir lidiando con varios de los desafíos ya sufridos en 2016, como los tipos de interés al 0% en la Eurozona, la competencia tecnológica (fintech) o la necesidad de seguir reforzando su eficiencia para proteger sus cuentas. Todos ellos, de nuevo, obligarán a mejorar la eficiencia y prepararse para la banca y los medios de pago del siglo XXI, en el que las oficinas físicas no llevan las de ganar.

De hecho, en el último Informe de Estabilidad Financiera (IEF), difundido en noviembre, el BdE valoraba el ajuste que el sector estaba realizando en este terreno, pero recordaba que aún existía una evidente sobrecapacidad. "A diciembre de 2015, España se mantiene como el sistema con un mayor número de oficinas por habitante, aunque la brecha con otros países se ha reducido de forma muy significativa desde el inicio de la crisis financiera", precisaba el Informe.

TAMBIÉN EN LOS EMPLEADOS

Pero el ajuste de capacidad del sector no se refleja únicamente en la red de oficinas. También se observa en el número de empleados. Aunque el BdE aún no ha hecho públicas las cifras definitivas de 2016, prolongarán sin duda los recortes que también se están viendo igualmente desde finales de 2008.

Cuando acabó ese año, el sector contaba con 278.301 empleados. Siete años después, esa cifra había adelgazado hasta los 202.954 empleados. Es la cifra más baja de la serie histórica que recoge el BdE, que comienza en 1992, pero volverá a ser rebajada en 2016, puesto que el dato definitivo se situará claramente por debajo de los 200.000 empleados en el sector.

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