• A su madre le preocupaba que no supiera conducir tras ocho años en la Fed
  • Es aficionado a la serie de televisión Seinfeld
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El expresidente de la Reserva Federal Ben Bernanke es una caja de sorpresas. En su libro de memorias, 'The Courage to Act', se ha atrevido a confesar algunas de ellas, pero también ‘cotilleos’ sobre algunos de los personajes políticos con los que coincidió durante su mandato.

El medio CNN Expansión ha hecho un recopilatorio con algunas de estas curiosidades sobre el predecesor de Janet Yellen al frente del banco central de Estados Unidos, como para qué empleaba un pseudónimo o cuál es la mayor preocupación de su madre.

"El presidente trató de fingir que no se dio cuenta, pero momentos después se echó a reír"

1.- Fue víctima de una broma del expresidente George Bush

Antes de convertirse en presidente de la Fed, Bernanke trabajaba en el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, entonces bajo el mando de George W. Bush. El presidente se acercó al economista tras una reunión en el Despacho Oval y miró el bajo de su pantalón oscuro para encontrar unos calcetines de color marrón claro. “¿Sabes? Ésta es la Casa Blanca, tenemos normas”, le dijo, a lo que Bernanke respondió que había conseguido un buen descuento por el pack de cuatro pares de calcetines, que compró a 10 dólares.

Al día siguiente, acudió a una nueva reunión en el despacho presidencial en la que todos los presentes, excepto él mismo, acudieron con los mismos calcetines. “El presidente trató de fingir que no se dio cuenta, pero momentos después se echó a reír”, escribe Bernanke en su biografía.

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2.- Timothy Geitner, exsecretario del Tesoro y devorador de donuts

Durante su mandato en la Fed, Bernanke trabajó estrechamente con el entonces secretario del Tesoro, Timothy Geitner. Y si algo recuerda el economista de esta colaboración, más que su actuación durante la crisis financiera, es su metabolismo.

“En (el comité de la Fed), en los descansos de las reuniones, él devoraba donuts. Sin embargo, se mantenía delgado”, se sorprende Bernanke. “La energía y la capacidad de concentración de Tim durante largos periodos siempre me asombraron”.

3.- La madre de Bernanke, preocupada por su capacidad para conducir

"Se preocupaba por si a los sesenta años yo sería capaz de conducir de forma segura"

Lo que más preocupaba a Edna, la madre de Bernanke, de que su hijo dejara la Reserva Federal no era su futuro laboral, sino que condujera un coche. Después de ocho años viajando en coche oficial, Edna estaba preocupada porque su hijo hubiera olvidado cómo se conduce. “Se preocupaba por si a los sesenta años yo sería capaz de conducir de forma segura”.

4.- Comida basura y capítulos repetidos de 'Seinfeld'

Frente a las grandes recepciones y actos institucionales con catering que aparecen en las fotografías que se publican en prensa, la vida de un banquero central puede ser muy poco atractiva. Así lo relata Bernanke en su libro: “Me calentaba un sándwich Hot Pockets y comía frente a una repetición de 'Seinfeld'”.

Su menú también incluía la cafetería de la Reserva Federal y restaurantes vietnamitas y cuando salía de casa solía frecuentar clubes de jazz y la librería Barnes & Noble.

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Bernanke no quería que su cuenta de correo electrónico de la Fed se inundara de mensajes, así que decidió utilizar un pseudónimo

5.- ¿Quién es Edward Quince?

Bernanke no quería que su cuenta de correo electrónico de la Fed se inundara de mensajes, así que decidió utilizar un pseudónimo en el directorio del banco central. Por este motivo, aparecía como Edward Quince. La elección fue consensuada con un empleado del área de sistemas: le gustaba la palabra ‘Quince’ tras verla escrita en una caja de software y pensaba que Edward era un nombre bonito. “Me pareció bien”.

6.- Renunció a la seguridad laboral de su puesto de profesor titular en Princeton

Bernanke dejó su trabajo como profesor titular a tiempo completo en la Universidad de Princeton en 2002 para ponerse al frente de la Fed. El centro le dio entonces una excedencia de dos años. En 2005, cuando le ofrecieron formar parte del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, la universidad le pidió que renunciara.

Así fue como dijo adiós a un empleo de por vida para aceptar un empleo que finalizaría cuando terminara el mandato de George W. Bush. “Me estaba moviendo exactamente en la dirección equivocada”, escribe en sus memorias.

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