Álvaro Morata se ha convertido en el héroe de la Juventus de Turín. Su gol en el partido de este miércoles eliminó de una forma cruel a su ex equipo, el Real Madrid, y ha puesto de nuevo de actualidad su pasado rojiblanco.

Gracias a sus dos goles en la eliminatoria, la Juventus ya están en la gran final de la Champions de Berlín en la que se medirá al Barça. El delantero que no quiso el club blanco se reivindicó con dos tantos de suma importancia: el que abrió el marcador en Delle Alpi y el que cerró definitivamente el partido en el Bernabéu.

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Aunque el jugador no celebró el gol por respeto ante su anterior equipo, no siempre se sintió madridista. Así lo afirman personas cercanas al futbolista, que explican que fue su abuelo el que le inculcó la pasión por el fútbol, concretamente, por el Atlético de Madrid.

Desde que era apenas un crío, Morata acudió a la escuela de fútbol del club rojiblanco y también al campus de verano organizado por la Fundación Atlético de Madrid. Allí conoció a Milinko Pantic, uno de los jugadores de la casa que ya vio los primeros destellos de calidad del chaval y lo llevó a la cantera con otros ilustres nombres como De Gea, Koke o Joel.

CAMBIO DE AIRES

Sin embargo, el entorno del jugador creía que se estaba estancando y que no recibía las oportunidades que un jugador de su potencial merecía. Por esta razón, terminó marchándose al Real Madrid, previo paso de una temporada por el Getafe, desde donde dio el salto a la 'Fábrica' blanca.

Allí comenzaría una carrera llena de éxitos en las categorías inferiores hasta que terminó por debutar en el Real Madrid Castilla. Allí jugaría un total de 83 partidos en los que anotaría 45 goles. Tras dos años siendo convocado por el primer equipo, Morata cumpliría por fin su sueño de contar como delantero en el primer equipo. Fueron dos temporadas en las que llegó a disputar 33 partidos, siendo la segunda, la 2013-2014, la más prolífica, en la que anotó 8 goles en liga.

Finalmente, el destino y el poco sitio que tenía en el Real Madrid le llevaron a Turín, donde con mucho esfuerzo logró ganarle la partida a Llorente y convertirse en el nueve preferido de Allegri. Así lo ha demostrado en una eliminatoria en la que ha sido el jugador más decisivo.

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