Análisis Técnico
CITIGROUP. Las bolsas mundiales recuperaron ayer terreno perdido, es cierto que marginal tras las perdidas acumuladas desde principios de mes. Llamativo que esta mejora de los mercados se produzca cuando en Europa se acentúan las perdidas en los mercados de deuda, con fuertes subidas en el riesgo soberano. Hace algo menos de un mes discutía con un buen amigo si podría ser compatible un aumento del riesgo soberano con la subida de las bolsas. Hasta el momento gano yo.

Pero, no pretendo razonar la relación entre bolsas y tensiones de deuda soberana en Europa. Más bien, por qué sólo parece ser un problema europeo cuando al resto de los países desarrollados (y algunos emergentes) el deterioro de sus finanzas públicas ha sido similar o mucho mayor al observado en los países ahora más cuestionados. Sé que no es la primera vez que se habla del tema. Yo mismo he hablado alguna vez del efecto dólar como moneda de reserva o del elevado componente doméstico de la deuda emitida por el sector público japonés. De que Reino Unido es Reino Unido. Las agencias de rating, en mayor o menor medida, también mantienen esquemas similares. Así, en algunos casos discuten bajar el rating de AAA a algunos países fuera de Europa frente a la frialdad con que se aproximan a los márgenes de inversión en algunos países europeos. Ayer Moody´s advirtió sobre la revisión a la baja de los ratings de la banca portuguesa. Algunas autoridades europeas, algunos consejeros del BCE, consideraban más que discutible rebajar el rating de la deuda pública de países ahora respaldados. No es extraño que el Parlamento Europeo haya discutido esta semana la creación de una agencia de rating "independiente". Sí, este es un mundo muy complicado.

Pero los mercados son soberanos. Y en este momento se enfocan en los problemas de la deuda europea. La cuestión es por tanto casi obligada: ¿estar en el Euro supone un factor de riesgo adicional para sufrir la desconfianza de los mercados? No se olviden que el problema, en el fondo, es de confianza y credibilidad. Volvamos a la situación existente un año y medio atrás. La cláusula de no rescate contenida en el Tratado de Lisboa era para algunos gobiernos la garantía de desligarse de los potenciales problemas fiscales que podrían presentar países dentro del euro con pasado poco ortodoxo en sus finanzas públicas. El propio Pacto de estabilidad y crecimiento también era una garantía de ortodoxia en el manejo de las finanzas públicas, obligada en una Unión Monetaria. Pero fueron precisamente los países centrales del Euro los que incumplieron el PEC. Y han sido los periféricos los que han demandado la solidaridad europea, en plena Crisis económica. Un buen amigo mío me comentaba hace un mes que el Problema un año atrás era en Europa; ahora es del Euro. Un año y medio atrás, un país podría haber reestructurado su deuda con menor impacto que en la actualidad. Ahora el mero debate, como el originado por Alemania, siempre Alemania, supone abrir la Caja de Pandora sin tener nada claro cual puede ser la consecuencia final. Sin duda, la mala gestión de la crisis Griega en los primeros meses del año pasado fue en buena parte culpable del síndrome de la crisis de deuda soberana europea. Pero no es la única razón. Y es que existe un factor diferenciador claro entre los países europeos ahora más expuestos a la desconfianza del mercado y aquellos desarrollados que mantienen rentabilidades muy por debajo de su media histórica pese a mostrar un deterioro relativo mayor en sus finanzas públicas: la política cambiaria y hasta la gestión de la política monetaria.

Con esto no quiero decir que un país fuera del Euro estaría mejor que dentro. No, mejor que estando en el Euro en las condiciones actuales conlleva estar en el foco de un mercado que no encuentra respuestas claras sobre la reconducción de las finanzas públicas. Un problema mundial, sin duda. Pero cuyo campo de ensayo es ahora Europa. Para muchos, el crecimiento es clave. Y tener una moneda que se puede depreciar, sin duda, es una gran ayuda para mejorar estas expectativas de crecimiento. Los mercados, nunca debemos olvidarlo, viven de expectativas. Pero probablemente no es suficiente. Los rescates que finalmente se han adoptado han retirado temporalmente al país del mercado pero han supuesto una hipoteca casi imposible de pagar para el sector privado. En definitiva, no han logrado convencer al mercado de que pueden mejorar las expectativas de recuperación. Quizás al contrario. Como decía hace poco el Gobernador del Banco de España, el problema no es tanto el coste de financiación para los gobiernos como las dificultades (en coste y cantidad) para financiarse por parte del sector privado. En primer lugar, por parte de la banca. Limitado crédito, fuerte ajuste fiscal, reducción de la deuda privada y pública acumulada. No les digo más.

Mal gestionada; no preparada; demasiado discutida. Lamentablemente, seguiremos hablando de la crisis de deuda soberana europea como un Problema mundial a corto y medio plazo. Pero, también, como un anticipo de un Problema mundial a medio y largo plazo centrando en esta ocasión en otros países. Espero que las autoridades europeas hayan aprendido en ese momento la lección. Espero que todos lo hayamos aprendido.

José Luis Martínez Campuzano. Estratega de Citi en España.
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