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El proceso de transición de EEUU va tomando una forma que agrada a expertos e inversores, especialmente después de que haya trascendido que la expresidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, se sentará al frente de la Secretaría del Tesoro. Con esta decisión, el presidente electo, Joe Biden, mata dos pájaros de un tiro: garantiza un largo período de políticas ultra flexibles en los frentes fiscal y monetario, gracias al tándem que Yellen hará con el presidente de la Fed, Jerome Powell y firma un armisticio con el banco central.

Las tensiones entre el presidente Donald Trump y el supervisor monetario habían sido una constante de la política económica de la administración republicana hasta la llegada de la pandemia. La injerencia de la administración saliente -tanto Trump como el secretario del Tesoro Stephen Mnuchin- en las tasas de interés y el tipo de cambio del dólar habían generado mucho nerviosismo entre los gobernadores de la Fed. Además, las críticas del magnate a las decisiones del banco central habían sido rechazadas por economistas e inversores, que lamentaban las dudas que proyectaban sobre la independencia del instituto emisor estadounidense.

Sin embargo, la elección de Yellen abre un nuevo período de completa armonía entre las dos instituciones, con los mercados más que contentos de que la economista, que ostenta el honor de haber sido la única persona de toda la historia en sentarse al frente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, la Fed y, ahora, el Tesoro, haga equipo con Powell para darle un fuerte impulso al crecimiento. Su veteranía “ofrece suficientes garantías a los mercados de que el país estará en unas manos seguras como para que Wall Street no deje de sonreír”, indican los expertos de Rabobank. Además, destacan que contar con una secretaria del Tesoro que conoce la Fed al dedillo “tiene sus ventajas”.

Dos ‘palomas’ a los mandos del Tesoro y de la Fed es una combinación excepcionalmente facilitadora para la economía”, indica Stephen Innes, analista de Axi. Y no tanto porque Yellen vaya a influir en la política del banco central, sino porque “ambos tienen los mismos puntos de vista sobre el mercado laboral”, después de que bajo el mandato de Powell la Fed haya ajustado su visión del mercado laboral a un contexto social mucho más amplio de pleno empleo.

Además, “han sido testigos de errores de política monetaria como la retirada demasiado temprana de los estímulos y los nefastos impactos en el mercado de las subidas tempranas de las tasas”, argumenta el experto. Y augura que “habrá un acuerdo mutuo para mantener los tipos bajos durante un tiempo muy, muy largo”. “Y esa cohesión será buena para el mercado en general”, redondea.

¿ARMA DE DOBLE FILO O LO QUE NECESITA EL PAÍS?

Sin embargo, es probable que la futura secretaria del Tesoro influya en la Reserva Federal a través de lo aprendido a base de su propia experiencia y sus errores, lo que provoca que algunas voces se pregunten si el nombramiento de Yellen no abre la puerta a una Fed mucho más politizada. “Al menos sabrá lo que va a hacer el banco central: nada”, señalan los analistas de Rabobank, después de que algunos miembros del Comité Abierto de Política Monetaria del organismo hayan indicado que o habrá subidas de tipos hasta 2023 o 2024.

Pero este debate queda completamente eclipsado por el optimismo de un mercado que espera que se materialicen pronto los ansiados estímulos fiscales. Sin embargo, “no hay garantía de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos, con su escasa mayoría demócrata, o el Senado, con la segunda vuelta de las elecciones en Georgia el 5 de enero, estén dispuestos a proporcionar el enorme estímulo que los Estados Unidos necesita”, redondean los expertos de la entidad holandesa.

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