La llegada de las grandes multinacionales tecnológicas al mercado financiero se veía venir y solo unos pocos se prepararon para esta nueva competencia. Google, Amazon, Facebook, Apple, Baidu, Tencent, Alibaba, por citar las más importantes, quieren una parte importante del dinero que manejan las entidades financieras en el mundo. Y España no podía ser una excepción. Según el último informe de Feelcapital, más de 8,6 billones de euros es el botín al que aspiran estos gigantes y si nadie lo remedia, podría suponer la puntilla al ya de por sí complicado futuro al que se enfrentan los bancos en nuestro país.
El dinero de transferencias bancarias, pagos con tarjeta, créditos al consumo y hasta fondos de los españoles podría cambiar de manos si nadie lo remedia. La capacidad que tienen estos BigTech de llegar a todos desde la tecnología no la tienen nuestras entidades. La comodidad de operar exclusivamente a través de Internet se traduce en una grave amenaza para los actores del mercado financiero español.
La llegada del primer Robo Advisor a nuestro país hace cinco años adelantaba que los tiempos estaban cambiando. El cambio que se produjo en el acotado mundo de los fondos de inversión y fondos de pensiones llega ahora a todas las operaciones bancarias. En España deben producirse aún muchos más, y todos estarán supeditados a la tecnología. Subirse a ese tren es una necesidad para todos. Algunos nos adelantamos y nos llamaron despectivamente visionarios. Hoy se demuestra que no estábamos equivocados.
Transparencia, personalización, bajos costes, tecnología e innovación. Aquellos que no lo apliquen a sus servicios acabarán desapareciendo. Todavía estamos a tiempo, pero los nuevos inversores exigen acceso a la información de su dinero 24 horas al día desde cualquier dispositivo, asesoramiento individualizado, costes asequibles… unas demandas para las que desgraciadamente no todos están preparados. La globalización puede cambiar el status quo de un sector muy necesario para nuestra economía.
