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Tuit TradersAlberto Sánchez

Nadie nace aprendido en ningún oficio o disciplina, y la inversión no es una excepción. Los primeros años son los más complicados y donde muchos inversores acaban tirando la toalla o perdiendo gran parte del capital. Estos son los 5 errores principales a evitar cuando empiezas a invertir y, aunque son propios de inversores noveles, también pueden ser cometidos por inversores con más años de experiencia en los mercados.

1-Expectativas irreales. Muchos inversores comienzan a interesarse por la bolsa y se acercan a través de algún libro,escuchando radios/podcast de inversión, viendo alguna conferencia presencial o en Youtube o consultando información bursátil en prensa salmón o redes sociales. Aquí la edad del inversor cobra un papel importante. Si el inversor es joven, puede sentirse seducido por mensajes o eslóganes 'facilones' de estafadores de la inversión, que los periódicos, editoriales o radios utilizan como reclamo, ya que vender que la bolsa es fácil y te harás rico partiendo de cuentas de 500 euros, genera ilusión e interés entre la gente joven. Entre un titular de “hazte rico en bolsa con solo 500 euros” o “rentabiliza tus ahorros en el largo plazo, gestionando el riesgo” créeme, vende mucho menos el segundo que el primero. Por lo tanto es fácil que el primer impacto sobre la bolsa te venga de un libro basura o acabes siguiendo a algún trilero disfrazado de experto bursátil. Obviamente ese mensaje de que te vas a hacer rico en bolsa con el 'daytrading', sin esfuerzo,es mucho más fácil “colárselo” a un estudiante de 18 años, que a un empresario de 50 años, que sabe lo que cuesta ganar el dinero y ya no cree en el Ratoncito Pérez.

Esas expectativas irreales son muy peligrosas, ya no solo porque te llevará a creerte cualquier cosa y a aprender de las personas equivocadas, perdiendo tiempo y dinero, sino que además suelen llevarte al segundo gran error.

2-Excesivo apalancamiento. Las prisas por ganar mucho dinero, suelen llevarte a dos lugares comunes. A invertir en chicharros, valores poco líquidos y muy volátiles que suelen cotizar a un euro o incluso menos por acción y que dan la impresión de estar “baratos” entre inversores principiantes o bien a invertir en productos apalancados como los futuros o los CFDs. El colmo de altísimo riesgo era la inversión en opciones binarias, que en la actualidad están bastante restringidas, al haberse prohibido en 2018 su comercialización entre minoristas en Europa, con lo que parece darnos la razón a aquellos que nos quejábamos durante años de que cientos de estafadores llevasen a la ruina promocionando ese producto de altísimo riesgo. El que tiene prisa por ganar suele perderlo todo rápido.

3-No tener un método. Invertir según portadas de prensa o titulares de telediario, no es rentable. Eso te lleva a una operativa emocional y es algo que debes evitar. Debes basar tus decisiones de compra/venta en base a un sistema y no a opiniones propias o ajenas. Debes testar ese método y comprobar que tiene sentido y que tiene esperanza matemática positiva.

4-No ser disciplinados con el método. Cortar ganancias y dejar correr pérdidas. Aunque tengas clara la teoría o incluso tengas claro tu método, cuando estás empezando a invertir es dificilísimo que seas capaz de hacer lo que funciona: mantener lo que sube y vender lo que baja. El ser humano busca la recompensa inmediata y tiene miedo y aversión a las pérdidas, por lo que tienes que hacer las cosas que tu cerebro no quiere hacer. No estamos programados para ser buenos inversores en bolsa y costará ser capaces de dejar correr beneficios y cortar pérdidas.Tiendes a comprar cuando hay euforia y a vender cuando hay pánico, lo que te haría ir siempre con “el pie cambiado”. El método es lo que te aislará de la operativa emocional. Agárrate a tu método y síguelo con disciplina.

5-Ser prepotentes o arrogantes. Esto puede desembocar en asumir riesgos excesivos, tras una buena racha o decirle al mercado lo que el mercado tiene que hacer. Hay que partir de la base que nunca sabemos lo que hará el mercado, por lo que lo más inteligente es tener una mente flexible y ser reactivos con el mercado. Un último daño de la arrogancia es no seguir aprendiendo, al creernos que lo sabemos todo. Habitualmente el nivel de arrogancia, es inversamente proporcional a la experiencia y sabiduría del inversor. Buffett o Charlie Munger son claros ejemplos de la mentalidad correcta, con aprendizaje continuo y mayor humildad que muchos novatos de la inversión.

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