Apenas tres días le quedan a esta primera mitad de 2014 y se suceden las obligadas citas con casas de análisis y expertos para saber qué sucederá en los próximos seis meses. De los primeros en pronunciarse han sido los expertos de Bankinter, que esperan 'unas bolsas que sigan avanzando aunque de forma menos agresiva', y 'soportadas con una perspectiva de medio plazo y potenciales muy atractivos (¡hasta +50%!)'. El optimismo impera en el equipo de Ramón Forcada, quien en una entrevista con motivo de la presentación de esta estrategia para la segunda mitad del año, identifica 'problemas de los que ocuparse' pero descarta en el actual panorama 'problemas de los que preocuparse'.

 

Pregunta: Cuestión obligada, la reforma fiscal. ¿Suficiente? ¿Positiva parala economía o negativa?

 

Respuesta: Yo no lo llamaría reforma fiscal, sino cambio fiscal o cambios de tipos impositivos. Una reforma fiscal es algo más ambicioso, por ejemplo, que haya mayor carga de impuestos indirectos que de directos. La carga impositiva está muy apoyada enimpuestos directos, lo que impide que los salarios lleguen a la economía porque se retienen antes. Dicho esto, con estos cambios fiscales parece que el resultado para la economía será mejor que el que tenemos ahora mismo. Aún así, la carga fiscal para rentas y empresas es pesada. ¿Qué incentivos tiene una persona para ser mejor retribuida? Esta carga fiscal podría provocar la marcha de talento. Por ejemplo, si a un trabajador que gana 33.100 euros le suben el sueldo, por el euro que configurarían los 33.101 euros pagaría a Hacienda 40 céntimos. Sólo dos países tienen un tipo tan pesado para esas rentas: Suecia y Bélgica. Si al menos se pudiera justificar que se imponen tipos tan altos porque se van a disfrutar servicios sociales como los de Suecia... pero no es así. Y quienes tienen dinero no lo ingresan como salario, sino como sicavs. Es cierto que son mejores estos cambios fiscales que lo que teníamos antes, por supuesto, pero no lo llamemos reforma. Un país se gestiona como un negocio: si España no es atractiva para invertir, no se generan empleos; entonces los sueldos bajan y se recauda menos, así que hay que volver a subir impuestos. Y así no se consume.

 

P: Su informe arranca con 'la previsión de una España que sorprende positivamente siendo el principal riesgo económico el cuestionamiento de la integridad territorial, cuyas consecuencias el mercado podría estar infravalorando, independientemente del desenlace'. Además, estiman un crecimiento del conjunto del PIB de una décima hasta +1,3% de media, y cuatro en 2015 hasta +2,2%, eso, 'siempre que no haya ningún shock interno de tipo político'. ¿Les preocupa el conflicto con Cataluña?

 

R: Todavía es pronto para introducir esta variable en nuestra estrategia de inversión pero, dependiendo de cuál sea el desarrollo de los acontecimientos en los próximos meses, podríamos vernos forzados a hacerlo. No lo planteamos como uno de los principales riesgos; no este trimestre, pero cabe la posibilidad de que hubiera que considerarlo en el próximos.

 

P: Y las crisis de Ucrania o Irak, ¿con variables que se deben tener en cuenta?

 

R: Sería equivocado darles mucha importancia a la hora de invertir. Como han demostrado los bloqueos a Rusia, en el caso de Irak, presiones similares permitirán controlarlo. No creo que los yihadistas puedan crear un ejército organizado. Como mucho se harán con reductos, pero los americanos lo están gestionando de manera relativamente inteligente y mantendrán las vías de suministro de crudo. Eso sí, es un tema que también hay que monitorizar.

 

P: Controladas las turbulencias por las variables hasta ahora mencionadas, en Bankinter hablan de un 'mercado que parece dispuesto a asumir deportivamente todo o casi todo'', así como de que el flujo de fondos y la dificultad creciente para identificar activos que ofrezcan rentabilidades esperadas decentes sin tener que asumir riesgos indecentes favorece aún más que antes el ciclo de bolsas'. Apuesta clara por las bolsas como inversión.

 

R: Sí. Las alternativas supuestamente seguras, como los bonos, te dan una miseria, de 1,3% en el bono de Alemania a 10 años que, con un poco de inflación, ganas aún menos. Pero, además, no es que los bonos te den poco, es que entrañan riesgos, porque si hay un poco de inflación, se puede llegar a perder dinero, incluido con los bonos corporativos que dan el 3% a 10 años. Cuando se vendan dan menos de lo invertido. Más inflación es mala para los que tienen bonos, mala para los que compran vivienda como inversión y, aunque puede ser buena para empresas, ahora mismo no lo necesitan. La inflación, por tanto, tiene más inconvenientes que ventajas.Hemos aprendido que con la compra de viviendas se puede perder dinero, y ahora a lo mejor hay que aprender que con los bonos también.Estamos inundados de liquidez y la economía se expande, así que en este entorno, el dónde se puede invertir nos lleva a unaconclusión, aunque a lo mejor ya es tarde: en bolsa. El máximo del Nikkei en el 1989 fueron los 38.000 puntos, y hoy está en 14.000. El Ibex 35 también está lejos de máximos.

 

P: Ha mencionado que con una baja inflación no es rentable comprar vivienda como inversión, ¿han dejado de caer los precios? ¿Ya no volverán a subir?

 

R: La recuperación de la viviendas es determinante para la recuperación global de la economía, porque supone recuperar la confianza de las familias que no ven depreciarse su viviendas lo que, unido a un menor temor a perder el empleo, anima a consumir en servicios, viajes, coches, electrodomésticos... Además, implicaría la recuperación de la construcción, un sector intensivo en capital humano poco cualificado, porque el resto de sectores como la tecnología genera menos empleos. No se trata que volver a niveles altísimos de construcción sobre PIB, pero hace falta un equilibro. No son malos niveles los 6% u 8% de Alemania, porque lo que se puede es reducirlo a cero. No hay ninguna economía que no haya completado su recuperación a menos que el sector inmobiliario se haya normalizado. No hay que demonizarlo, sino dar salida al stock de viviendas. Hay unas 750.000 viviendas, de las que unas 300.000 están en medio de ninguna parte y son de baja calidad, por lo que nadie quiere vivir en ellas. Pero unas 500.000 sí son vendibles. En un año normal, tirando a malo, se venden unas 250.000, así que con un año de consumo de stock, lo reduces a la mitad y la maquinaría de la construcción se vuelven a poner en marcha.

 

María Gómez

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