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Oro.Reuters

El oro físico y el bitcoin son dos productos enfrentados por muchos expertos en los últimos tiempos. Sin embargo, en opinión de Tomás Epeldegui, director de Degussa España, ambos se complementan, "ya que la solidez del oro compensa la volatilidad de las criptomonedas".

Ambas alternativas de inversión tienen cosas en común, explica Epeldegui. Así, quien opta por ellas busca diversificar y también inversiones alternativas más allá de los tradicionales bonos, acciones, inmuebles...

Ambos son también productos "escasos". De oro existen unas 190.000 toneladas circulando por el mundo, según datos del Consejo Mundial del Oro, y el Instituto de Geología de EEUU estima que solo quedan por extraer unas 50.000. El bitcoin, por su parte, es una criptomoneda también limitada, dado que, por decisión de sus 'inventores', solo se pueden crear 21 millones.

Otra característica que comparten es que, en ambos casos, la pandemia ha impulsado su compra como valor refugio y alternativa a las bolsas.

En el lado de las diferencias, destaca eso sí que el oro es más líquido y seguro que los bitcoins, subraya Epeldegui. También explica que aporta más tranquilidad a los inversores por el hecho de que es un bien físico. "El bitcoin, al contrario, es totalmente digital y muy volátil, lo que aporta más riesgo a la inversión. Quien invierta en él debe estar preparado para afrontar grandes subidas, pero también enormes bajadas en cuestión de horas", precisa este experto.

"Una de las principales características del oro físico es que no solo ayuda a mantener poder adquisitivo, sino que, a largo plazo, muchos estudios calculan que se revaloriza en torno a un 5-10% anual de forma constante. Las criptomonedas aportan rentabilidad a las carteras, pero a cambio de un elevado riesgo", concluye Epeldegui.

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