Las naciones de Oriente Próximo registrarán un incremento en sus ingresos de 1,3 billones de dólares (1,29 billones de euros) hasta 2026 debido al incremento en los precios del petróleo crudo y el gas natural, según una estimación del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La guerra de Ucrania se extiende seis meses en el tiempo. El conflicto, que estalló el pasado 24 de febrero, sigue luchándose en el barro y las trincheras, pero con el foco puesto en la escena económica. En respuesta a las sanciones occidentales, Rusia está jugando, entre otras, la baza del gas para intentar asfixiar a los países europeos (y llevarse una buena tajada por el camino), que están sufriendo la subida sin frenos de los precios y los temores a la escasez de suministro en invierno, una realidad cada vez más palpable. Por ello, la Unión Europea está buscando la forma de ir reduciendo su consumo de gas, su exposición al hidrocarburo ruso y evitar así una situación de escasez y racionamiento, escenario que muchos países podrían esquivar… pero no Italia y, especialmente, Alemania. “La situación parece bastante sombría. Es bastante improbable que Alemania pueda evitar la escasez y el racionamiento sin recortes drásticos de la demanda de gas”, explican desde Rabobank.
La plata ha perdido los 20 dólares por onza y registra caídas consecutivas un día sí y otro también. En el año se deja un 12%, lo que le convierte en el metal precioso que peor se comporta. Los motivos de los recortes tienen que ver, como ocurre con el oro, con la fortaleza del dólar y la subida de los rendimientos de los bonos a medida que la Reserva Federal (Fed) ha ido endurecimiento su política monetaria.
El petróleo se recupera este miércoles de las fuertes caídas de las últimas jornadas (barril Brent: +1%, 93,24 dólares; barril WTI: +1,35%, 87,70 dólares) mientras los expertos advierten de que, si sale adelante el acuerdo nuclear entre EEUU y Irán, el crudo podría continuar con los recortes.