La incertidumbre se cierne sobre el futuro de los casi 1.000 empleados de la fábrica de Campofrío que se incendió el pasado fin de semana en Burgos. Los trabajadores quieren creer el compromiso de mantener los puestos de trabajo de los directivos de la cárnica, pero mantienen un poso de desconfianza.
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Según el presidente de los empresarios de Burgos, Miguel Ángel Benavente, son 1.000 trabajadores directos los que quedan en la calle, pero muchos más los que dependen de la factoría cárnica, en torno a 3.000.
Por ello, Benavente pide que las administraciones cierren filas en apoyo de la multinacional y confía en la palabra de sus directivos, que ya han asegurado que se construirá una nueva factoría que podrá abrir en 2016.
Bajo el lema, "Campofrío es Burgos y Burgos, Campofrío" los trabajadores acuden a las concentraciones acompañados de familiares.
DESCONFIANZA ENTRE LOS EMPLEADOS DE CAMPOFRÍO
Algunos trabajadores consideran que la nueva fábrica producirá un recorte de empleo. "No creo que volvamos todos, la planta será todavía más moderna y más maquinaria suele significar menos personas", han declarado a ABC.
Por otro lado, algunos mantienen que solo el cierre temporal de Campofrío en Burgos ya será "un drama". Para estos empleados, su mayor temor es que la producción que anuncian que saldrá temporalmente de Burgos "no vuelva nunca".
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