• Los expertos avisan: los inmigrantes son la nueva fuerza de trabajo
  • La Fed ya ha alertado de los efectos que la falta de nacimientos tiene sobre la economía
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Es una de las incógnitas. Consiste en descifrar qué hará Trump con las propuestas que hizo durante la campaña electoral, que siguen generando mucha incertidumbre. Una de ellas, quizá una de las más polémicas, era la de expulsar a los inmigrantes irregulares del país, aunque hay varias razones por las que no debería hacerlo.

"Lo que vamos a hacer es tomar a la gente que son criminales y tienen antecedentes penales y los vamos a sacar del país o los vamos a encarcelar", ha dicho Trump

El magnate lo anunció durante la campaña electoral y lo ratificó en su primera entrevista como presidente electo de EEUU, que concedió al programa ‘60 Minutes’ de la cadena CBS, en el que aseguró que su intención era deportar de inmediato a unos dos o tres millones de indocumentados “criminales”, es decir, con antecedentes, de los 11,5 millones de sin papeles que viven en el país.

“Lo que vamos a hacer es tomar a la gente que son criminales y tienen antecedentes penales, pandilleros, traficantes de droga (...) probablemente dos millones, o incluso tres millones, y los vamos a sacar del país o los vamos a encarcelar”, dijo Trump en la mencionada entrevista, en la que insistió en su otra idea para luchar contra la inmigración ilegal en EEUU: la de construir un muro en la frontera con México para “asegurar” la zona.

No obstante, puede que su idea, por mucho que guste a algunos sectores estadounidenses, no sea tan buena como la pinta el republicano. Sobre todo porque, además del coste que va a suponer para el bolsillo de los contribuyentes -el think tank Center for American Progress calcula que la deportación masiva costaría 114.000 millones de dólares, unos 10.070 dólares por persona- y del tiempo que podría tardar el Gobierno en llevar a cabo este plan -según la organización conservadora American Action Forum (AAF) se tardaría 20 años en realizar este programa de deportación masiva, pese a que Trump ha dicho que lo hará en un máximo de dos años- lo cierto es que EEUU, como muchos países occidentales, necesita a los inmigrantes.

Tal y como explica Joan Ripoll, director del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad Abat Oliba CEU, esta medida no es sólo controvertida porque Trump argumenta que “la mayoría son malas personas”, sino que también lo es “en lo económico” porque son personas que están trabajando ilegalmente, pero trabajan y “contribuyen a la economía”. En opinión de este experto, si el republicano los echa, habrá “menos demanda en el país”, y además, el presidente electo tiene unos planes para impulsar las infraestructuras que requieren mano de obra.

“Puede haber alguna expulsión, pero no una deportación masiva de inmigrantes”, señala el experto, que además apunta a otra razón que tendría que hacer que Trump se pensase muy bien llevar a cabo su promesa: el envejecimiento de la población. “Tanto en EEUU como en Europa hay un escaso crecimiento demográfico”, es decir, “dentro de 30 años habrá menos trabajadores disponibles, por lo que es necesario gestionar adecuadamente la inmigración”, apunta Ripoll, y añade: “Si la población autóctona sigue envejeciendo pero se quieren mantener los niveles actuales, en todos los sentidos, vamos a depender de los inmigrantes”.

Es más, el experto indica que los países, de aquí a unos años, “se van a pelear por captar población joven de otros países”, inmigrantes que trabajen y ayuden a mantener la economía al menos en los mismos niveles que ahora. Y para eso, dice, “lo razonable sería empezar a gestionar el asunto desde ya, ver qué soluciones puede tener todo esto”, y desde luego no cree que echar a los inmigrantes ilegales, como planea Trump, sea una buena idea.

LA POBLACIÓN NO CRECE

Un estudio de la Reserva Federal (Fed) publicado recientemente alerta del problema demográfico al que se enfrenta el mundo occidental en la actualidad. Bajo el título ‘Understanding the New Normal: The Role of Demographics’ (Entendiendo la nueva normalidad: el papel de la demografía) los economistas Etienne Gagnon, Benjamin K. Johannsen y David López-Salido alertan del fuerte cambio demográfico que se está produciendo y dicen que, de seguir así, tendrá consecuencias sobre la economía, que seguirá presentando escasas tasas de crecimiento.

Estos expertos sostienen que la desaceleración del crecimiento económico se debe al escaso crecimiento demográfico, al que denominan como ‘nueva normalidad’, y dicen que “el crecimiento real del PIB y los tipos de interés reales permanecerán bajos en las próximas décadas” precisamente porque “la economía de EEUU ha alcanzado una 'nueva normalidad'”.

La Fed alerta: "EEUU se ha visto afectado por el menor crecimiento de la fuerza laboral, que es un problema persistente o crónico"

“EEUU, al igual que otras economías avanzadas, se encuentra inmerso en una transición demográfica dramática tras el baby boom -como se conoce a la explosión de nacimientos que tuvo lugar desde el final de la II Guerra Mundial y hasta mediados de los años 60-”, afirma el informe de la Fed, que remarca que la economía estadounidense, y la del resto de países occidentales, se ha visto afectada por el menor crecimiento de la fuerza laboral, que podría ser interpretado como algo puntual cuando en realidad es un problema “persistente o crónico”.

Por eso Ripoll defiende que los inmigrantes van a ser indispensables para los países occidentales de aquí a unos años como nueva fuerza de trabajo, y que eso debería hacer que Trump se repensase su idea de expulsarlos. El profesor de la Universidad Pontificia de Comillas y experto en migraciones, José María Ruiz de Huidobro, muestra una opinión similar. El docente afirma que el presidente electo de EEUU “lo más que va a hacer es expulsar a los inmigrantes que tengan antecedentes penales”, y no a todos los irregulares como dijo en un primer momento, porque muchos de esos inmigrantes irregulares “tienen hijos menores de edad que son americanos, que han nacido en el país, y eso generaría un problema de derechos humanos”.

Ruiz de Huidobro apunta además que en un mundo globalizado como el actual, en el que “el capital circula sin restricciones y las mercancías puede que también dentro de poco” -sobre todo si se concreta el tratado de libre comercio entre EEUU y La Unión Europea, conocido como TTIP-, no tiene sentido que se ponga tantos límites a la circulación de las personas. “La situación demográfica es muy complicada, y la migración puede suplir las necesidades que se planteen de aquí a unos años”, destaca. Aunque todo, dice el profesor, “dependerá de cómo se gestione”. “Por delante tenemos 25 o 30 años complicados, en los que es posible que la presión migratoria aumente y que los países van a tener que gestionar adecuadamente, porque necesitan a los inmigrantes”, concluye.

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