• Con una tasa de paro del 4,9%, el plan serviría para incorporar al mercado laboral a gente que se ha quedado fuera
  • La creación de 25 millones de puestos de trabajo exigiría una ratio de participación laboral nunca vista desde la Segunda Guerra Mundial
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Donald Trump ha llegado a la Casa Blanca con muchas excentricidades y polémicas debajo del brazo. Y también con un ambicioso programa de propuestas económicas que, aunque no ha detallado, contempla grandes inversiones en infraestructuras, menos impuestos, y la creación de 25 millones de puestos de trabajo durante los próximos 10 años. Una previsión que si se compara con las estadísticas actuales suena a fantasía.

Los datos son llamativos, como mínimo, si se realiza una simulación con las estadísticas actuales. Las cuentas, o no salen o marcarían un hito en la historia económica de Estados Unidos. No en vano, actualmente la economía ya está prácticamente en situación de pleno empleo, con un 4,9% de paro, según el último Informe de Empleo.

Sin embargo, el problema en el mercado laboral, además del raquítico crecimiento de los salarios, es la actual ratio de la participación de la fuerza laboral. Es decir, las personas que están en el mercado de trabajo, empleadas o en búsqueda activa, en comparación con el total de personas que están en edad de trabajar. El porcentaje del 62,8%, que se ha mantenido en estos niveles durante los dos últimos años, dista del 67% que se llegó a alcanzar hace 15 años o del 66% previo a la crisis financiera de 2008.

La población ocupada fue del 59,7% en octubre. Con 25 millones más de empleos como promete Trump, aumentaría hasta el 64,8

De hecho, la ratio que se registra entre el 62% y el 63% en los dos últimos años es la más baja desde los años 70. Esto quiere decir que mucha gente que podría formar parte de la población activa se ha quedado fuera, por desánimo o por no tener la posibilidad de regresar al mercado laboral. Y es uno de los principales motivos de preocupación de los economistas y que deja margen de mejora.

El último Informe de Empleo publicado por los funcionarios estadounidenses sitúa la población en edad de trabajar en 254 millones. La fuerza laboral, sin embargo, está en los 159 millones. Es decir, hay un total de 94,6 personas alejadas del sistema, que Trump tiene el reto de recuperar para la economía. Además, hay 151,9 millones de empleados y otros 7,8 millones de desempleados. La población ocupada, ratio de personas trabajando respecto a la población que está entre las franjas de edad para hacerlo, fue del 59,7%.

El presidente electo prevé que su estrategia permita a la economía crear 25 millones de puestos de trabajo nuevos en términos netos en diez años, fruto del dinamismo que espera para el mercado laboral que proseguiría sin él, ya que su mandato máximo será de dos legislaturas de cuatro años cada una. Al incorporar los nuevos empleos, la cifra de trabajadores aumenta hasta 176,9 millones. Un incremento que se traduciría en compensar el crecimiento demográfico esperado, reducir la tasa de paro (4,9% en octubre, prácticamente pleno empleo), y recuperar para la fuerza laboral personas que no participan en la misma.

¿HACIA UN RÉCORD HISTÓRICO?

La Oficina del Censo estadounidense publicó el año pasado una proyección a futuro en la que estimó que la población pasará desde los 324 millones actuales hasta los 334,5 millones de personas en 2020 y los 359,4 millones en 2030. Una cifra diferente a la del Departamento de Empleo al tener en cuenta toda la población, no sólo la que puede trabajar. Sin embargo, si el ritmo de crecimiento se extrapola al mercado laboral, deja en evidencia la promesa de Trump.

Asumiendo para el cálculo que entre 2020 y 2030 el crecimiento demográfico sea uniforme cada año, en 2026 la población será de casi 350 millones de personas. Si se mantiene el porcentaje de población que está en edad de trabajar (78%), la cifra del Informe de Empleo de octubre se elevará hasta los 273 millones.

Con este denominador, y 176,9 millones de trabajadores, la población ocupada aumentará hasta el 64,8%. La economía estadounidense nunca ha alcanzado una ratio tan alta de empleados respecto a la población en edad de trabajar. Al menos no desde la Segunda Guerra Mundial, periodo para el que recopila estadísticas el Departamento de Empleo. El porcentaje más alto hasta ahora se registró en abril del año 2000, con un 64,7%. Una décima por debajo del resultado de la simulación. Entre 1998 y mediados de 2001 el indicador se situó siempre por encima del 64%, hasta que empezó a caer con el estallido de la burbuja tecnológica. Asimismo, la última vez que alcanzó el 60% fue en febrero de 2009 (ver cuadro tras el texto). Donald Trump está condenado a hacer historia, o a que sus promesas electorales se le vuelvan en contra.

POLÍTICAS PARA CREAR EMPLEO

El discurso de Trump dista de ser el de un programa económico claro con medidas desgranadas. Pero sí ha adelantado durante estos meses algunas de sus intenciones, además de querer crear 25 millones de empleos. Mientras defiende enterrar el legado de Barack Obama (tratados comerciales, Obamacare, etc), y una especie de aislacionismo económico, político y social, aboga por una política fiscal expansiva financiada mediante la emisión de más deuda pública. Y eso que precisamente los republicanos siempre han puesto trabas al incremento del endeudamiento estadounidense, que alcanza el 105% del PIB.

Por otro lado, ha prometido rebajar los impuesto a empresas y personas físicas, y un elevado gasto en infraestructuras. La cifra que ha puesto encima de la mesa durante la campaña electoral es de 500.000 millones de dólares. Eso sí, en esto los expertos le dan la razón: coinciden en la necesidad de renovar y modernizar el stock de infraestructuras.

Evolución de la población ocupada. Fuente: Departamento del Empleo

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