christine lagarde presidente de la banque centrale europeenne bce s adresse aux journalistes apres une reunion de politique monetaire du conseil des gouverneurs de la bce

El mercado espera ya 2024 con los brazos abiertos, y es que el nuevo año podría traer un cambio en la política monetaria de los bancos centrales. Se espera que empiecen a recortar tipos, aunque el cuándo y el alcance de las bajadas está provocando importantes discrepancias entre los expertos. Las previsiones son bastante dispares, pero hay una que ha sorprendido por lo agresiva de la misma: T. Rowe Price ha subido la apuesta al pronosticar que el Banco Central Europeo (BCE) "acabará recortando entre 150 y 250 puntos básicos".

"El BCE tiene escaso margen de maniobra", dice Thomas Wieladek, economista jefe para Europa en T. Rowe Price, que cree que el banco central que lidera Christine Lagarde "tiene ante sí la ardua tarea de calibrar cuidadosamente su política monetaria para que sea lo suficientemente restrictiva como para mantener la inflación en una senda compatible con su objetivo del 2% a medio plazo, pero no tan estricta como para provocar un estancamiento persistente".

En opinión del experto, "sin duda será un camino difícil de recorrer", aunque explica en un reciente comentario sobre las perspectivas para Europa en 2024 que "hay dos escenarios en los que cabe esperar que el BCE inicie un ciclo de recorte de tipos".

En primer lugar, argumenta, si el crecimiento es más débil de lo previsto. Y en segundo lugar, si la inflación vuelve a situarse en el objetivo del 2% más rápido de lo esperado. "A nuestro juicio, basta con que se materialice uno de estos escenarios para que el BCE recorte los tipos", apunta Wieladek.

Por ello en la gestora prefieren un posicionamiento largo en Bunds alemanes, ya que ven como "los principales beneficiarios de las bajadas de tipos en Europa". "En nuestra opinión, el BCE acabará recortando entre 150 y 250 puntos básicos, bastante más de lo que descuentan los mercados", afirma el experto de T. Rowe Price, que señala que en caso de que estas expectativas sean correctas "es probable que el euro baje frente a una amplia cesta de divisas el año que viene".

En cuanto a renta variable, dice, "los márgenes de beneficio de las empresas seguirán bajo presión mientras la coyuntura económica siga siendo débil". Así, considera que si Europa evita el estancamiento y vuelve a crecer "pueden surgir oportunidades para invertir en empresas fuertes cuyas valoraciones es probable que sigan siendo relativamente baratas".

No obstante, sus proyecciones para el Viejo Continente distan bastante de eso, al menos por ahora. En T. Rowe Price ven "muy probable" que Europa se enfrente a varios trimestres de crecimiento negativo, o al menos de estancamiento, en 2024. "La duración de este periodo dependerá de varios factores, pero lo más probable es que la zona euro sufra una recesión entre leve y media antes de volver a crecer hacia finales del año que viene", expone Wieladek.

Aunque cree que tampoco puede descartarse el riesgo de un periodo de estancamiento más prolongado, sobre todo si la política monetaria del BCE sigue siendo excesivamente restrictiva durante demasiado tiempo.

"La incertidumbre geopolítica pesará sobre el consumo y la inversión, especialmente si los precios de la energía vuelven a subir. La gravedad de este impacto dependerá de cómo respondan los gobiernos nacionales. Si la mayor parte o la totalidad de la subida de precios se traslada a los consumidores, la destrucción de demanda resultante reducirá drásticamente las presiones inflacionistas y permitirá al BCE ignorar el repunte de los precios de la energía. Sin embargo, si los gobiernos responden a la subida de precios recortando los impuestos especiales sobre carburantes, la inflación resultante podría empujar al BCE a endurecer nuevamente su política monetaria", comenta el analista de la gestora.

Además, señala que el endurecimiento de las condiciones financieras "también supone una amenaza para el crecimiento europeo", ya que "no afectan solo a los consumidores y las empresas, sino también a los gobiernos".

Sobre la inflación, Wieladek explica que "tal como están las cosas, debería empezar a bajar en los próximos meses y durante el próximo año". Cree que el "pleno impacto" del endurecimiento monetario del BCE sobre la inflación no se apreciará hasta el segundo semestre de 2024, y apunta que "en ausencia de nuevos shocks en los mercados de materias primas, la inflación podría bajar más rápidamente de lo previsto hacia el objetivo del 2% fijado por el BCE".

Aunque en T. Rowe Price opinan también que "los riesgos de que la inflación no alcance el objetivo del 2% del BCE son mayores de lo que se piensa actualmente".

INMINENTE RECORTE DE TIPOS DEL BoE

Por otro lado, Wieladek comenta la situación de Reino Unido, remarcando que "la debilidad de los datos económicos británicos apunta a un inminente recorte de tipos" por parte del Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés). Remarca también que a pesar de que el organismo que preside Andrew Bailey espera que la economía británica se estanque hasta principios de 2025, lo cierto es que ha advertido de que es "demasiado pronto" para pensar en bajar los tipos.

"En efecto, la inflación británica ha resultado ser más persistente que en otras economías. El indicador oficial del crecimiento de los salarios sigue subiendo a un ritmo cercano al 8% interanual, muy por encima del nivel necesario para que la inflación vuelva a situarse en la tasa objetivo a medio plazo", destaca el experto de la gestora estadounidense.

Sin embargo, apunta, también hay que reconocer que las encuestas sobre el mercado de la vivienda, la confianza de los consumidores, el sector manufacturero y la actividad de los servicios se sitúan en niveles históricamente compatibles con una recesión.

"El Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra tiene el mandato de mantener la inflación en el 2%, pero una política monetaria que empuje a la economía a una profunda recesión podría traducirse en un periodo prolongado con una inflación muy por debajo de la tasa objetivo, lo que es igual de indeseable que una inflación excesiva", comenta. Así pues, ve al Banco de Inglaterra, al igual que el BCE, enfrentándose a un "difícil ejercicio de equilibrismo" en 2024.

Como indica Wieladek, "el resultado de este equilibrio dependerá del mercado de trabajo". Históricamente, una vez que la tasa de desempleo ha empezado a subir como en el año pasado, no dejó de hacerlo hasta niveles mucho más altos. El Banco de Inglaterra ha pronosticado que la tasa de desempleo del Reino Unido solo subirá gradualmente, un 0,1% por trimestre, hasta tocar máximos en 5,1% el cuarto trimestre de 2026.

"En mi opinión, esto es demasiado optimista y la tasa de desempleo aumentará más deprisa de lo que espera el Banco de Inglaterra. Si estoy en lo cierto, es probable que el Banco de Inglaterra recorte los tipos más rápido de lo que el mercado prevé actualmente", concluye.

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