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"El BCE se enfrenta a un dilema". Es lo único que tiene claro el mercado de cara a la próxima decisión de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). El organismo celebrará una de sus reuniones más difíciles el 14 de septiembre, en la que 'halcones' y 'palomas' intentarán hacer prevalecer su opinión.

Sobre la mesa, dos tesis enfrentadas. Por un lado, la persistencia de la inflación, que avala un alza de 25 puntos básicos; por otro, unos débiles datos de actividad que sugieren que el Viejo Continente se aproxima hacia una desaceleración económica, lo que lleva a pensar en una pausa.

Desde el punto de vista del Índice de Precios de Consumo (IPC), y pese a las previsiones de un leve descenso, la inflación no cayó en agosto en la zona euro. El alza de los precios se mantuvo en el 5,3%, y la subyacente se moderó levemente hasta el 5,3%, pero sigue anclada en el 5% en el que lleva desde diciembre de 2022, lo que inclina la balanza hacia otra subida de tipos de interés.

En este sentido, las actas del BCE, a pesar de dejar la puerta abierta a cualquier decisión de cara a septiembre, recogen que "sería necesaria una nueva subida de tipos en septiembre si no hubiera pruebas convincentes de que el efecto del ajuste acumulativo fuera lo suficientemente fuerte como para reducir la inflación subyacente de manera coherente con un retorno oportuno de la inflación general al objetivo del 2%".

Sin embargo, también indicaron que es bastante probable que las proyecciones del personal técnico del BCE de septiembre revisaran la trayectoria de inflación lo suficientemente a la baja, hasta el 2%, "sin necesidad de otra subida de tipos de interés en septiembre".

En cuanto a la economía, la debilidad de la eurozona, que cae al ritmo más fuerte desde noviembre de 2020, es motivo de preocupación, especialmente con Alemania, la 'locomotora de Europa', ya en recesión.

Las perspectivas económicas han empeorado desde la última reunión de julio, lo que fortalece la idea de mantener los tipos en el 4,5% para evitar un desastre aún mayor.

En medio de este complicado escenario, el BCE se enfrenta a un "dilema político cada vez más grave", aseveran desde Generali Investments.

'HALCONES' FRENTE A 'PALOMAS'

La división en el seno del BCE en torno al rumbo de la política monetaria del organismo es más que evidente y ha quedado de manifiesto en las últimas declaraciones de algunos de los miembros del Consejo.

Uno de los últimos pronunciarse ha sido el 'halcón' Klaas Knot, presidente del Banco de Holanda, que ha afirmado que el mercado "tal vez" está subestimando la posibilidad de una nueva subida de los tipos de interés.

El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, es otro de los que considera que aún es demasiado pronto para pensar en una pausa en el ciclo de subidas de tipos, mientras que se ha mostrado confiado en que la mayor economía de la zona euro logrará esquivar la recesión.

Al igual que Pierre Wunsch, gobernador del Banco Central de Bélgica, quien ha aseverado que "es demasiado pronto para hablar de dejar de subir los tipos por completo. Me inclino a decir que quizás tengamos que hacer un poco más".

Isabel Schnabel, consejera ejecutiva de la institución, no ha descartado ninguna opción al insistir en que el BCE puede volver a encarecer el precio del dinero o "permitirse esperar hasta la siguiente reunión para reunir más datos sobre cómo el freno de la demanda agregada se transmite a los precios y a la fijación de salarios".

Un mensaje compartido con el gobernador del Banco de Francia, Francois Villeroy de Galhau, quien ha indicado que "nuestras opciones están abiertas tanto para esta reunión como para las siguientes", aunque ha añadido que "estamos cerca o muy cerca del punto más alto de los tipos de interés".

El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, por su parte, también cree que el ciclo de subidas de tipos de interés está ya en su "recta final", aunque ha insistido en que la decisión no está tomada.

Al igual que la presidenta, Christine Lagarde, quien, sin querer dar muchas pistas, ha recalcado la intención de "fijar tipos de interés en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr un retorno oportuno de la inflación" al objetivo del 2%.

En resumen, y tal y como afirman los expertos de Nomura, "la incertidumbre está de moda en el BCE".

LAS APUESTAS DE LOS EXPERTOS

Si en el BCE no hay una opinión común sobre qué hacer en la próxima reunión de septiembre, los estrategas tampoco se ponen de acuerdo sobre cuál será la decisión final.

Para Thomas Hempell, responsable de análisis maroeconómico y mercados en Generali Investments, "con la mayor parte de las subidas de tipos anteriores funcionando en la economía y la relajación de la inflación de los bienes básicos, la postura más dovish del BCE tendrá más argumentos para evitar una subida en septiembre".

En Oxford Economics se apoyan en la disminución de las expectativas de inflación para respaldar su afirmación de que "el BCE mantendrá los tipos en septiembre, aunque la decisión sigue siendo casi un lanzamiento al aire".

Los expertos de Nomura confían, del mismo modo, en una pausa 'hawkish' gracias a que "el impulso de la inflación subyacente se ha ido debilitando y los datos de actividad sugieren riesgos de recesión". E incluso creen que el BCE puede seguir la estela de la Reserva Federal (Fed) y optar por un modelo de "subir-saltar-subir-saltar".

Otros, como Neil Wilson, analista jefe de mercado de Markets.com, prefieren evitar 'mojarse' y se muestran "más políticamente correctos" al decir que "el BCE no sabrá hasta el día de la reunión si va a aumentar o hacer una pausa".

En el lado contrario se encuentran los analistas de Danske Bank, que se decantan por "una última subida de tipos de 25 puntos básicos debido a un impulso inflacionario todavía demasiado fuerte y a una inflación proyectada por encima del objetivo".

Ipek Ozkardeskaya, analista sénior de Swissquote Bank, también confía en que "la inflación persistente requiere al menos una subida más de tipos por parte de BCE". Además, estima que puede "anunciar una reducción más rápida de su balance, o el fin de la remuneración de las reservas mínimas de los bancos para endurecer las condiciones financieras".

Mientras que Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM, es un poco más cauto y reconoce que "nuestra visión de una última subida de 25 puntos básicos pende ahora de un hilo, pero esta posibilidad nos sigue pareciendo más material de lo que el mercado está dispuesto a valorar".

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