• Las suspensiones de cotización seguirán siendo un caos porque el supervisor puede hacer lo que quiera
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El presidente de la CNMV, Sebastián AlbellaAPIE

Entre la vorágine informativa de la semana pasada (Venezuela, el taxi, Fitur, la tragedia de Totalán, etc.), ha pasado desapercibida una noticia crucial para los mercados: la CNMV ha relajado todavía más las exigencias de transparencia a las empresas cotizadas. Ya no será necesario que hagan pública de forma inmediata la información relevante sino "tan pronto como sea posible". Es decir, cuando quieran.

La comunicación de información relevante y la lucha contra la información privilegiada son las dos grandes asignaturas pendientes de nuestro mercado. La CNMV, que este año cumple 30 años, sigue sin tener unas normas claras sobre qué se debe comunicar y cuándo, ni sobre cuándo se suspende de cotización un valor. Lo cual da pie a situaciones inexplicables como la de Mediaset en septiembre. Y lo que es peor, que los que se aprovechan de saber las cosas antes que los demás -que son bastantes- sigan actuando impunemente porque el supervisor nunca les pilla pese a los bandazos de los precios. "Son rumores", como decía Raffaella Carrá.

Y, en vez de avanzar para tratar de solucionar estas graves carencias, vamos hacia atrás. Hasta ahora, las empresas debían comunicar su información relevante de inmediato, al menos sobre el papel. Pero ahora ni eso: podrán hacerlo cuando consideren conveniente, según comunicó el supervisor que preside Sebastián Albella. Ancha es Castilla.

La CNMV sostiene que le obliga una nueva norma europea que deroga la española. No obstante, hay países donde la exigencia es mucho más alta, como Reino Unido (que sigue perteneciendo a la UE).

Respecto a las suspensiones de cotización, es verdad que no se puede hacer una norma que abarque todos los supuestos posibles, pero sí unos criterios generales para que todo el mundo sepa a qué atenerse. Pues nada de eso. Podrá suspender "cuando lo estime necesario". Y aquí paz, y después gloria.

ALBELLA EMPEZÓ BIEN PERO VA CUESTA ABAJO

Es una lástima esta deriva que ha tomado el mandato de Albella, que empezó de forma muy prometedora. Para variar, se ponía al frente del supervisor del mercado a alguien que sabía de mercados, e hizo una apuesta inmediata por la internacionalización y el uso del inglés. Incluso quiso liderar la candidatura de Madrid para atraer a las entidades que huían del Brexit. Fracasó por las peleas entre administraciones y por el no de Montoro a dar ventajas fiscales.

Su gran prueba de fuego fue la caída del Banco Popular, y ahí estuvo valiente al no prohibir los cortos porque no eran los culpables del desplome. Pero, acto seguido, no fue capaz de mantener esa valentía con Liberbank y creó un agravio comparativo evidente. En este mismo caso, otra actuación muy grave fue no exigir a Saracho que diera una información detallada de la subasta que había puesto en marcha, lo que generó una grave asimetría entre los inversores que estaban al tanto (los representados en el consejo) y los que no.

Banco Popular, Liberbank, Mediaset, Borrell, Villarejo y el retoceso en transparencia cuestionan seriamente la presidencia de Albella

A partir de ahí, todo ha sido cuesta abajo, con momentos tan bochornosos como la ocultación de la sanción al ministro Borrell por su actuación en Abengoa a la vez que hacía pública la de Telepizza.

O, volviendo al Popular, la publicación de un informe que acusa a Ron de falsear las cuentas precisamente para desviar el foco lejos del supervisor... cuando en el caso Bankia su argumento de defensa es que no tiene competencias para revisar las cuentas de la banca, que eso es cosa del Banco de España. Aunque es verdad que entonces no estaba Albella. Y no vamos a hablar del (des)gobierno corporativo, de nuevo puesto en solfa con el caso Villarejo, porque eso daría para un libro.

Salir de una espiral tan negativa no es fácil, como demostró en su día su antecesor Manuel Conthe o el ínclito exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Pero esperemos por el bien del mercado español que Albella se dé cuenta de que va por un rumbo equivocado y sea capaz de revertirlo. Nos jugamos mucho en ello.

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