• El supervisor tiene que responder por la información asimétrica y los cortos
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Sebastián Albella (presidente de la CNMV) en un curso de la APIEUIMP

El viernes pasado, la CNMV se marcó 'un Puigdemont': como ocurrió con la independencia ilegal de Cataluña, Sebastián Albella anunció la apertura de un expediente al Banco Popular en la etapa de Ángel Ron por falsedad en las cuentas de 2016... para suspenderlo inmediatamente hasta que haya resolución firme (esto es, del Supremo) sobre el caso en los tribunales. Es decir, durante años. ¿Para qué abrir un expediente que no sirve de nada? Hay varias teorías, pero la más creíble es que pretende tapar sus responsabilidades en el hundimiento del banco.

El informe de la CNMV es muy duro con los gestores del banco, ya que considera que tuvieron "intencionalidad" de falsear la verdadera situación del banco o que no hicieron nada por evitar su ocultamiento, e incluso va en contra de la versión oficial de que el Popular era un banco solvente que tuvo que ser intervenido por un mero problema de liquidez, como revela hoy Bolsamanía.

Mucha gente en el mundo financiero sostiene que detrás del anuncio se encuentra la voluntad de la CNMV de presionar a la Audiencia Nacional para que impute a Ron y a su equipo por falsedad contable al proporcionarle un informe forense gratis (y sin pedirlo) que fundamenta esa acusación. Para ello, cae incluso en la contradicción de decir que "la CNMV tiene el deber de comprobar que la información financiera que remiten los emisores de valores cumplen con la normativa contable"... cuando en el 'caso Bankia' ha alegado justo lo contrario, que ella no tiene que revisar las cuentas de los bancos porque esa es la tarea del Banco de España.

Los hay peor pensados que sostienen que, con esto, pretende contrarrestar el informe de los peritos del Banco de España que, presumiblemente, va a negar que hubiera delito. No en vano, la nueva subgobernadora, Margarita Delgado, fue la responsable de inspeccionar al Popular cuando suspendió los test de estrés e hizo la ampliación de 2012.

LA CNMV QUIERE APARECER COMO VÍCTIMA

Pero, ¿por qué tanto interés en dar armas al sustituto de Andreu (que deja el juzgado) y en llevar la contraria al Banco de España? A primera vista, esta historia ni le va ni le viene a la CNMV. La respuesta es que sí le va y le viene. El supervisor bursátil protagonizó varios episodios decisivos en el final del Popular y, según esta teoría, con este informe pretende tapar esas responsabilidades desviándolas hacia la entidad, que mintió en sus resultados. "Señor juez, yo también fui engañado".

¿Cuáles son esos episodios? El más conocido fue la decisión de Albella de no prohibir los cortos (posiciones bajistas) pese a las reiteradas peticiones de los accionistas. Para justificarla, emitió otro informe en el que defendía con datos de mercado que el desplome de la acción no fue culpa de estos inversores -que ya habían tomado posiciones antes-, sino de los alcistas que huyeron despavoridos. El problema aquí no es esa medida, sino que no hiciera lo mismo con Liberbank después. Un doble rasero y un agravio comparativo evidente.

ASIMETRÍA DE INFORMACIÓN Y FALSAS EXPECTATIVAS

Pero hay más puntos oscuros. La más grave, sin duda, fue no exigir a Saracho que diera una información detallada de la subasta que puso en marcha (y que quedó desierta porque nadie ofrecía un precio positivo) o de los preparativos para una macroampliación de capital. En aquellos días de furia, el secretismo en el banco era total, y la información llegaba mediante noticias de prensa que no siempre eran totalmente precisas. Albella se limitaba a exigir respuestas al Popular que llegaban en forma de desmentidos... que en realidad no desmentían (solo detalles, pero no la información principal).

Esto dio pábulo a los rumores y permitió una asimetría de información entre los inversores que estaban en el ajo (por ejemplo, los accionistas representados en el consejo) y los que no.

Finalmente, también permitió que diferentes instituciones, empezando por el propio Gobierno, dijeran públicamente que el Popular era un banco perfectamente solvente y no había ningún problema pocos días antes de su resolución. Esto llevó a engaño a algunos inversores, como el chileno Luksic, que compraron creyendo que no había ningún peligro y que esos precios eran un chollo. Lo perdieron todo. Y la CNMV no dijo ni pío.

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