• Tras la dimisión del Gobierno, Conte intenta otra coalición para evitar las elecciones
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Giusseppe Conte

El Gobierno italiano dimitió ayer, como se esperaba y se abren grandes incertidumbres: el escenario más probable parecen nuevas elecciones en febrero, pero Giusseppe Conte buscará una coalición con el Partido Democrático para evitarlas. Pese a estas dudas y a las caídas en las bolsas europeas, el bono italiano reaccionó al alza en precio (su rendimiento cayó a su nivel más bajo desde octubre de 2016), lo cual demuestra que no hay demasiado miedo. Pero la crisis italiana es otra amenaza que se suma al Brexit, Argentina, la curva de tipos invertida en EEUU o la guerra comercial.

La dimisión de Conte no pilló por sorpresa a nadie y, en todo caso, los inversores llevan años acostumbrados a la inestabilidad política italiana, con frecuentes cambios de Gobierno. "La economía italiana funciona al margen de la política", se suele decir, algo que empieza a pasar también en España, donde nos estamos acostumbrando a tener siempre Gobiernos en funciones.

Sin embargo, una cosa es que los mercados esperasen esta crisis y otra que no tenga riesgos: "Los bancos italianos no se han recuperado de la crisis crediticia, y estas entidades tienen una exposición masiva a los bonos gubernamentales, que probablemente estarán presionados por la incertidumbre política. Las noticias políticas italianas no son un shock, pero en cualquier caso socava la confianza de los inversores", según David Madden, de CMC Markets.

UNA LARGA LISTA DE AMENAZAS

Ese es el gran problema: que Italia se suma a la larga lista de riesgos e incertidumbres a los que se enfrentan los mercados este verano. Ayer mismo, Boris Johnson envió una carta al presidente del Consejo Europeo pidiendo renegociar el acuerdo del Brexit, pese a que Bruselas ya rechazó tres propuestas similares de Theresa May. Y no olvidemos que Alemania ha registrado crecimiento negativo del PIB, que puede extenderse al resto de Europa.

En EEUU, la curva de tipos se ha invertido, lo que siempre ha anticipado una recesión pese a que las fuerzas vivas del país han salido en tromba a negar la proximidad de una crisis. En todo caso, Trump ha redoblado la presión sobre la Reserva Federal para que baje tipos, por lo que la reunión de banqueros centrales esta semana en Jackson Hole cobra una enorme importancia. Y aunque el presidente de EEUU haya relajado un poco la guerra comercial, la devaluación del yuan tendrá consecuencias y podemos tener nuevos episodios en cualquier momento.

Y no nos olvidemos de algo que a Wall Street no le importa demasiado pero aquí nos afecta mucho: Argentina. El presidente peronista in pectore, Alberto Fernández, reconoció ayer que no va a poder pagar el crédito de 57.000 millones al FMI, con lo que los bonos volvieron a caer.

¿PUEDE SUBIR LA BOLSA CON ESTE PANORAMA?

Con todo esto, se antoja bastante complicado que las bolsas sigan recuperando como si tal cosa; otra cosa son los bonos, que tienen el respaldo de las nuevas compras que se espera que acometa el BCE. El martes ya se dieron la vuelta y es posible que vuelvan a probar los mínimos del jueves, en la zona de 8.400 del Ibex (o incluso que se vaya hasta los 8.300, el soporte crítico).

Será allí donde se dispute la batalla definitiva. Hay motivos para pensar que el soporte aguantará: las bajas valoraciones, los elevados dividendos, el apoyo al mercado de la Fed y el BCE -que estudia comprar acciones-, el dinero que estaba esperando para entrar en bolsa o la falta de alternativas. Pero lo que definitivamente parece poco realista es esperar un 'rally' hasta que empiece a aclararse un poco el panorama.

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