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La inteligencia artificial está de moda. La creciente popularidad de los chatbots y otras soluciones similares parece que han hecho despegar del todo a este sector. Gigantes tecnológicos han acelerado sus planes para no perderse un tren de más de 570.000 millones de dólares como es el de la publicidad digital. Pero no solo se reduce a eso. Telecomunicaciones, medicina, medios de comunicación, seguridad… son muchos y diversos los sectores atravesados por la inteligencia artificial. “Va a cambiar el ecosistema tecnológico e impactará en los mercados y en las economías”, sentencian desde Morgan Stanley Research.

“Si tenemos en cuenta la difusión de la tecnología con un potencial real de impacto en el mercado, la IA generativa es un serio competidor”, afirma Edward Stanley, responsable de investigación temática de Morgan Stanley en Europa.

La alteración de los motores de búsqueda ha sido uno de los principales temas de conversación. Numerosos analistas señalan que tecnologías como ChatGPT son la primera amenaza real para Google en décadas y, a juzgar por los movimientos de los gigantes de Silicon Valley, los tiburones han olido sangre. Microsoft continúa incrementando su inversión en OpenAI y planea incorporar ChatGPT a Bing, mientras que Baidu, Google y otros gigantes están tratando de recortar la distancia.

Con todo, los analistas de Morgan Stanley no creen que, en el corto plazo, los recientes avances de la IA vayan a poner en peligro el estatus de los principales proveedores de búsquedas. En la actualidad, indican, el coste de ejecutar consultas de búsqueda con la principal aplicación de IA de lenguaje generativo es siete veces superior al de la principal opción de búsqueda de pago, debido a la intensidad computacional.

“La principal preocupación es cuánto tendrán que pagar los actuales líderes del sector para que su IA interna sea competitiva”, afirma Brian Nowak, analista de Internet en Estados Unidos para Morgan Stanely, al tiempo que señala que “las empresas siguen aumentando sus inversiones en IA, lo que podría dar ventaja a los líderes con más capacidad y voluntad de invertir”.

Según señala la firma neoyorquina, las 10 empresas privadas más valiosas que ofrecen IA generativa tienen un valor colectivo de unos 30.000 millones de dólares, un nivel ya demasiado alto para algunos inversores de capital riesgo. “Como resultado, muchos inversores están buscando 'lo próximo', cambiando su enfoque hacia, por ejemplo, aplicaciones de IA dirigidas a la moderación de contenidos”, explican.

Sin embargo, no todo es de color rosa. Las transformaciones tecnológicas traen cambios culturales y económicos positivos, pero también su considerable número de retos a los que hacer frente. Uno de ellos, indican desde Morgan Stanley, es el efecto que tendrán sobre los trabajos de oficina o administrativos.

Por un lado, estos expertos creen que las “grandes esperanzas” directivas de ahorro de costes (por ejemplo, mediante el uso de IA generativa para escribir correos electrónicos o crear imágenes para materiales de marketing) se verán atenuadas por “el alto precio por carácter producido”. “Además, las actualizaciones de hardware necesarias requieren más de un año de plazo en algunos casos”, añaden.

Por otro, la precisión que requiere este tipo (y otros) de trabajos representa un problema adicional. “La validación manual necesaria para las herramientas de creación de contenidos mediante IA debería limitar las interrupciones, ya que los humanos se encargan de estas tareas por el momento. A largo plazo, la cuestión de hasta qué punto la IA puede mejorar la productividad o reducir los costes sigue sin resolverse desde el punto de vista económico", afirma Nowak.

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