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Los valores tecnológicos han sido unos de los grandes protagonistas del mercado bursátil desde los años 90. Las distintas innovaciones, como el avance de los ordenadores portátiles o de los teléfonos inteligentes, impulsaron la inversión en el sector hasta el 2% del PIB de Estados Unidos a medida que las nuevas tecnologías se iban adaptando y permeando en la economía y en la sociedad en su conjunto. En los últimos meses, la inteligencia artificial (IA) ha dado un gran impulso al sector y los expertos creen que esta tecnología podría tener un impacto aún mayor en el PIB estadounidense y alcanzar los 200.000 millones de dólares en inversiones en 2025.

Así lo creen Joseph Briggs y Devesh Kodnani, economistas de Goldman Sachs, los cuales destacan que la IA, especialmente la generativa, tiene la capacidad de revolucionar por completo nuestras economías. Según estos estrategas, esta rama de la IA podría aumentar la productividad laboral mundial "en más de un punto porcentual al año" en la década siguiente a su uso generalizado.

Esta tesis no es nueva. Según explica la consultora McKinsey and Company en su informe ‘The economic potential of generative AI: The next productivity frontier’, la IA generativa podría sumar entre 2,6 y 4,4 billones de dólares de productividad anual en todo el mundo. Excluyendo esta rama de la inteligencia artificial, los casos de uso de la IA y la analítica podrían sumar anualmente entre 11 y 17 billones de dólares anuales. Añadiéndola, podría aumentar entre un 15% y un 40%.

La consultora neoyorquina también destaca que la productividad de los trabajadores podría aumentar entre un 0,1% y un 0,6% anualmente hasta 2043 y, además, las capacidades actuales de la IA generativa y otras tecnologías tienen el potencial de automatizar numerosas actividades laborales que hoy absorben entre el 60% y el 70% del tiempo de los trabajadores.

Sin embargo, para llegar a este escenario "soñado" por algunos expertos, las empresas tendrán que realizar "importantes inversiones iniciales en capital físico, digital y humano" para "adquirir e implantar nuevas tecnologías y remodelar los procesos empresariales". Según Goldman Sachs, esos 200.000 millones en inversiones llegarían "probablemente antes" de que la adopción masiva y el aumento de la eficiencia de la IA empiecen a generar "importantes incrementos de la productividad".

Es por ello, destacan Briggs y Kodnani, dado que la inversión relacionada con la inteligencia artificial "está aumentando desde un punto de partida relativamente bajo", que es "probable" que esta tecnología "tarde unos años en tener un impacto importante en la economía".

"Estados Unidos, por su parte, se sitúa como líder del mercado en tecnología de IA, y las empresas estadounidenses serán probablemente las primeras en adoptarla. Aunque también podría producirse un efecto similar en otros líderes de la IA (como China), el impacto de la inversión será probablemente menor y más tardío", explican.

A largo plazo, si se cumplen plenamente las previsiones de crecimiento de la IA para los próximos 3 años de Goldman Sachs Research, la inversión relacionada con la IA podría alcanzar un máximo del 2,5 al 4% del PIB en EEUU y del 1,5 al 2,5% del PIB en otros países líderes en el desarrollo de esta tecnología.

MÁS INTERÉS Y MÁS RÁPIDO

Estos expertos destacan que, aunque el calendario del ciclo de inversión en IA es difícil de predecir, las encuestas empresariales sugieren que es probable que empiece a tener un impacto inversor en la segunda mitad de esta década. La adopción más temprana sería por parte de las grandes empresas de servicios de información y profesionales, científicos y técnicos.

Pese a que la adopción generalizada de esta tecnología podría retrasarse más de lo deseado, el interés del mercado por la IA sigue creciendo a pasos agigantados. Según datos de Goldman Sachs, más del 16% de las empresas del Russell 3000 mencionan explícitamente el potencial de la IA en sus presentaciones de resultados frente a menos del 1% de esas mismas compañías en 2016. Aproximadamente, añaden, la mitad de ese aumento se produjo tras el lanzamiento de ChatGPT en el cuarto trimestre de 2022.

"Las investigaciones previas de nuestros economistas han demostrado que estas menciones tienden a predecir aumentos en el gasto de capital de las empresas. Incorporando esa información, junto con las previsiones de crecimiento de los ingresos de nuestros analistas de renta variable para las principales empresas expuestas a la IA, Goldman Sachs Research estima que la inversión en IA podría acercarse a los 100.000 millones de dólares en EEUU y a los 200.000 millones en todo el mundo para 2025", apuntan.

Sin embargo, a pesar de este crecimiento extremadamente rápido, agregan Briggs y Kodnani, es "probable" que el impacto a corto plazo en el PIB sea "bastante modesto", dado que la inversión relacionada con la IA "representa actualmente una parte muy baja del PIB estadounidense y mundial".

CUATRO SEGMENTOS CLAVE PARA LA INVERSIÓN

Del mismo modo, el informe de Goldman Sachs subraya cuatro sectores en los que la inversión se multiplicará rápidamente en los próximos años. En concreto, estos expertos han identificado entre los principales vencedores a corto plazo a las empresas que entrenan y desarrollan modelos de IA, así como a las compañías que suministran la infraestructura (por ejemplo, centros de datos) para ejecutar aplicaciones de IA o empresas que desarrollan software para ejecutar aplicaciones habilitadas para IA, además los usuarios finales de las empresas que pagan por esos servicios de software e infraestructura en la nube.

"Nuestros economistas prevén que la inversión en IA proceda en gran medida de la inversión en hardware para entrenar modelos de IA y ejecutar consultas de IA, así como de un mayor gasto en software habilitado para IA. Aunque hasta ahora la inversión en IA se ha centrado en el desarrollo de modelos, es probable que sea necesario un impulso mucho mayor en hardware y software para que la IA generativa se extienda", destacan desde la firma neoyorquina.

Por otra parte, estos expertos se muestran más prudentes a la hora de pronosticar la expansión a otros sectores, aunque coinciden en que los efectos macroeconómicos "más amplios" relacionados con la IA todavía tardarán unos años en llegar si se toman como referencia los avances tecnológicos anteriores. "Los efectos sobre la productividad del motor eléctrico y el ordenador personal sólo aparecieron en los datos macroeconómicos cuando aproximadamente la mitad de las empresas estadounidenses habían adoptado la tecnología", apuntan.

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