ep menhires de un yacimiento de ayamonte huelva
IU AYAMONTE.

Tras la toma de poder por parte de los talibanes, producida este lunes, en el país afgano naciones como China o Rusia se encuentran estableciendo relaciones con el nuevo Gobierno con el fin de impulsar nuevos proyectos en el territorio.

Afganistán ha evaluado que puede tener alrededor de 1,4 millones de toneladas de lantano, cerio, neodimio, litio, etc. Dicho volumen se valoraría entre 853.565 millones y 2,5 billones de euros. Sin añadir otras materias primas como el cobre, del cual posee unas 60 millones de toneladas, además 2.200 millones de toneladas de hierro, además de tener vetas de aluminio, oro, plata, zinc y mercurio.

Por esa diversa cantidad de recursos, el país se ha puesto en el punto de mira de Rusia, China e incluso Pakistán. El país asiático ya ha comenzado a establecer contacto con el Gobierno talibán para tener "relaciones de buena vecindad, amistad y cooperación con Afganistán", según ha dicho una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino. Puesto que para la segunda mayor economía a nivel mundial dicho territorio se podría volver un objetivo clave de inversión.

Pues si China se hiciese con los yacimientos de Afganistán ello supondría una gran ventaja frente a su competencia con Estados Unidos y Europa. Actualmente, se mantiene como líder en la cadena de suministros mundiales de tierras raras, controlando el 90% del procesamiento de materias primas.

Los beneficios de esa posible relación para Afganistán, según ha planteado este domingo el periódico chino, en su versión inglesa, 'The Global Times'; "podría ser que Pekín participarse en la reconstrucción durante la posguerra y proporcionar inversiones para ayudar al desarrollo futuro del país".

Mientras otros competidores estratégicos como Rusia se mantienen precavidos respecto al Gobierno talibán pero, en palabras del enviado presidencial ruso en el país, consideran a los nuevos mandatarios afganos "mucho más capaces de llegar a acuerdos que el gobierno títere de Kabul".

El interés de Pakistán se encuentra en la posibilidad de la nueva fuerza de su vecino le dé mayor influencia y ventajas en la región, puesto que ambos países han mantenido los mismos valores islámicos. El jefe del partido islamista pakistaní Jamaat-e-Islami, Siraj ul Haq, ha considerado la toma de la nación vecina por parte de los talibanes en un discurso como una "victoria histórica sobre una superpotencia".

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