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La aparición por sorpresa del ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohammad Javaz Zarif, no ha dejado indeferente a nadie. Su llegada a Biarritz ha eclipsado a todos los asistentes, ya que esta visita no estaba plasmada en el orden del día. Pero se trata de un 'as' que se guardaba Macron, ya que ha sido una iniciativa gala adoptada el sábado por la noche al constatarse en la cena informal de líderes del G7 que "había elementos que permitían una buena convergencia", según informaron fuentes diplomáticas francesas.

Sin duda Macron se ha tomado muy en serio su papel como anfitrión del Grupo de los 7 y ha querido dar un paso más allá con el objetivo de acercar posturas y aliviar tensiones en la guerra nuclear. Este domingo por la tarde se encuentra reunido con su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian.

Las mismas fuentes han confirmado que Zarif no tiene previsto reunirse con representantes de Estados Unidos en Biarritz, y se limitó a señalar que Francia "actúa según sus propios criterios" y lo hace "con total transparencia".

El pasado 31 de julio EEUU anunció que sancionaba a Zarif por ser el "principal portavoz del régimen en todo el mundo" lo que, en la práctica, excluye al jefe de la diplomacia iraní de cualquier hipotético futuro diálogo entre Washington y Teherán.

La posibilidad de que el dirigente iraní se reúna personalmente con el presidente francés, Emmanuel Macron, como ya hizo el pasado viernes en el Palacio del Elíseo, todavía sigue en el aire, reconocieron las fuentes oficiales.

El objetivo de la repentina visita es continuar las conversaciones entabladas entre Francia e Irán con el objetivo de evitar una escalada bélica

Francia insistió en que Zarif "no está invitado el G7" y que su presencia en Biarritz obedece únicamente a que Le Drian se encuentra en la ciudad para participar en la cumbre.

DESENCUENTRO EN LA CRISIS IRANÍ

Durante la reunión de este domingo por la mañana en la que han participado los representantes de las siete economías más industrializadas, la crisis iraní ha marcado el primer desencuentro en esta cumbre. Por un lado, varios medios de comunicación aseguraban que Emmanuel Macron había sido designado por sus socios del G-7 como mediador para gestionar la escalada de tensiones entre EEUU e Irán pero, por otra parte, su homólogo estadounidense se apresuró a desmentir tal cometido.

TRas este malentendido, el presidente francés ha explicado ante los medios que, efectivamente, se trataba de un malentendido. “El G-7 es un club informal, no se ha dado ningún mandato. Lo que concluimos el sábado fue que cada uno continuará actuando por su lado”, explicó Macron, antes de añadir que “ningún miembro del G-7 quiere que Irán pueda tener armas nucleares, y todos nos preocupamos por la estabilidad de la región”.

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