• La alternativa es emitir bonos convertibles para inversores institucionales
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Ron, Saracho y LarenaArchivo Bolsamanía
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El show de Emilio Saracho debe seguir adelante. Pese a que tomó las riendas de la entidad en febrero, la verdadera presidencia en Banco Popular del histórico banquero de inversión comienza este lunes con la celebración de una Junta General de Accionistas ordinaria. En ella se pretende aprobar las cuentas de la entidad, así como la renovación del consejo de administración de la entidad que se realizó, de forma inesperada, tras la pasada junta de febrero en el primero consejo que presidió Saracho.

En esa reunión, el nuevo jefe del banco incorporó a dos ilustres profesionales de prestigio al máximo órgano de gobierno de Popular. Se trata de Antonio González-Adalid, presidente de Cartera Rea, el holding inversor de Juan Luis Arregui (fundador de Gamesa) y la familia Loizaga (Mercapital). También ha entrado en la mesa de Saracho el expresidente de Deloitte, Carlos González. Junto a estos dos consejeros, el nuevo presidente ha fichado para el banco al exanalista de banca de JPMorgan, José Cerezo, y al exdirector financiero de Telefónica, Miguel Escrig, ambos llamados a jugar un papel relevante en el futuro Popular.

Un futuro próximo que está marcado por la necesidad de captar nuevos inversores y levantar capital. El principal frente para Popular en los próximas semanas es dar solución al problema de solvencia y debilidad en sus cimientos de capital que se ha generado tras los resultados de 2016 y la reciente reformulación de las cuentas de la entidad. La entidad, bajo la dirección de Ángel Ron y Pedro Larena, registró unas pérdidas de 3.485 millones de euros. Pero la semana pasada, Saracho volvió a ahondar en el herido balance de Popular con una reformulación de las cuentas que deja en evidencia operaciones como la financiación de la compra de acciones por empleados o créditos dudosos a determinados clientes. También ha obligado a replantear las cuentas la exposición del banco en la reestructuración de Abengoa, donde ha pasado a ser accionista destacado junto a otros bancos como Santander, Caixa, Bankia o Sabadell.

Tras los últimos ajustes, el ratio de capital de Popular se situará entre el 11,7% y el 11,85%, de acuerdo con las propias estimaciones del banco, comparado con el 12,33% del mes de enero y con el 11,37% requerido por los supervisores. Los cimientos de capital han quedado dañados a pesar de que se encuentran aún por encima de los mínimo regulatorios. La agencia de calificación S&P bajó el viernes el rating a largo plazo del banco desde B+ a B, lo que supone ahondar el niveles de ‘bonos basura’ o no apto para la inversión. Pero es precisamente inversión lo que necesita Saracho para el nuevo Popular y destapar el estado de las negociaciones para incorporar nuevos socios al banco. Los actuales, encabezados por la Sindicatura (fundadores y directivos), la aseguradora alemana Allianz, el banco francés Credit Mutuel o la familia mexicana Del Valle, se han presentado como incapaces hasta ahora de resolver la situación de debilidad de capital.

Por eso Saracho lleva meses de negociaciones con distintos inversores nacionales y extranjeros. Banco Santander, a través de varios de los fondos de la gestora, es uno de los principales institucionales menos conocidos en Popular con más de 30 millones de euros invertidos, según datos de Finect. La antigua casa de Saracho es, además, uno de los potenciales candidatos de los analistas para hacerse con Popular en una hipotética operación corporativa. Su buena relación con Ana Botín viene de lejos. El actual presidente de Popular fue nombrado director general del área de banca corporativa en el Santander a finales de los años 80, casi a la vez que Botín, fue y uno de los directivos clave de la época junto a Rodrigo Echenique o Matías Rodríguez Inciarte, entre otros.

Tampoco escapan a los ojos de los analistas las buenas relaciones de Saracho con la mayor fortuna de España, Amancio Ortega, así como de su círculo de confianza formado por José Arnau y Pablo Isla. Esta conexión, explícita por la presencia del presidente de Popular en el consejo de Inditex, puede ser una de las claves del regreso de Ortega a la inversión en bolsa española, después de que vendiese su anterior participación en Popular tras la fusión con Banco Pastor, del que fue accionista. Desde Pontegadea no se han pronunciado al respecto, si bien fuentes cercanas al holding de Ortega han descartado en el pasado esta posibilidad porque sus inversiones se centran en el inmobilario.

La presencia en el nuevo consejo del banco de González-Adalid, hombre de confianza de Cartera Rea, abre también posibilidades de inversiones de varias grandes fortunas españolas. Las necesidades de capital del banco oscilan entre 2.500 y 5.000 millones (más que su capitalización actual), pero la fórmula de inyección -con nuevas acciones o convertibles- será clave para testar el respaldo del mercado y los actuales accionistas. Banco Popular ha realizado dos ampliaciones por más de 5.000 millones de euros en los últimos cinco años. En concreto, una la llevó a cabo en noviembre de 2012 por un importe superior a 2.500 millones y la segunda fue el pasado mes de mayo por un importe en torno a 2.505 millones. Ambas operaciones tenían como objetivo “reforzar su balance y asegurar la rentabilidad futura de la entidad”, según justificó el grupo bancario. Además, los dividendos fueron suprimidos.

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