ep archivo   una factura del consumo de luz
Eduardo Parra - Europa Press - Archivo

Que el bolsillo del consumidor lleva meses notando la subida de los precios es evidente. Y que queda claro que el encarecimiento de la vida y de los productos no ha acabado aquí, también. La guerra de Ucrania ha agravado la situación, con el precio de la energía registrando un alza imparable como una de sus consecuencias, provocando a su vez una merma en la capacidad de gasto de los ciudadanos europeos y el lastre que esto puede suponer para una economía que parecía que empezaba a remontar tras el embiste de la pandemia.

La guerra impulsará aún más los precios de la energía en Europa, que ya son altos, apuntan desde Euler Hermes, que esperan un aumento del 30% en la factura energética durante este año. Según se recoge en su último informe sobre el coste energético de la guerra de Rusia y Ucrania para los hogares europeos, los hogares británicos y alemanes serán los más afectados por el aumento de los costes energéticos.

Para 2022, calculan una factura de energía total por hogar de 3.400 euros en Alemania, más de 3.000 euros en Reino Unido, de 2.800 en Francia y de algo menos de 2.000 en Italia y España. Los hogares de bajos ingresos serán los más afectados por el aumento de los precios del petróleo y el gas, ya que sus facturas de energía tienden a representar una mayor parte del consumo, que va desde alrededor del 5% en Francia y España hasta el 6,5% en Italia, más del 7% en Reino Unido y cerca del 8% en Alemania, donde los precios de la energía son los más altos de Europa.

De hecho, señalan que la renta disponible de los hogares de Reino Unido y Alemania podría caer 3 y-2 puntos porcentuales, respectivamente, en comparación con 1,5 puntos en Francia, Italia y España. En comparación con la situación anterior a la guerra, para el consumidor medio, esto representa una pérdida adicional de renta disponible de 2 puntos porcentuales en Reino Unido, 1,5 puntos porcentuales en Alemania y 1 punto porcentual en Francia, Italia y España.

MÁS MEDIDAS DE APOYO ESTATAL

"El exceso de ahorro acumulado durante la crisis sanitaria del Covid-19 no será suficiente para absorber la reducción de ingresos de las facturas de energía más altas", aseguran en Euler Hermes. Estiman que sin más medidas de apoyo estatal, la reducción resultante en el gasto de los consumidores podría reducir el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en 0,6 puntos porcentuales en Reino Unido, 0,5 puntos en Alemania y 0,4 puntos en Francia, Italia y España. En el peor de los casos, el coste sobre el crecimiento del PIB de un menor gasto de los consumidores podría llegar hasta 1,1 puntos porcentuales.

"En este contexto, es fundamental limitar el impacto sobre los ingresos al nivel anterior a la guerra", lo que requerirá medidas de apoyo estatal adicionales de más de 20.000 millones de euros en Alemania, 14.000 millones en Reino Unido, 17.000 millones en Francia y cerca de 10.000 millones en Italia y España.

Es cierto que los gobiernos europeos ya han llevado a cabo una serie de medidas para mitigar el golpe de los precios más altos de la energía a los hogares, en particular a los más desfavorecidos y vulnerables. En total, el apoyo directo e indirecto ha sido más alto en Francia e Italia, seguido de España y Reino Unido, mientras que Alemania sigue rezagada por ahora. También existen medidas de apoyo fiscal, aunque el alcance y la escala han variado entre países.

"Responder rápidamente al rápido aumento de los precios de la energía plantea un dilema clásico para los gobiernos, es decir, el equilibrio entre la simplicidad/rapidez de la implementación y la orientación correcta de los necesitados. Los subsidios directos a los hogares son un buen ejemplo. Si se basan en umbrales de ingresos, por ejemplo, difícilmente reflejan las necesidades de movilidad y calefacción de los beneficiarios. El impacto de otras medidas en la evolución de los precios es difícil de medir. Los recortes del IVA, por ejemplo, podrían transmitirse de manera imperfecta a los precios de venta y correr el riesgo de ser parcialmente absorbidos por los márgenes de beneficio de las empresas de distribución de energía que ya son rentables, en lugar de llegar a los hogares más pobres", explican.

Por otro lado, "los topes de precios son costosos y desdibujan las señales de precios, dejando pocos incentivos a los consumidores para ajustar las cantidades que consumen. Además, los topes de precios podrían aumentar significativamente la deuda pública si las empresas de distribución de energía son propiedad del estado y sufren pérdidas significativas para ofrecer precios regulados", añaden.

Dadas estas limitaciones, ¿han sido efectivas las medidas para frenar la inflación y amortiguar los ingresos? "Si el shock de los precios de la energía es temporal, estas medidas podrían ayudar a evitar una fuerte volatilidad y un sobreimpulso de la inflación que pesaría sobre la confianza de los consumidores y supondría un lastre para el consumo futuro, además de limitar la pérdida de poder adquisitivo", afirman. Por el momento, algunos gobiernos ya han anunciado la prolongación de las medidas (el tope de precios del 4% hasta fin de año en Francia, extensión de las exenciones fiscales hasta junio en España) mientras que otros (Alemania) anunciaron la voluntad de aumentar el apoyo fiscal.

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