• El 'boom' de las exportaciones representa una variación económica clave en la última década
  • El 65% de las ventas de las empresas del Ibex en 2016 fue en mercados internacionales
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Gamesa es un ejemplo de empresa exportadora, ya que vende sus aerogeneradores en todo el mundo
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Casi 10 años. Es el tiempo que le ha costado a España recuperar el Producto Interior Bruto (PIB) previo a la crisis. Con semejante referencia temporal, las alusiones a la 'década perdida' resultan inevitables. Aunque en algunos aspectos del tejido económico español la década no ha sido tan decepcionante.

España finalmente recupera el nivel de Producto Interior Bruto (PIB) previo a la crisis este año casi una década después ¿Pero ha sido realmente una década pérdida? La respuesta depende de hacia dónde se mire. Las reformas estructurales de España y los procesos de ajustes de costes han aumentado de manera notable la competitividad y han provocado un 'boom' para los exportadores, al mismo tiempo que han finiquitado un modelo insostenible de crecimiento. Sin embargo, el desempleo sigue siendo mucho más alto que hace diez años y los trabajadores españoles son ahora más pobres que hace una década.

Es la opinión de Ángel Talavera, economista sénior especializado en la zona euro de Oxford Economics. El ajuste más importante ha tenido lugar en las balanzas externas. España ha pasado de registrar un déficit del 10% en su balanza por cuenta corriente a mantener crecimiento económico desde 2013 con un superávit externo. El crecimiento basado en el crédito y la demanda interna de los años 2000 ha sido reemplazado por un modelo más equilibrado, sostenible y que ha tomado ventaja de un aumento de la competitividad.

El sector constructor ha reducido su peso en el conjunto de la economía. Como es un sector intensivo en trabajo y de baja productividad, España ha avanzado hacia un modelo económico más productivo. Aunque la productividad laboral sigue baja, ahora crece en línea con la mayoría de países europeos y ha reducido el hueco que presentaba en décadas anteriores.

La cruz de este avance es que España ha alcanzado los niveles productivos previos a la crisis con dos millones de empleados menos que hace una década. Más desempleo y menores salarios significan que los trabajadores españoles han soportado la mayor parte del peso del ajuste en España.

Aunque doloroso, el caso de España muestra que un ajuste exitoso es posible pese a la rigidez de la divisa europea. Países como Italia o incluso Francia, que han registrado una debilidad económica sostenida, pueden aspirar a reformar sus propias economías con éxito sin la necesidad de abandonar el euro y evitar la narrativa convencional que ha favorecido el populismo en Europa en los últimos años. No obstante, el coste potencial en términos de desigualdad social está en la raíz del descontento en muchos países, algo que los políticos deben solucionar.

GRANDES CAMBIOS EN DIEZ AÑOS

En esta última década, el consumo de los hogares permanece un 5% por debajo del máximo de 2008. La inversión se ha desplomado por el estallido de la burbuja inmobiliaria y el severo ajuste del gasto público.

La transformación del sector exterior es una modificación clave en la estructura productiva que lleva a uno de los cambios más espectaculares en España: el ajuste en la balanza por cuenta corriente

Además, las exportaciones han aumentado sustancialmente su contribución y ahora suponen casi un tercio del PIB, mientras las importaciones han rebajado su peso. El porcentaje del gasto público en el PIB se ha mantenido, lo que muestra que una parte significativa de la crisis fiscal en España se ha producido por la caída de los ingresos.

En concreto, las importaciones suponen ahora el 28,1% del PIB frente al 31,4% de 2008. Mientras, las exportaciones suponen el 32,6%, frente al 25,8% de hace diez años. El consumo privado supone el 56,8% frente al 57,9% de 2008, mientras la inversión ha reducido su presencia en el PIB hasta el 21% desde el 29,2%. El gasto público supone el 18,9% frente al 18,2% de 2008.

Para Ángel Talavera, el cambio más importante es la transición de España hacia una economía exportadora, ya que el peso de las exportaciones en el PIB es ahora más grande que en el caso de Italia y Francia. El éxito del modelo exportador español está basado en un “gran esfuerzo de control de costes, que se ha trasladado en fuertes ganancias de competitividad”. También destacan los esfuerzos para aumentar la base exportadora, las mejoras en la calidad y el reconocimiento de marca y el aumento de flexibilidad laboral en ciertos sectores, como la industria del automóvil.

El aumento de las exportaciones se ha producido al mismo tiempo que la reducción del peso de las importaciones, algo que ocurrió de forma importante entre 2008 y 2012, pero que se ha mantenido también en los últimos años, lo que sugiere un cierto nivel de sustitución, en parte porque los bienes producidos en España son más baratos que los importados. “La transformación del sector exterior es una modificación clave en la estructura productiva que lleva a uno de los cambios más espectaculares en España: el ajuste en la balanza por cuenta corriente desde un saldo negativo del 11,1% del PIB en 2008 hasta un saldo positivo desde 2013, el primero en la historia reciente de España”, afirma Ángel Talavera.

Aunque este superávit de la balanza corriente ha sido impulsado por factores transitorios como el bajo precio del petróleo, también tiene un componente de cambio estructural que permitirá a España crecer mientras mantiene una posición externa equilibrada. España no perderá competitividad y las exportaciones seguirán comportándose de forma positiva. Además, parece que el proceso de sustitución de las importaciones es un fenómeno permanente. La previsión de Oxford Economics es que la balanza por cuenta corriente registre un saldo positivo del 0,5% del PIB a medio plazo.

Otro aspecto positivo es que la inversión se ha trasladado desde sectores como el de la Construcción a otros con más valor añadido, lo que supone una semilla adicional para la transición hacia un modelo de crecimiento más productivo y sostenible.

LOS ASPECTOS MÁS NEGATIVOS

El aspecto más negativo de este proceso es que los trabajadores españoles han soportado el ajuste, ya que hay dos millones menos de empleados en 2008 y los salarios agregados son 30.000 millones de euros más bajos que en el anterior máximo (su peso relativo respecto al PIB ha bajado en tres puntos porcentuales). “La combinación de menor empleo y salarios más bajos significa que los trabajadores españoles han soportado lo peor de la crisis”, señala Ángel Talavera. El desempleo de largo plazo tiene unos efectos devastadores sobre el reparto de la riqueza. Este parámetro se ha duplicado y ahora el 40% de los desempleados llevan más de dos años fuera del mercado laboral. Una clase trabajadora más pobre, en riesgo de caer en la pobreza, tiene implicaciones sociales y negativas y además es uno de los principales catalizadores para el aumento del populismo.

El otro gran legado negativo de la crisis es el extraordinario aumento de la deuda pública, que en 2007 suponía el 35% del PIB y ahora supone el 100%. Esto seguirá afectando al crecimiento a medio plazo y hace a España particularmente vulnerable si se produce otro shock, ya que la reducción de la deuda será muy gradual.

Tampoco se puede olvidar otro foco de vulnerabilidad de la economía española: su alto endeudamiento exterior. Aunque España ha logrado en los últimos años el hito de generar capacidad de financiación y no necesidad -ha pasado de los déficits a los superávits por cuenta corriente-, todavía carga con un pesado endeudamiento exterior heredado de los tiempos de la burbuja. La posición deudora neta de España con el exterior todavía alcanza los 954.000 millones de euros, equivalentes al 85,7% del PIB, al cierre de 2016.

LAS EMPRESAS DEL IBEX SE INTERNACIONALIZAN

Estos cambios estructurales en la economía tienen su traducción en las empresas españolas que cotizan en bolsa. Santander, BBVA y Telefónica fueron las primeras en dar el salto internacional y expandirse hacia Latinoamérica, pero en estos momentos casi todas las empresas del Ibex y de las que cotizan en el Mercado Continuo obtienen la mayoría de sus ingresos en el exterior.

En 2016, las compañías españoles que cotizan en bolsa, un total de 123 empresas, facturaron 485.154 millones de euros, de los cuales 317.709 millones de euros correspondieron a los mercados internacionales

En 2016, según un estudio publicado recientemente por Bolsas y Mercados Españoles (BME), las empresas del Ibex 35 alcanzaron un nuevo máximo histórico en sus ventas internacionales, que supusieron el 65,8% de sus ventas totales, casi 20 puntos más que hace una década, cuando comenzó la crisis.

“El dato pone de relieve que la obtención de cifra de negocio apoyada en operaciones fuera de España es un buen indicador de diversificación que ayuda mucho a compensar la reducción experimentada por la actividad en el mercado interior tras tantos años de crisis”, afirma BME.

En 2016, las compañías españoles que cotizan en bolsa, un total de 123 empresas, facturaron 485.154 millones de euros, de los cuales 317.709 millones de euros correspondieron a los mercados internacionales. El sector de Bienes de Consumo obtuvo el 80,8% de sus ventas en el exterior, el de Materiales Básicos, Industria y Construcción el 77,5%. Por el contrario, el sector de Petróleo & Energía, que incluye a las eléctricas, tan sólo obtuvo en 40% de sus ingresos fuera de España.

Centrando el foco en las compañías, Tubacex se ha disparado esta semana tras obtener un contrato de 560 millones de euros en Irán; BBVA obtuvo en el primer trimestre 536 millones de euros de beneficio en México, frente a los 375 millones que ganó en España; y la cartera de pedidos de ACS asciende a 68.000 millones de euros. El 38% procede de Asia-Pacífico, el 35% de América del Norte y el 18% de Europa. Otro ejemplo interesante es Gamesa. En el primer trimestre de 2017, las ventas de aerogeneradores se realizaron en un 48% en América, en un 40% en Asia y en un 11% en la región EMEA (Europa, África y Oriente Medio). Son sólo algunos ejemplos de que las empresas del Ibex han liderado el milagro exportador español, que es ya una realidad en toda regla.

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