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La vicepresidenta tercera i ministra d`Afers Econòmics i Transformació Digital, Nadia Calviño, al Senat, Madrid (Espanya) 3 de març del 2020.Ricardo Rubio - Europa Press

Nuevo fracaso de los ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) a la hora de alumbrar un paquete de medidas económicas para paliar los brutales efectos de la crisis generada por la pandemia del coronavirus. El eurogrupo ha culminado dieciséis horas de negociación sin acuerdo, topando con las mismas piedras que hicieron tropezar a los líderes de 'los Veintisiete' hace dos semanas. La activación del fondo de rescates (el Mecanismo Europeo de Estabilidad, MEDE) y la emisión de deuda conjunta han sido los dos aspectos que han provocado la profunda división entre el norte y el sur de Europa, con Holanda y Alemania como opositores a las peticiones de España, Italia y Francia.

El desencuentro actual trae irremediablemente ecos de la crisis crediticia de hace una década, durante la que se efectuaron varias reuniones maratonianas de características similares que cimentaron la Europa de bloques que vuelve a emerger ahora, con los ex ministros de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, y Grecia, Yanis Varoufakis, como grandes antagonistas . No obstante, los expertos de Rabobank se muestran optimistas y confían en que la solución llegue antes y en mejor manera que por aquel entonces. "Se cree que la reunión en curso concluira con una respuesta conjunta que se circunscribirá en un margen de endeudamiento adicional en el presupuesto de la UE (posiblemente del 1,2% al 2,0% del marco financiero plurianual)", declaran.

Al encuentro llegó un paquete de medidas de emergencia que activarían medio billón de euros en préstamos a través del MEDE (240.000 millones), el Banco Europeo de Inversiones (200.000 millones) y el fondo contra el desempleo propuesto por la Comisión Europea (100.000 millones).

Sin embargo, Roma sigue pensando que el MEDE no es una herramienta adecuada para la situación porque las decisiones del Banco Central Europeo (BCE) han evitado problemas de financiación en los mercados de deuda. Además, rechaza que las líneas de crédito preventivo de este instrumento estén en todo caso vinculadas a algún tipo de condicionalidad. La posición italiana choca frontalmente con la de Países Bajos, que pretende que el MEDE sea la principal línea de defensa en la crisis y además quiere imponer algunas condiciones para acceder a los créditos del fondo de rescates.

Un paquete de estas características "sería considerable incluso si la cuestión de los 'coronabonos' sigue sin resolverse", señalan los analistas de Berenberg. Indican que, junto con el nuevo "whatever it takes" del Banco Central Europeo, que ayer mismo lanzó un nuevo paquete de medidas que permite a los bancos utilizar activos con más riesgo (de peor calidad) como garantía en sus operaciones de liquidez, "debería ser suficiente para mantener el coste de los préstamos para Italia, España y Grecia en niveles tolerables".

"Si es necesario, el BCE podría simplemente acumular toda la deuda adicional que estos países puedan tener que emitir. El BCE podría extender su interpretación flexible de la distribución de compras entre los países miembros hasta el límite y terminar adquiriendo más bonos alemanes de los necesarios para hacerse con todo el papel italiano que necesita, como aparentemente así fue en la primera semana de funcionamiento del Programa de compra de emergencia pandémica (PEPP) con compras muy sesgadas hacia los bonos italianos y españoles", explican desde la entidad germana.

LA DEUDA MUTUALIZADA, EL OTRO ESCOLLO

Además del debate sobre el papel del MEDE, el norte y el sur del bloque mantienen su disputa sobre el diseño del plan de recuperación económica a medio plazo. España, Italia y Francia abogan por la puesta en marcha de un mecanismo que pueda financiarse en los mercados a través de deuda europea mutualizada, algo que rechazan Países Bajos, Alemania, Finlandia o Austria.

El ministro de Finanzas de Países Bajos, Wopke Hoekstra, ha avisado de que su gobierno seguirá rechazando la emisión de deuda común europea como respuesta a la crisis provocada por el coronavirus porque se trata de una medida "imprudente" y poco "razonable", al tiempo que ha insistido en que los préstamos del fondo europeo de rescates deben estar vinculados a la adopción posterior de reformas estructurales.

En una cadena de mensajes en la red social Twitter, Hoekstra ha asegurado que Países Bajos estuvo y está en contra de los eurobonos porque "aumenta los riesgos en Europa en lugar de reducirlos". "Además de ser imprudente tampoco es razonable", ha argumentado, para después explicar que con esta herramienta "Países Bajos debería garantizar las deudas que otros contraigan" y asegurar que una mayoría de países comparten esta postición.

DESGASTE PROFUNDO DEL PROYECTO EUROPEO

El desenlace apunta ahora a que las conversaciones prosigan este jueves, con posibilidades de que se prolonguen incluso al fin de semana, creen los analistas de Danske Bank. "Si los ministros de finanzas no pueden acordar una propuesta, podrían diferir la decisión a los jefes de estado que se espera realicen una conferencia telefónica también", redondean.

Los expertos consultados ponen el acento, sin embargo en que en el momento actual, en medio de una crisis sanitaria sin precedentes, "la política es más importante que cualquier detalle técnico de cómo exactamente la deuda soberana de la Eurozona termina en el balance del BCE". "La forma en que se perciba cómo la UE y la Eurozona reaccionan a la emergencia sin precedentes de la pandemia de Covid-19 puede dar forma a las actitudes hacia la integración europea en las próximas décadas", inidcan en concreto desde Berenberg. "La solidaridad podría fortalecer el proyecto europeo; en cambio, la falta percibida de dicha solidaridad podría socavar los fundamentos políticos del mismo".

Con todo, creen que la posibilidad de que Italia finalmente abandone la UE y el euro sigue siendo remota. Después de todo, Italia necesita el apoyo del BCE más que nunca. Pero existe el riesgo de que, de aquí a unos años, los populistas de derecha puedan ganar una mayoría política en Italia y perseguir tal idea", argumentan. Incluso si finalmente se llega a un acuerdo, como probablemente lo hará, "la forma ruidosa en que se habría producido es peligrosa en sí misma", prosiguen. La disputa amenaza con eclipsar el contenido, lo que dificulta que los líderes nacionales finalmente presenten el resultado en cada país como un acto impresionante de altruismo".

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