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La vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, comparece en la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso.Pool

Con una madrina como la canciller alemana, Angela Merkel, muchos dan por sentado que la ministra de Economía española, Nadia Calviño, acabe imponiéndose como nueva presidenta del Eurogrupo. El eje franco-germano cierra filas con la candidatura de la antigua funcionaria de las instituciones europeas y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se muestra razonablemente optimista. Este jueves se celebra la primera ronda de votaciones entre los candidatos, pero para que Calviño salga elegida hoy mismo hacen falta 10 votos, tarea difícil, tal como están las quinielas. Las probabilidades apuntan a que se irá a segunda vuelta, en la que se prevé que se retire el postulante que menos apoyos recabe.

No será la española. Las apuestas la sitúan cuerpo a cuerpo con el ministro de Finanzas irlandés, Paschal Donohoe, con unos seis apoyos cada uno. La votación se hace país a país y se especula con una alianza de fuerzas por naciones o por partidos, siendo la primera la que más beneficia a Calviño, que cuenta con el respaldo de los países del sur, además de Alemania, Francia y se especula con otros bajo su poderosa influencia. La segunda, en cambio, juega a favor del irlandés, ya que se haría con los votos de los gobiernos donde mandan los populares. El tercer candidato, el luxemburgués Pierre Gramegna, aglutinaría el voto liberal, pero está prácticamente descartada su victoria.

La contienda por colocarse a los mandos del Eurogrupo tras la salida del ministro de Finanzas portugués, Mario Centeno, es trascendental en pleno debate sobre el diseño del Fondo de Recuperación tras la pandemia. Con un bloque comunitario muy polarizado entre quienes apoyan la propuesta alemana y francesa que preserve el tamaño de 750.000 millones de euros y la proporción de trasferencias (500.000 millones) y préstamos (250.000 millones) que sugirió la Comisión Europea -y que se debatirá el 17 y 18 de julio- y quienes quieren cercenarla, Calviño y Donohoe se presentan como los paladines de uno y otro bandos. Con la presidencia de turno de la canciller germana en el Consejo Europeo de la Unión Europea (UE), llevarse el liderazgo de los ministros de Finanzas a casa sería un logro que despejaría aún más el camino para lograr una ayuda del bloque comunitario que ensalzara la solidaridad europea con aquellos países que más han sufrido los estragos del Covid-19 y a quienes más costará dejar atrás la crisis.

Aunque no es un trabajo del más alto perfil, la presidencia del Eurogrupo es importante, sobre todo porque el apoyo de los ministros de finanzas tiende a ser crucial para hacer frente a las crisis económicas, colocando al presidente del Eurogrupo en una posición central. "Esto se demostró en 2012 y 2015", señala Iain Begg, profesor de la London School of Economics. (LSE).

A FAVOR Y EN CONTRA

Sin embargo, el hecho de que España sea parte interesada -recibiría la mayor cantidad de los fondos de recuperación después de Italia- puede suponer un escollo para la candidatura de la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos. Pero a su favor, además del apoyo de Merkel, que sigue siendo una de las voces rotundamente decisorias en el bloque, algunos analistas destacan que es la única mujer. Además, es una figura muy bien valorada en Bruselas, ya que fue directora general de Presupuesto en la Comisión Europea antes de que Pedro Sánchez la llamara a Moncloa para formar parte de su Gobierno; formalmente está, de hecho, en excedencia de su puesto en la Comisión. "Su conocimiento directo de los asuntos presupuestarios sería un activo indudable en vista de los temas que ocupan un lugar destacado en la agenda política de la UE", comenta Begg.

Por otra parte, desde que se creó la función del presidente del Eurogrupo en 2004 ningún español ha ocupado el cargo, por el que han pasado el luxemburgués Jean-Claude Juncker (2004-2013), el holandés Jeroen Djisselbloem (2013-2015 y 2015-2018) y el portugués Mario Centeno (2018-2020). También optó al puesto Luis de Guindos en el año 2015.

Si Calviño recibe el visto bueno, los otros tres de los cuatro cargos principales de la UE serían Charles Michel, Ursula von der Leyen y Christine Lagarde, con David Sassoli como el quinto componente. Además del aspecto de género, por importante que sea, "e intrigante, dada la influencia ejercida por Merkel en los recientes nombramientos de la UE", apunta el profesor de la LSE en un artículo, la decisión sobre el nuevo presidente del Eurogrupo también será una prueba decisiva de la dirección que toma la UE en la política económica. En particular, "indicará cuánto consenso hay sobre el alejamiento del paradigma económico que prevalecía antes de la pandemia".

¿CONTINUIDAD O CAMBIO DE TERCIO?

El cumplimiento de las reglas fiscales, la reducción del riesgo en lugar de compartir el riesgo, la no mutualización de la deuda, la parsimonia presupuestaria y la responsabilidad nacional por fallos en las políticas han sido las principales características de del enfoque de la unión económica y monetaria desde la anterior crisis. A medida que la magnitud del desafío económico planteado por Covid-19 se hace cada día más evidente (incluso en los pronósticos económicos más pesimistas de este martes de la Comisión Europea), esta línea de actuación "parece cada vez más insostenible", afirma Begg.

Además, desde que Alemania, en alianza con Francia, rompió con los otros estados miembros del norte al proponer un ambicioso paquete de recuperación de la UE, financiado por préstamos, el equilibrio político ha cambiado decisivamente. "Sin embargo, el viraje no puede darse por sentado", al menos hasta conocer el futuro de Calviño, y "los riesgos de dañar el proyecto de la UE no deben subestimarse", advierte el profesor de la escuela londinense.

La reunión de este jueves del Eurogrupo tendrá lugar mediante video conferencia. La agenda oficial consiste en la presentación del pronóstico provisional de verano de la Comisión, la situación presupuestaria y la posición fiscal en la zona del euro y la elección del presidente del Eurogrupo mediante votación secreta. Aunque no está previsto, "parece poco probable que no se discuta también el fondo de Recuperación de la UE", apuntan los expertos de Rabobank.

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