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Banderas comisión europea en BruselasAMIO CAJANDER/FLICKR - Archivo

Los líderes de las instituciones europeas trabajan contrareloj para allanar el camino de cara a la cumbre de la Unión Europea (UE) del 17 y 18 de julio, donde se espera que el bloque comunitario discuta el mil millonario Fondo de Recuperación, sus condiciones y reparto. Este semana, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, presentará una propuesta sobre el presupuesto de la UE para el periodo 2021-2027, con guiños a los países del Norte, para conseguir que, a cambio, sean laxos con los fondos tras la pandemia y en este contexto se han publicado las previsiones económicas de verano de la Comisión Europea. El panorama que pintan es devastador para la Eurozona, en especial para Italia, España y Francia, plantean una recuperación con “riesgos sesgados a la baja”, según el propio organismo, descartan que sea en ‘V’ y dejan patente que se producirá a dos velocidades.

La histórica caída del PIB de la Eurozona en 2020 (8,7%), el 11,2% que se hundirá Italia y el 10,9% y 10,6% de España y Francia, respectivamente, cimientan el camino de Alemania para perseguir un acuerdo este mismo verano que preserve el tamaño de 750.000 millones de euros y la proporción de trasferencias (500.000 millones) y préstamos (250.000 millones) que sugirió la Comisión. La canciller germana, Angela Merkel, que ostenta la presidencia de turno del Consejo de la UE, ya ha subrayado la importancia de alcanzar un acuerdo con los llamados países frugales -Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia- este verano, para “mostrar solidaridad con las naciones más afectadas por el Covid”, una urgencia que las previsiones económicas dejan aún más patente.

La división durante las negociaciones se ha centrado en los criterios de asignación utilizados para repartir el Fondo de Recuperación que la UE tomará prestado en los mercados de capitales, y las cantidades que fluirán hacia ciertos países. Además, las regiones del norte se oponen al plan de Bruselas de desembolsar una parte sustancial del dinero a fondo perdido en lugar de préstamos.

Pero la virulencia con que la pandemia ha azotado a los países del sur y las preocupaciones en torno a la recuperación, que no se culminará en 2021, como se preveía inicialmente, apoyan las tesis de los organismos europeos y del bloque franco-germano para impulsar estímulos en forma de transferencias especialmente en Italia y España. El informe de verano de la CE muestra que habrá repunte el próximo año, “pero tendremos que estar atentos a la diferencia en el ritmo de la remontada”, ha avisado Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo responsable de Una Economía al Servicio de las Personas. Los datos presentados sugieren que la salida de la recesión se hará a ritmos diversos, con crecimientos casi en forma de ‘V’ para Alemania, cuyo PIB se repondrá un 5,3% en 2021, frente a la caída del 6,3% de 2020, y otras regiones como Malta o Luxemburgo. Mientras tanto, Francia, España, Grecia o Italia necesitarán más tiempo para dejar atrás la crisis, ya que la perspectiva de avance del año próximo se sitúa entre 3 y 4 puntos porcentuales por debajo del golpe en el presente ejercicio.

“El impacto económico de la paralización es más grave de lo que se esperaba inicialmente. Seguimos en una época revuelta y enfrentándonos a muchos riesgos, incluida otra oleada importante de infecciones”, ha agregado Dombrovskis. “En cualquier caso, esta previsión es un claro ejemplo de por qué necesitamos un acuerdo sobre nuestro ambicioso paquete de recuperación, el Instrumento de Recuperación de la Unión Europea, para ayudar a la economía”, ha agregado.

No es exagerado decir que el fondo es crucial para la estabilidad de Europa. Al prestar potencia de fuego fiscal a la recuperación, quita presión a la sobrecargada política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), señalan los expertos. Por varios motivos, en primer lugar ayudará a amortiguar el dolor económico en los estados miembros que tienen menos espacio fiscal para hacerlo por su cuenta. Asimismo, ayudará a prevenir la divergencia económica a largo plazo entre el próspero norte de la UE y un sur gravemente afectado por la pandemia y el bloqueo de importantes industrias turísticas, diferencias que eventualmente podrían hacer que la eurozona sea inviable. Por último, reavivará un espíritu de solidaridad, que es el alma de la UE.

"Es importante alcanzar un acuerdo rápido sobre el plan de recuperación propuesto por la Comisión para inyectar tanto nueva confianza como una nueva financiación a nuestras economías en este momento crítico”, ha incidido Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía. Queda poco más de una semana para abordar cuestiones como la forma en que se pagaría la deuda recaudada y con qué criterios los miembros de la UE recibirían subvenciones.

Asimismo, las condiciones que se impondrá a los estados están aún en el aire, una cuestión sobre la que debería ser posible encontrar un compromiso, “donde los gobiernos están obligados a reformar e invertir para impulsar el crecimiento sostenible a más largo plazo sin una supervisión intrusiva”, rezaba un reciente editorial de Financial Times que evocaba las épocas de tutelaje de la ‘troika’ entre las instituciones europeas y el Fondo Monetario Internacional (FMI), durante la crisis de la eurozona. La gran diferencia ahora es que se trata de gastar dinero, no de ahorrarlo a través de la austeridad que tanto daño hizo a la legitimidad de la UE en los países en crisis.

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