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Los bancos regionales americanos viven este lunes una moderación de su rally alcista tras el fuerte rebote experimentado en la sesión del viernes. Las ganancias vuelven a estar lideradas por PacWest Bancorp, cuyos títulos han subido un 3,65% en Wall Street, aunque se han llegado a disparar un 30% en el 'premarket', después de que la entidad haya anunciado un recorte del dividendo.

El Consejo de Administración del banco ha decidido declarar un dividendo trimestral en efectivo de 0,01 dólares por acción ordinaria, una cifra muy inferior a los 0,25 dólares declarados en el trimestre anterior y un año antes.

Desde PacWest han reiterado que su negocio sigue siendo "fundamentalmente sólido" a pesar de haber reconocido que contempla "opciones estratégicas" para asegurar su futuro.

Las suaves compras también se han extenden a otras entidades del sector, como Zions Bancorp se ha revalorizado un 2,1%.

A pesar de los últimos rebotes, como el registrado el viernes, cuando las acciones de PacWest se dispararon un 81,7%, el banco acumula una caída de casi el 75% en lo que va de año y se ha convertido en el nuevo protagonista de la crisis bancaria en Estados Unidos después de las caídas de First Republic y Silicon Valley Bank.

"Tiene todas las papeletas para ser el siguiente banco regional en Estados Unidos para quebrar. Tiene algo más de 41.000 millones de dólares en activos, pero su debilidad desde el año pasado (-88%) ante la subida de tipos lo pone en la rampa de salida", destaca Diego Morín, Sales Operations Analyst de IG.

La incertidumbre en torno al sector bancario americano no ha terminado y el mercado sigue muy de cerca la volatilidad registrada en las últimas sesiones.

"La tensión en los mercados puede resurgir si un nuevo banco regional entra en problemas. Además, muchos especuladores siguen al acecho para incrementar sus posiciones cortas en las que consideran las piezas más débiles ante la pasividad de los supervisores", explican desde Link Securities.

"El estrés bancario es un síntoma de ajuste monetario y será bastante contenido. Creemos que no se convertirá en una crisis más sistémica. Pero necesita una supervisión estrecha, ya que sino puede extenderse como fichas de dominó que caen una a una", indican desde Danske Bank.

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