• Semana negra para las grandes automovilísticas alemanas
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El 'Dieselgate' sigue poniendo en jaque al sector automovilístico alemán. Después de que recientemente distintos medios alemanes y estadounidenses informaran que Volkswagen, BMW y Daimier realizaran estudios con monos y seres humanos para probar en ellos las emisiones gaseosas de sus vehículos, ahora es Audi quien está bajo la lupa de la justicia germana.

Según informa el Süddeutsche Zeitung, la policía está registrando el cuartel general de Audi en Alemania buscando pruebas que conecten a la multinacional con el presunto falseo de los niveles de contaminación de más de 200.000 coches para sortear los controles medioambientales.

El medio alemán continúa señalando que la filial de Volkswagen en Ingolstadt, Audi, está siendo objeto de una redada ordenada por la Oficina del Fiscal de Munich en relación a su presunta vinculación con el caso del Dieselgate’. Una información confirmada por el propio fiscal al Süddeutscher Zeitung. La compañía automovilística alemana se ha mostrado a favor de cooperar con el fiscal, según avanza SZ, en un registro de sus oficinas centrales que comenzó a las 7 en punto de esta mañana.

La policía busca pruebas que conecten a la automovilística con el falseo de los niveles de contaminación

Una redada que pone en jaque a otra de las grandes automovilísticas germanas, coincidiendo con las informaciones publicadas hace unos días que recogían en 2013 una investigación encargada por la Asociación Europea de Estudios sobre la Salud y el Medio Ambiente en el Transporte (EUGT), para experimentar la inhalación de gases con monos y humanos y determinar los efectos del dióxido de nitrógeno (NO2) sobre el sistema respiratorio y la circulación sanguínea.

En la misma línea se pronunció el ministro de Transporte, Christian Schmidt, quien ha condenado de la forma “más contundente” estos experimentos. Por su parte, el Ministerio de Sanidad declaró que los experimentos no tenían ningún sentido, ya que existen suficientes datos que prueban que los gases de los motores diésel son dañinos para la salud.Las duras críticas ante estos experimentos no tardaron en sucederse. El portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, declaró que los experimentos “no tienen ninguna justificación ética ni científica”. “Lo que tienen que hacer los fabricantes de automóviles con las emisiones es reducirlas y no pretender demostrar que no son dañinas con la ayuda de experimentos con monos y hasta con seres humanos”, sentenció.

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