Carretera en Australia

Viajar a las antípodas como opción de expansión internacional no siempre es garantía de éxito. Algunas de las grandes compañías del Ibex, como Ferrovial, Acciona y ACS han apostado en los últimos años por el mercado australiano. Unas inversiones que, por diferentes motivos, no siempre han salido como estaban previstas y, en algunos casos, han conllevado pasos atrás.

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ACS

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La última en apostar por Australia es Iberdrola. La compañía encabezada por Ignacio Galán se ha lanzado esta semana a por el control de una de las compañías de energías renovables con más proyección del país, Infigen.

No se trata de una adquisición a cerrar de un día para otro, porque conlleva estar inmersa en una guerra de ofertas de compra (OPA) con UAC Energy, que forma parte del grupo industrial filipino Ayala Corporación. De entrada, la compañía española cuenta con más bazas de éxito. El consejo de administración de Infigen insta a los accionistas a respaldar la operación que valora la compañía ‘aussie’ en 840 millones de dólares australianos, más de 510 millones de euros.

No es un proceso sencillo, entre otros motivos por la opción de una contraoferta. También, porque Iberdrola tiene que pasar por la lupa del Foreign Investment Review Board (FIRB) y el organismo encargado de dar el visto bueno a las inversiones procedentes del extranjero podría retrasar los plazos.

MINUSVALÍAS

En el escenario de que todo salga como confía, Iberdrola podría romper con la racha de inversiones que no han resultado libres de riesgos. Es lo que le ocurrió a Ferrovial con Broadspectrum, adquirida en 2016 y vendida tres años después con unas minusvalías de 270 millones de euros. Detrás de ese traspiés, la polémica de la firma australiana por haber sido la encargada de gestionar centros de internamiento de refugiados e inmigrantes sobre los que recaían acusaciones de abusos a los derechos de los internos.

En este caso, el comprador de Broadspectrum también tuvo ‘acento’ español, porque se trató de Ventia Service Group, una sociedad repartida al 50% entre el fondo estadounidense Apollo y Cimic, participada por ACS a través de su filial alemana, Hochtief.

En el caso del grupo constructor presidido por Florentino Pérez, Cimic ha sido un quebradero de cabeza contable en los últimos meses. La filial entró en pérdidas en el pasado ejercicio 2019 tras asumir un agujero contable de 1.800 millones de dólares australianos por el impacto negativo, a su vez, de las actividades de Cimic en Oriente Medio.

Otra compañía ligada a las infraestructuras que asumió problemas en ese mercado es Acciona. La empresa controlada por la familia Entrecanales logró desbloquear el pasado año dos proyectos clave en ese país: el tren ligero de Sidney y el proyecto de renovables Aldoga, en los que se jugaba cerca de 2.000 millones de euros.

Ahora es el turno de que Iberdrola pruebe suerte en el mercado australiano, en un segmento, el de las renovables donde ya tiene amplia experiencia en otros mercados anglosajones, como Estados Unidos y Reino Unido. En unos meses sabremos si su OPA por Infigen triunfa y veremos cómo avanza su primera aventura en las antípodas.

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