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Se cumple cada año. A poco más de un mes del inicio de la edición del Mobile World Congress (MWC), que se suele celebrar en febrero, arrancan invariablemente todo tipo de especulaciones, dudas y temores sobre su permanencia en Barcelona. Todas ellas con fundamento, ya que cuando no son las huelgas de transportes, son las críticas del gobierno municipal de Ada Colau o el 'procés' independentista. Esta semana, se ha vuelto a agitar el fantasma de la continuidad del congreso en la capital catalana, pero hay aún otra posibilidad peor y que produce auténticos sudores fríos entre miembros de la industria de las telecomunicaciones tan destacados como el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete: que abandone España.

Estuvo a punto de pasar. La edición de 2018 andaba en pañales cuando se celebró el referéndum independentista del 1-O en 2017. Las consecuencias son de sobras sabidas: fuga empresarial de más de 4.000 compañías que trasladaron su sede, espantada de inversores y pánico en la GSMA, la entidad organizadora del MWC, que empezó a buscar una alternativa. "Se barajaron París y Lisboa", relatan fuentes empresariales de primer nivel a Bolsamanía y el plan de traslado por poco se lleva a cabo a no ser por la intervención de Álvarez-Pallete, cuya mediación fue providencial para lograr que uno de los mayores certámenes de nuevas tecnologías del mundo, que genera un impacto de 500.000 millones de euros, siguiera en Barcelona y, por ende, en España.

Lo cierto es que no había alternativa en el territorio que pudiera albergar un evento con una concurrencia de 109.000 personas. Madrid nunca fue una opción ya que los organizadores consideraban que la inestabilidad política derivada del 'procés' no se circunscribía a Cataluña, según ha podido saber este medio. El presidente de Telefónica, consciente de que Barcelona es la mejor candidatura posible en el Estado fue en aquel momento y sigue siendo uno de sus mayores abanderados. Hace dos años, después de salvar el 'Mobile' renovó su compromiso con la ciudad: "Es el mejor lugar del mundo para celebrar el congreso", dijo y recordó como el sector de las telecomunicaciones y el Gobierno se conjuraron en 2012 para convertir Barcelona en la capital mundial del móvil.

El clima se ha enrarecido considerablemente desde aquel entonces, cuando él era número dos de César Alierta en Telefónica y el 'procés' empezaba a coger carrerilla. El consistorio barcelonés de En Comú Podem tampoco ha tenido nunca la mejor de las relaciones con la patronal del sector del móvil, de hecho, Colau hizo campaña contra el MWC y los congresos de gran formato en las municipales de 2015, que ganó. Ya como alcaldesa, ha ido modulando su postura hasta la defensa del modelo del 'Mobile' que vuelve a estar en entredicho: la edición que arranca el 24 de febrero se celebra con las imágenes de los disturbios y violencia callejera tras las sentencia del 1-O aún muy frescos en la memoria.

El certamen está atado a Barcelona por contrato hasta 2023 y aunque el consejero delegado de la GSMA, John Hoffman, declaró en noviembre su amor por la ciudad condal y su intención de quedarse, aliviando los miedos porque los altercados ahuyentaran al MWC definitivamente, la tensión es máxima en Fira de Barcelona y en la Fundación Movile World Capital. Las negociaciones para la renovación hasta 2028 arrancarán este mismo año, con los datos de febrero en la mano, por lo que la expectación es máxima. Los organizadores no esconden su temor a que la violencia callejera de octubre pasado se repita, ya que no se descarta que entidades como Tsunami Democràtic usen el MWC como escaparate internacional de sus reivindicaciones. La decisión se conocerá, como tarde, en 2021 y a Barcelona le ha salido más competencia.

La Comunidad de Madrid no está dispuesta a permitir que el certamen abandone el país, por lo que está haciendo saber a los organizadores que la capital española "está disponible y no se planteen salir de España", según cuentan desde el equipo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. "Antes de que el Mobile se vaya a otra ciudad europea, Madrid tiene la obligación de pelearlo", prosiguen, después de las declaraciones de la presidenta madrileña en las que ha asegurado que "iremos a por él". No obstante, desde su equipo matizan que no se trata de disputarle el evento a Barcelona, sino de "enviar un mensaje a la opinión pública y a los inversores de que la capital estatal está sobradamente preparada para acoger el MWC".

¿Qué dirá a todo esto el presidente de Telefónica? Su presencia en el congreso de este año ya se ha confirmado por los organizadores. Tendremos que estar muy atentos a su discurso inaugural, cuando se espera que vuelva a cerrar filas con Barcelona, entonces sabremos si Madrid tiene posibilidades reales o si lo de Ayuso fue un brindis al sol. Palabra de Pallete.

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