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Sede central de EnagásENAGÁS - Archivo

Enagás tiene previsto que su dividendo aumente en al menos un 5% hasta 2020 y, a partir de ahí, mantener un crecimiento anual de al menos un 1% hasta 2023. El gestor del sistema gasista mantiene la previsión para los dos próximos ejercicios, llegando en 2020 a 1,68 euros brutos por título, y desde esa cifra prevé aumentarlo en al menos un 1% en cada uno de los tres ejercicios siguientes.

"Es nuestra obligación tener una visión más allá del corto plazo. Nuestra política de dividendos no está basada sólo en un crecimiento a corto plazo, sino que el crecimiento tiene que ser sostenible en el medio y largo plazo. Queremos que se abone en efectivo y crezca de forma sostenida", ha expuesto el presidente de Enagás, Antonio Llardén, en la conferencia con analistas para presentar los resultados de 2018.

La compañía ha definido como prioridad estratégica este crecimiento del dividendo en su nuevo plan estratégico que abarca el período 2019-2023. Enagás quiere presentar su nueva hoja de ruta antes de su junta de accionistas, convocada para el 29 de marzo, pero Llardén ha aprovechado la cita con analistas para desvelar los primeros detalles. El presidente de Enagás ha avanzado que este compromiso hacia los accionistas deriva del contexto del sector y del desempeño de la empresa.

Por un lado, desde 2018, el sistema gasista está en superávit neto anual, lo que permitirá pagar la totalidad de la deuda antes de lo previsto, "en un entorno de demanda positivo", destaca. Por otro, Llardén ha destacado también que tanto el entorno internacional, en el que operan con un nivel de riesgo que S&P califica en el nivel 'excelente': "Contamos un Ebitda diversificado y una fuente de dividendos recurrentes y de elevada visibilidad". Además, "Enagás ha demostrado un fuerte desapalancamiento desde 2016, tenemos más de un 80% de la deuda a tipo fijo y sin vencimientos significativos a corto plazo".

Este escenario llevará a Enagás a una generación "sólida" de flujos de caja en los próximos cinco ejercicios, lo que les permitirá disponer de alrededor de 1.984 millones para distribuir entre sus accionistas. Según la compañía, los flujos de caja que generarán tanto el negocio regulado como el internacional les permitirán contar con la "holgura suficiente" para cumplir su política de dividendos además de crecer "de forma sostenible".

En concreto, según los datos enviados al regulador, Enagás estima que el flujo de caja superará los 3.500 millones, de los cuales unos 667 millones procederán de los dividendos de sus sociedades participadas. Descontadas las inversiones comprometidas, pagos de deuda y capital circulante, el gestor del sistema estima contar con casi 1.800 millones para uso discrecional.

PILARES DEL NUEVO PLAN

De cara al próximo quinquenio, Llardén ha destacado el compromiso de Enagás con la eficiencia energética y su compromiso con la transición ecológica y la relevancia del gas en el proceso. "El gas natural tiene un rol clave e insustituible, sobre todo en sectores como el industrial, o el uso del gas natural licuado en el transporte pesado y ligero y, por último, la contribución a la eficiencia energética del desarrollo y uso de gases renovables como el biometano e hidrógeno", apunta el presidente de Enagás.

Llardén ha subrayado que el foco de Enagás estará en el impulso de sus principales negocios en mercados internacionales "con sólidos fundamentos gasistas" y ya identificados como estratégicos: Europa y el eje del Pacífico (México, Perú, Chile, Colombia y Estados Unidos). "Manteniendo estrictos criterios de inversión internacional", subraya Llardén.

En 2018, Enagás obtuvo un beneficio neto de 442,6 millones, un 9,8% menos que en 2017. Si se descuenta la plusvalía que se contabilizó en el ejercicio anterior por la integración de la regasificadora chilena GNL Quintero, el beneficio aumentó un 1% en 2018, en línea con los objetivos marcados para el ejercicio. Los ingresos totales bajaron un 3,1%, hasta los 1.342,2 millones.

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