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Se avecina un auténtico terremoto en en ámbito empresarial estadounidense. Al menos así se desprende de la última propuesta que han hecho un total de 181 consejeros delegados de grandes compañías en EEUU, como JP Morgan, Apple, Amazon, Bank of America, Boeing, Coca-Cola, Ford, General Motors, Goldman Sachs, IBM, Morgan Stanley o Walmart, por citar algunas. Estos CEOs proponen abandonar la idea, firmemente asentada, de que los intereses de los accionistas deben ser lo primero. Ahora quieren centrarse en mejorar la sociedad.

Los máximos responsables de las algunas de las compañías más grandes del mundo han firmado un documento en el que apuestan por promover una nueva visión empresarial, de forma que prime la labor para mejorar la sociedad y en la que esté ausente el término "beneficios". El mencionado documento, que pertenece al grupo Business Roundtable (del que forman parte 192 empresarios de las principales empresas de EEUU y que preside el CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, aunque solo lo han firmado 181), apuesta por estrategias muy diferentes de las seguidas hasta ahora.

En concreto, Jamie Dimon, Tim Cook (Apple), Jeff Bezos (Amazon) y el resto de consejeros delegados afirman ahora que lo que hay que hacer es crear valor para los clientes, invertir en los empleados, hacer tratos justos y éticos con los proveedores, apoyar a las comunidades en las que trabajan sus empresas y generar valor, pero a largo plazo, para los accionistas. Es decir, defienden abandonar lo que se conoce como el 'capitalismo salvaje' y que no deben primar los inversores, sino que hay que comprometerse con todas las partes interesadas en el negocio por igual.

Y, como era de esperar, las reacciones no se han hecho esperar. Ya hay quien ha apunta que esto no es más que una operación de lavado de cara, sobre todo porque el documento se ha dado a conocer en medio del creciente descontento público por la desigualdad de los ingresos (el año pasado los consejeros ganaron casi 300 veces más que sus trabajadores) y por el aumento de los costes sanitarios y de la educación superior en EEUU. Pero lo cierto es que este cambio en las prioridades corporativas se produce después de que algunos ejecutivos se hayan quejado de que el enfoque actual, excesivamente centrado en los precios de las acciones y en los resultados trimestrales, dificulta la capacidad de las empresas para construir su negocio a largo plazo.

"Aunque cada una de nuestras empresas sirve a su propio propósito corporativo, compartimos un compromiso fundamental con todos nuestros grupos de interés", señalan los CEOs en el documento, en el que afirman que "los estadounidenses merecen una economía que permita a cada persona tener éxito a través del trabajo duro y la creatividad y llevar una vida con sentido y dignidad". Asimismo, el texto hace una defensa a ultranza del papel de las compañías como generadoras de riqueza y bienestar en la sociedad, mientras que los accionistas quedan relegados a ser una mera vía que "permite a las compañías invertir, crecer e innovar".

NO HAY MEDIDAS CONCRETAS

Aunque lo cierto es que en el documento no se recoge ninguna medida concreta para avanzar en estas cuestiones. Ofrece pocos detalles sobre cómo planean los CEOs convertir sus compromisos en acciones, y tampoco presenta ninguna hoja de ruta para conseguir los objetivos puestos sobre la mesa. Es un hecho que muchas compañías hacen promesas pero luego se resisten a publicar datos que permitan verificar su cumplimiento, de forma que, al final, corresponderá a los consejeros delegados, que de media no duran más de seis años, convencer a los accionistas de que sus inversiones darán sus frutos a largo plazo.

La idea de que el principal objetivo debe ser beneficiar a los accionistas -conocida como primacía de los accionistas- se afianzó en EEUU en la década de los 80. En 1997 Business Roundtable la adoptó en un documento en el que se esbozaban los principios de gobernanza, y desde entonces la ha venido respaldando. Hasta ahora. Y es que este concepto ha sido criticado por poner el foco en los resultados a corto plazo y por ayudar a alimentar el rápido aumento de los salarios de los ejecutivos frente al estancamiento del de los trabajadores. Por eso los directivos quieren primar una visión más moderna de responsabilidad corporativa.

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