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Antonio Brufau arranca su último mandato en Repsol. Los accionistas han respaldado su reelección como presidente hasta 2023, año en que cumplirá 19 años al frente de la compañía a la que llegó como consejero en 1996. Por delante tiene una labor que, a la vez, será su legado: culminar la conversión de la petrolera en una empresa multienergética que, como él mismo defiende, sea un actor clave en el proceso de transición energética.

Aunque el mandato es para los próximos cuatro años, Brufau podría aprovechar el cambio de etapa que marcará el fin del plan estratégico en 2020 para pedir la jubilación, apuntan fuentes del mercado que ven factible que opte por dejar en manos de un nuevo presidente la ejecución de la siguiente hoja de ruta.

El Consejo de Repsol tiene ahora que abordar la sucesión de Brufau para garantizar una sustitución "ordenada y bien planificada", como indicó hace unos meses. Josu Jon Imaz, consejero delegado de la compañía desde 2014, suena como favorito, pero es pronto para las quinielas, sostienen las mismas fuentes.

En paralelo a los planes de sucesión, la compañía afronta el cierre de un plan estratégico que sellará su paso de petrolera a multienergética. El giro 'verde' de Repsol coincide con el dado por otras grandes de su sector que han visto en la transición energética la oportunidad de reinventarse o morir.

Pero no a cualquier precio, eso sí. Brufau ha aprovechado la cita con los accionistas para mandar un mensaje claro al Gobierno de Pedro Sánchez: los planes ambiciosos para la reducción de emisiones son "loables", pero también deben ser "ordenados y posibilistas".

El presidente de la energética ha recordado al Gobierno que están a su disposición para encontrar caminos sensatos y que no comprometan el desarrollo económico de España, siendo necesario apostar por la industria y no discriminar tecnologías (en referencia a la polémica prohibición del diésel a partir de 2040 como se pretende en el nuevo paquete de normativa energética) ya que eso llevará a "destruir tejido industrial, merma la investigación que permite mejorar y reduce la posibilidad de un mundo mejor a medio y largo plazo".

DE PETROLERA A MULTIENERGÉTICA

Como ha recordado Imaz, la compañía tiene todavía por delante un año para cerrar el plan estratégico que ha marcado el inicio de su giro hacia las renovables y que ha hecho que la petrolera pase a ser una multienergética. En 2018, con los compromisos del plan vigente ya cumplidos, presentaron una actualización con un horizonte de dos años en los que Repsol daba un paso más en su "compromiso de ser un jugador clave en la transición energética", ha apuntado Imaz.

Sin olvidar sus negocios tradicionales, uno de sus planes era el desembarco en el sector eléctrico como comercializador, un paso que dieron con la compra de los activos de generación y la comercializadora de Viesgo hace casi un año y que pusieron en marcha, de forma efectiva, a finales de 2018. En medio año, Repsol ha ganado más de 120.000 clientes en luz y gas, situándose ya en más de 870.000 confirmó Imaz ante los accionistas. Si sigue a este ritmo, no le será difícil sobrepasar el millón de clientes para final de año, poniéndose más cerca del rival más cercano, EDP.

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