Donde dije digo, digo Diego. Esta es la filosofía que para Bloomberg está adoptando el Banco Santander. El medio estadounidense ha señalado en una de sus noticias que "retractarse se está convirtiendo en un hábito" para la entidad presidida por Ana Patricia Botín, tras la marcha atrás del 'scrip dividend' y el caso de Andrea Orcel.
Santander se había comprometido a pagar el dividendo íntegramente en efecto, pero el martes por la noche daba marcha atrás. La entidad anunciaba que, en la próxima Junta General del 11 de abril, iba a solicitar a sus accionistas poder mantener la posibilidad de abonar el dividendo en acciones. De la misma manera, se comprometió a elevar su pay-out, el porcentaje de beneficios que se destina a dividendos, hasta el 40-50%, desde el 30-40% fijado con anterioridad.
Esta no es la primera vez que Santander cambia de parecer en lo que llevamos de 2019. A mediados de enero, el banco rompía el acuerdo con el que iba a ser su consejero delegado, Andrea Orcel, para no pagar el bonus de 50 millones de euros que le correspondía al banquero italiano por su salida de UBS.
El acuerdo con Orcel se anunció en septiembre de 2018, pero cuatro meses después se echó para atrás al considerar que esa compensación diferida era demasiado elevada. La entidad aludió que "en aquel momento no era posible anticipar el coste final para el Grupo de abonar las retribuciones diferidas que se le habían asignado en su puesto anterior y que habría perdido al abandonarlo".
