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Christine LagardeJan Woitas/dpa-Zentralbild/dpa - Archivo

Dentro de algunos meses, los bancos tendrán en su mano rebajar los requisitos de capital de los que siempre se quejan. El Banco Central Europeo (BCE) ha incluido en una de sus últimas normas la posibilidad de que los bancos reduzcan su consumo de capital hasta el 25% siempre que concedan financiación con criterios verdes y se alejen de la economía carbonizada.

La norma, que aún se encuentra en fase de consulta, se enmarca en el nuevo pulso de los supervisores para descarbonizar la economía evitando el greenwashing o ecopostureo. En su última legislación sobre requerimientos de capital (Capital Requirements Regulation, CRR), el organismo que preside Christine Lagarde va un paso más allá de las recomendaciones y permite a las entidades recibir bonificaciones de capital siempre que dirijan sus operaciones de financiación a una economía menos intensiva en carbono.

Sin embargo, aún queda para que esta norma esté en vigor. Desde KPMG calculan que, teniendo en cuenta la tramitación de regulaciones similares, podría aplicarse en la primavera de 2021, pero, en todo caso, en ningún caso ocurrirá en el próximo año.

Las entidades aún no están preparadas, en parte porque los criterios para considerar qué es un producto verde no están aún definidos

Aún tardará, principalmente porque la tramitación de la norma lleva su ritmo, pero también porque las entidades aún no están preparadas para aislar el impacto del riesgo medioambiental y dar correctamente esta información al regulador, en parte porque los criterios para considerar que un producto es verde o que no lo es no están aún definidos. Para que el BCE pueda clasificar y comparar actividades entre entidades, es necesario aún fijar la taxonomía y en esa tarea se encuentra el regulador.

LA PENALIZACIÓN VENDRÁ DE LOS TEST DE ESTRÉS

Por el momento, la norma no está desarrollada y el tema solamente se comenta en un artículo en el que, además, no se habla de penalizaciones para las entidades que financien actividades no verdes.

Sin embargo, Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, anunció hace unos días que el supervisor incluirá los riesgos ligados al cambio climático en sus tests de estrés a la banca, dado que “tienen el potencial de convertirse en sistémicos para el sistema financiero de la zona euro, sobre todo si los mercados no los valoran correctamente”.

Así, aunque no exista un castigo de más requerimientos de capital a los bancos que financien a empresas no verdes recogida en la norma, las entidades se verán penalizadas a través de la nota que les ponen las autoridades europeas sino se apuntan a los criterios verdes.

El BCE, que este mismo año ha identificado por primera vez el clima como un riesgo a seguir, tiene constituido un grupo de trabajo dirigido a idear cómo evaluar que los bancos apliquen estos criterios, pero aún no ha emitido ninguna publicación al respecto.

En España sucede algo similar. El Banco de España ha creado un grupo de trabajo con todas las entidades para analizar cómo pueden afectar los riesgos medioambientales, pero el tema aún se encuentra en una fase muy inicial.

Lo que sí tendrán que hacer los bancos europeos en unos meses será informar de la gestión de su riesgo medioambiental, según las guías de concesión de crédito de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), que entrarán en vigor en junio del año que viene. De ahí a que las recomendaciones se conviertan en mandatos queda camino por recorrer. En manos del sector se encuentra que las finanzas sostenibles sean un hecho y no mero ecopostureo.

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