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El mensaje del president de la Generalitat, Quim Torra, en Madrid, no podía ser más claro. El independentismo, al menos el que él representa, se lo juega todo a la sentencia del juicio del ‘procés’. Si no hay absolución, volveremos hacia la independencia, ha asegurado el líder del Govern catalán, palabras con las que denota la parálisis total de las instituciones catalanas a la espera de la resolución del juicio del 1 de octubre.

Durante una conferencia organizada por Europa Press, ha rubricado sus palabras con el enésimo ‘no’ a la investidura de Pedro Sánchez si no hay referéndum y ha vuelto a dar muestras de lo que viene sucediendo también en la vida política catalana. Junts per Cataluña, el partido del expresident fugado de la justicia, Carles Puigdemont, sigue buscando la confrontación con el Estado como mecanismo para mantener viva la llama de su discurso soberanista. ERC está por el diálogo.

Enfrentamiento o posibilismo. Los partidos catalanes han inaugurado el curso político enrocados en sus posiciones y buscando calentar a la sociedad de cara a otro otoño de alto voltaje. Pero la tensión que quieren alimentar desde el entorno de Puigdemont y Torra choca con la vía del diálogo de los republicanos.

Ante la negativa a apoyar al jefe del Ejecutivo en funciones, de los neoconvergentes, el grupo de Gabriel Rufián mantiene su ya conocida frase "por nosotros no será", según han confirmado esta semana. Aunque no dicen abiertamente que vayan a abstenerse en el caso de que haya una nueva investidura, están dispuestos a dar su apoyo de facto, siempre y cuando PSOE y Unidas Podemos lleguen a un acuerdo.

Sobre el documento de 370 medidas de Sánchez tampoco hay unidad entre las fuerzas secesionistas. El texto con el que el socialista trata, según unos, de acorralar a la formación de Pablo Iglesias y, según otros, de iniciar la campaña política despierta algunas sintonías entre Rufián y Torra. En concreto, el texto en el que la propuesta socialista habla de la “crisis de convivencia” que existe es para ERC “un párrafo nefasto que se podrían haber ahorrado”. Para el jefe de Gobierno catalán "parte de una premisa falsa e irresponsable, que en Cataluña no existe problema de convivencia sino democracia y respeto a los derechos humanos".

Pero más allá de protestar, la estrategia común que desea el independentismo hace tiempo que brilla por su ausencia. Y la realidad es que mientras los postconvergentes quieren aferrarse a la silla, los republicanos hace tiempo que acarician la idea de unas nuevas elecciones, a la calor de los buenos resultados que les prometen las encuestas. Pero todo sigue igual a la espera de los dos próximos detonantes: la sentencia del Tribunal Supremo a los líderes del referéndum del 1 de octubre y el debate sobre presupuestos en Cataluña. Ambos acelerarán un reloj electoral que hace tiempo que está en marcha.

Fuentes conocedoras aseguran que el Govern está "dividido y desorientado" y casi todos los partidos se preparan para unas elecciones en otoño o en primavera, si la investidura lo permite. Las próximas citas pasan, como cada año, por la Diada del Onze de Setembre, el Debate de Política General, que en principio debería celebrarse el 25 y 26 de septiembre, aunque en esas fechas también se celebrará el juicio a Torra por los lazos amarillos y, ya en octubre, el veredicto de los magistrados del Supremo.

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