le temps d un plafonnement du prix du gaz russe est venu dit von der leyen
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

La Unión Europea ha presentado esta semana su paquete de medidas para hacer frente a la crisis energética. Entre las propuestas, destacan el límite a los precios de las energías bajas en emisiones o el impuesto “solidario” a las petroleras. Y de la que se han quedado fuera, medidas tan criticadas como demandandas como el tope a los precios del gas, así como la anunciada reforma del mercado eléctrico. “ No tienen claro cómo funciona el mundo. La UE lleva dando palos de ciego en materia energética durante año y medio”, critica Clemente Polo, catedrático de economía de la Universitat Abat Oliba CEU.

Polo cree que la situación ha cogido a Bruselas “con el pie cambiado” y critica la “falta de coordinación y de instituciones de gobernanza” del club comunitario, algo que “afecta prácticamente a todas las decisiones que toman”. “Lo último de lo que se está hablando era de poner un tope al precio del gas ruso. Es absurdo: Rusia no lo va a vender y lo tendremos que comprar en otros lugares”, explica, “La UE tiene una idea muy equivocada de los mercados globales”.

Asimismo, Polo censura que “hay medidas que no se han podido adoptar por razones ideológicas”, entre las que destaca cambiar el sistema marginalista de fijación de precios como “manera efectiva de reducir el precio de la electricidad”. “Este modelo marginalista es perfecto cuando uno tiene modelos de competencia perfecta, pero aquí tenemos un mercado muy distinto en el cual las unidades de producción son heterogéneas Si no hay un sistema de regulación y el regulador no actúa con inteligencia, no marca pautas sobre las inversiones y se deja todo en manos de las empresas, nos podemos encontrar con que el sistema no da los resultados óptimos que se supone que debería dar”, indica.

Por ello, Polo aboga por propuestas diferentes a las hechas por la Unión, como fijar un precio medio para la energía o reducir los derechos de emisión de CO2. “Hemos creado un mercado en el que los derechos de emisión se han multiplicado por cuatro en apenas año y medio por la idea simplista que la UE tiene de la transición ecológica”, señala este economista, quien cree que la falta de cintura de Bruselas “está haciendo que muchas empresas se marchen fuera de la UE a países donde hay condiciones de emisión más laxas”. “No solo no reducimos emisiones, porque emiten en otro lado, sino que además destruimos empleo”, añade.

En este sentido, el catedrático opina que “nuestras administraciones no sirven para mirar al futuro” y pide a Bruselas que “se pregunte cómo producir energía a medio y largo plazo con precios más bajos y qué fuentes debemos utilizar”. “Muchas de las decisiones que se toman están mediatizadas por la posición de EEUU y a este paso Europa corre el riesgo de convertirse en un parque temático. Necesitamos un Gobierno comunitario capaz de tomar decisiones”, sentencia.

LAS MEDIDAS SE TRASLADARÁN AL PRECIO

Polo cree que las propuestas de Bruselas, como el tope a los precios de las renovables, son “muy complicadas” de ejecutar y se decanta por un “impuesto extraordinario sobre los beneficios”, pero también recalca la dificultad de su implementación. “Cuando un Gobierno pone un impuesto, la reacción inmediata de los sujetos pasivos es tratar de eludirlo”, afirma este experto, quien cree que tampoco funcionará el impuesto a las petroleras por que “los impuestos se trasladan, antes o después, a los precios”.

Asimismo, pese a que el almacenamiento está en camino de alcanzar el 95% marcado por Bruselas, Polo cree que “nos espera un invierno muy frío” y que “saldremos más débiles” de esta crisis. “Si compramos gas ruso es porque convenía y ahora lo hacemos de EEUU, Catar, Australia… lo que está claro es que acabaremos con una estructura de costes y precios más altas que significarán una caída en el nivel de vida”, explica.

“Para mí lo más deseable es que Europa hubiese tenido estructuras de gobernanza capaces de tratar con Putin de tú a tú porque Putin nunca nos ha tratado como un igual”, señala Polo, quien describe a la UE como “un amasijo de 27 Estados que no tienen estructuras de gobernanza”, lo que es “un problema a la hora de jugar un papel en un mundo globalizado y de bloques”. “Hay que tratar con el resto tengan el régimen político que tengan”, añade.

En este sentido, Polo cree que “hace falta algo menos de ardor guerrero y más cabeza para encontrar una solución negociada”. “La guerra es lo peor que le puede pasar a cualquier país. Ucrania va a quedar devastada, pase lo que pase, Rusia sufrirá mucho y la UE también quedará muy debilitada. El único ganador va a ser Estados Unidos”, sentencia.

Asimismo, el catedrático subraya que a esta situación ya de por sí complicada se le suma la lucha de los bancos centrales para combatir la inflación, una circunstancia que “nos va a adentrar en una nueva recesión”. “Nos encontramos en una situación mucho más complicada que en 2008 porque tenemos una deuda infinitamente superior a la de entonces y los márgenes de acción de la política fiscal son mínimos”, concluye.

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