• Sin embargo, de haber comprado la licencia en los últimos cinco años, en los dos últimos se habría desplomado un 50%
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Si un español hubiera invertido sus ahorros en 2001 en una licencia de taxi, hubiera multiplicado su inversión en 15 años por 3,5 veces. Sin embargo, si hubiera colocado su dinero en el Ibex 35, década y media después su patrimonio seguiría en el mismo nivel que entonces. Pero, ¿qué ocurriría a futuro con la irrupción de plataformas como Uber y Cabify?

DiverInvest, una empresa de asesoramiento financiero española, ha aprovechado la desconvocatoria de huelga de los taxistas producida ayer a última hora del día para analizar estos dos tipos de inversiones, una real y otra financiera.

La inversión en licencias de taxi ha sido una de las mejores inversiones de los últimos años. Principalmente, debido a que desde los años 90 no se conceden nuevas licencias. Poniendo en base 100, por ejemplo, la evolución del valor de una licencia de taxi del Área Metropolitana de Barcelona en el mercado secundario y la del selectivo Ibex 35, se observa como la primera inversión entre 2001 y 2016 se ha multiplicado por algo más de 3,5 veces, mientras que la segunda sigue plana.

Pero esto no ha sido así para aquellos españoles que hubieran comprado su licencia de taxi en los último cinco años. Durante los dos últimos, habrían visto como su valor se habría desplomado casi un 50%, extrapolando los datos de Barcelona al resto de ciudades españolas.

Según David Levy, director general y de Inversiones, lo que parece “casi seguro” es que, “debido a la competencia de plataformas como Uber y Cabify, las licencias de taxi deberían seguir bajando y ajustando su valor”. ¿Significa esto entonces que, comparativamente, rentaría más invertir en el Ibex 35 a partir de ahora que en una licencia de taxi? Lo cierto es que los expertos no se atreven a asegurarlo. “Es difícil saber si subirá el Ibex 35. Por el momento, no lo ha hecho y, en los próximos años, tampoco parece que pueda tener mucha capacidad de recuperación”, cree el responsable del family office. “La economía española ha mejorado no tanto como debería y la clase media sigue sufriendo, además de que los apoyos de Europa van a tender a reducirse”, justifica, por lo que las acciones españolas “no serían nuestra primera opción como inversión” en una cartera.

EL PROBLEMA DEL TAXI ES, SOBRE TODO, CUALITATIVO

Levy es crítico con el sector del taxi. “Los taxistas no entienden que el problema no es Uber o Cabify. Los usuarios prefieren los VTC porque son más baratos, tienen tarifa prefijada, son coches elegantes y limpios, los conductores son profesionales, amables y educados, y te ofrecen un servicio exquisito. Si ofrecieran un mal servicio, no tendrían clientes”, señala, haciendo hincapié en los aspectos cualitativos más que en los cuantitativos. “De hecho”, ejemplifica, “en Japón, Uber ha fracasado ya que, en el país del sol naciente, los taxistas dan un servicio admirable”.

Su recomendación para los taxistas es que vendan su licencia de taxi y compren una de VTC. El mercado pone todo en su lugar: “La innovación tecnológica rompe con las posiciones de dominio de un mercado, obligando a los operadores actuales a adaptarse o desaparecer”. Las nuevas licencias cuestan 457 euros (la referencia es de Córdoba, en 2012, una de las pocas ciudades españolas que ha concedido nuevos permisos en los últimos años). En el mercado secundario, se llegan a negociar a más de 150.000 euros. Esto es “la prueba evidente de que el monopolio del taxi se está acercando a su fin”, pone de manifiesto Levy.

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