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Poco más de un mes. Ese es el tiempo que queda para que el Brexit sea una realidad, el próximo 31 de octubre. El primer ministro británico, Boris Johnson, ha dicho que no piensa pedir nuevas prórrogas, por lo que habrá conversaciones a contra reloj entre Reino Unido y la UE para intentar evitar la salida desordenada. Uno de los principales puntos de fricción es el 'backstop' irlandés, aunque la solución puede estar cerca. A solo unos kilómetros de distancia.

Y es que en los últimos días ha cobrado fuerza la teoría del traslado de la frontera que se establecería entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte (región británica) al Mar de Irlanda, que es el que separa las dos principales islas británicas, al oeste la isla de Irlanda y al este la isla de Gran Bretaña. Esa parece ser una de las ideas que Johnson baraja y que podría plantear a Bruselas en busca de una renegociación, que ahora ya se ve como posible tras las palabras del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Según el luxemburgués, está dispuesto a reconsiderar el 'backstop' siempre que la alternativa logre el mismo propósito que el mecanismo de protección. Como ha dicho, podría ser sustituido por otras medidas si hay garantías de que "se cumplen los objetivos". Es decir, si con ellos se logra que Irlanda no quede completamente aislada del resto de la UE una vez se materialice la salida de Reino Unido. Y por eso un mecanismo de protección en el Mar de Irlanda, a apenas unos kilómetros de distancia del 'backstop' original, se alza ahora como la posible solución.

Así lo ha dado a entender también el primer ministro irlandés Leo Varadkar, que aunque ha dicho que en este momento Reino Unido y la UE "no están cerca de un acuerdo", sí ha reconocido que la "música de ambiente" ha mejorado. Según los expertos de Morgan Stanley, "un acuerdo fronterizo en el Mar de Irlanda es atractivo para la administración británica ya que proporcionaría un Brexit 'limpio', que permitiría a Londres hacerse cargo de una amplia gama de políticas, incluida la comercial, y hacerlo con un acuerdo de retirada con la UE, evitando así el golpe de un Brexit sin acuerdo", dicen en su último informe.

Los analistas del banco estadounidense, además, aseguran que esta medida sería fácilmente negociable, ya que "satisfaría las exigencias de la UE de mantener una frontera abierta en Irlanda y de mantener la integridad del mercado único". Aunque lo cierto es que el 'backstop' en el Mar de Irlanda genera dudas, porque "el ámbito de aplicación de la propuesta tendría que ampliarse considerablemente con respecto a los productos agroalimentarios para garantizar la conservación de una frontera abierta en Irlanda y satisfacer las necesidades de Irlanda y de la UE", dice Morgan Stanley. En concreto, cree que tendría que abarcar la regulación de bienes y mercancías y dar al Tribunal de Justicia de la Unión Europea la última palabra sobre las regulaciones económicas, lo que "dejaría a la región británica de Irlanda del Norte en la unión aduanera de la UE". Y eso es lo que no quieren los 'brexiters'.

JOHNSON RECUPERA LA PROPUESTA

El 'tope trasero' ('backstop', como se conoce en inglés), ha sido una de las cuestiones que más ampollas ha levantado durante la negociación del Brexit. La UE exige mantener la frontera abierta para garantizar los derechos de la República de Irlanda, que es el Estado miembro más afectado por el Brexit. El problema es que, para ello, se requiere un compromiso de ambas partes que no termina de cuajar porque entra directamente en conflicto con la premisa del Brexit, que se ha promovido para que Reino Unido recupere su autonomía frente a la UE.

Hay que recordar que la antecesora de Johnson, Theresa May, descartó una frontera en el Mar de Irlanda por las objeciones del Partido Unionista Democrático (DUP por sus siglas en inglés) de Irlanda del Norte, que decía que era incompatible con la idea de mantener la unión de la región con Gran Bretaña. Por eso la exprimera ministra negoció el 'backstop', que aseguraba que Reino Unido en su conjunto permaneciera alineado en aspectos clave frente a la UE tras el Brexit, hasta que se negociase un acuerdo comercial global. Sin embargo, los 'brexiters' lo rechazaron porque incumplía con la premisa de recuperar el control y dejaba al país en la órbita regulatoria de la UE.

Por eso ahora, con el reloj a punto de tocar la campana del Brexit, el 'backstop' en el Mar de Irlanda podría ser la solución. Johnson y su nuevo gabinete rechazan la figura negociada por May con la Comisión Europea, y aunque todavía no hay una propuesta en firme en este sentido, los expertos creen que llegará antes o después porque, de hecho, Irlanda del Norte "ya recibe un trato diferente al del resto de Reino Unido en algunos aspectos", como los acuerdos sobre energía y agua, recuerda Morgan Stanley. Sus analistas reconocen que eso, unido al hecho de que el DUP está suavizando su postura sobre la diferenciación entre Irlanda del Norte y el Reino Unido en algunos reglamentos de la UE, y a que tanto Londres como Bruselas están de acuerdo en acelerar las conversaciones, "apunta a la construcción de un acuerdo en torno a la frontera del Mar de Irlanda".

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