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Los miembros del Banco Central Europeo (BCE) están más divididos que nunca. Mientras que el presidente del organismo, Mario Draghi, defiende una postura más 'dovish', con futuras bajadas de tipos y nuevos estímulos que apoyen la economía en un momento de incertidumbre y desaceleración como el actual, otros son más partidarios de esperar porque los últimos datos aún no justifican el "fuerte paquete de medidas" que se está preparando.

En concreto, los 'halcones' del BCE han dado la voz de alarma ante la posibilidad de que la entidad opte por aprobar nuevos estímulos en la cita del 12 de septiembre. Por eso, a dos semanas de que el banco central vuelva a reunirse, han dejado claro a Draghi que las perspectivas aún no son los suficientemente débiles como para justificar medidas más allá de la bajada de tipos, entre ellas la reanudación de la compra de bonos.

En concreto, ha sido el gobernador del banco central holandés, Klaas Knot, el que se ha expresado en estos términos, según recoge Bloomberg, aunque no el único, porque Sabine Lautenschlaeger, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, también ha dicho que se opone a la reanudación de las medidas de alivio cuantitativo, que en su opinión deberían ser el último recurso del organismo. Y eso sin olvidar que hace unos días el presidente del Bundesbank y miembro del consejo del BCE, el alemán Jens Weidmann, dejó claro que la especulación sobre el gran paquete de estímulo que prepara el BCE "no hace justicia" a los últimos datos conocidos, y que en su opinión no era necesario, al menos por ahora, ponerse más 'dovish'.

Estos tres miembros del BCE, con fama de ser del ala más dura, han lanzado una advertencia a Draghi, al que han dado algo sobre lo que reflexionar mientras prepara la próxima reunión. Cabe recordar que el presidente del Banco Central Europeo dio a entender, tras el encuentro de julio, que los inversores podían esperar algún tipo de estímulo para septiembre, ya que la economía de la zona euro era "cada vez peor". Algo que quedó confirmado hace una semana, tras conocerse las actas de esa cita, en las que el BCE alertaba de un crecimiento más débil de lo que se pensaba y prometía medidas.

Los 'halcones' aseguran que la marcha de la economía no respalda la postura del BCE, aunque lo cierto es que esta dura retórica puede considerarse un tanto contraria a los datos conocidos este mismo viernes. En concreto, los de inflación, que muestran que el crecimiento de los precios en la zona euro sigue estancado en el 1%, muy por debajo del propio objetivo del banco central, por lo que podría ser la pata en la que se apoyase Draghi para justificar los estímulos.

La división reside en si el BCE solo debe recortar los tipos de interés, a lo que, por ejemplo, Knot se muestra abierto, o si debe apostar por estímulos más grandes. Esto se debe a que la economía, afectada por la recesión de la industria manufacturera, las tensiones comerciales y la incertidumbre en torno al Brexit, está mostrando, de forma ocasional, algunos puntos brillantes, como por ejemplo el dato de confianza económica, que ha mejorado de forma inesperada.

Pero, además, las dudas del ala dura del BCE ponen otra cuestión encima de la mesa, y es la de cuánta potencia de fuego le queda al banco central para actuar. Hace unos días, BlackRock alertaba de que el Banco Central Europeo, al igual que su homólogo estadounidense, la Reserva Federal (Fed), no tendrá espacio para responder a la próxima recesión porque "la política monetaria está casi agotada". Y es que, si los bancos centrales adoptan nuevos estímulos sin que hayan llegado los problemas, apenas tendrán fuerza para enfrentar los verdaderos problemas cuando lleguen. Según ha defendido Knot en una entrevista, "no reactivar el programa de compra de activos también significa mantener algo de polvo seco para cuando ocurran futuras contingencias".

¿QUÉ OPINA LAGARDE?

Y en medio de toda esta disputa, la sucesora de Draghi desde el 1 de noviembre, Christine Lagarde, ha sorprendido con sus declaraciones sobre la postura que debe adoptar el banco central. En una lista de respuestas escritas a un cuestionario del Parlamento Europeo, la actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) defiende que el BCE aún no ha alcanzado el límite más bajo de los tipos, es decir, se muestra a favor de las tasas de interés negativas, y dice que el organismo tiene un "amplio conjunto de herramientas" que puede y debe utilizar para hacer frente a una posible recesión.

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