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La economía de Reino Unido ha conseguido salvar los muebles en el primer trimestre. Tal y como ha confirmado este viernes la Oficina Nacional de Estadística (ONS, por sus siglas en inglés, el Producto Interior Bruto (PIB) británico se ha expandido un 0,1% en los tres primeros meses de este año.

No obstante, no todo son buenas noticias, y es que la economía de Reino Unido registró una inesperada contracción del 0,3% en el mes de marzo, tras el estancamiento previsto por el consenso. Y es que en el tercer mes del año, la actividad del sector servicios cayó un 0,5%, sobre todo por los descensos del comercio mayorista y minorista y las reparaciones de automóviles, mientras que la producción creció un 0,7% y la construcción un 0,2%.

En cuanto a los datos trimestrales, el sector de la construcción se expandió un 0,7%, mientras que los resultados de la industria manufacturera subieron un 0,5%. Los servicios y la producción, por su parte, registraron un crecimiento del 0,1%.

La ONS ha explicado que el gasto real de los hogares no creció entre enero y marzo, ya que las rentas siguieron presionadas por la subida de los precios, y ha remarcado que el PIB del primer trimestre se mantiene un 0,5% por debajo de los niveles anteriores a la pandemia.

"Aunque hasta ahora Reino Unido ha logrado evitar una recesión técnica, definida como dos trimestres consecutivos de crecimiento, las cifras de marzo ponen de relieve la persistente atonía del crecimiento económico. La inflación por las nubes, el crecimiento negativo de los salarios reales y las presiones generales sobre el coste de la vida están pesando sobre el consumidor y, a su vez, sobre el sector servicios, que suele ser un motor clave del crecimiento de la economía británica", comenta Victoria Scholar, responsable de inversiones de Interactive Investor.

En su opinión, las cifras de este viernes "señalan la importancia de controlar la inflación, una tarea de enormes proporciones a la que se enfrentan el Banco de Inglaterra y el Gobierno, para catalizar una reactivación de los servicios y un crecimiento más amplio".

Por su parte, Danni Hewson, responsable de análisis financiero de AJ Bell, comenta que Reino Unido "crece a duras penas". "Seamos claros: aunque el Banco de Inglaterra crea que la economía británica evitará por completo la recesión prevista, el país no goza de buena salud", comenta. Y es que "el aumento de los precios, la subida de los tipos de interés y las huelgas han creado un cóctel bastante desagradable".

"Lento es el término que se ha utilizado para describir el crecimiento del 0,1% que la economía ha logrado en los tres primeros meses del año, pero para las empresas y los consumidores con problemas de liquidez, este apático impulso probablemente se parecerá mucho a la falta de impulso", añade.

La experta de AJ Bell remarca que "aunque se espera que la inflación descienda en los próximos meses, persiste la preocupación por los precios de los alimentos y, por supuesto, la caída de la inflación no significa una caída de los precios". Así que "si el crecimiento es la respuesta, parece que vamos a tener que esperar un poco más hasta que las cosas empiecen a cambiar".

Desde Pantheon Macroeconomics remarcan que, "de cara al futuro, creemos que la nueva previsión del Comité de Política Monetaria de que el PIB se mantenga estable en el segundo trimestre es correcta, dado que las huelgas del sector público pesarán un poco más sobre el PIB en el segundo trimestre que en el primero y que la producción de muchas empresas será ligeramente inferior a lo normal en mayo debido a la pérdida de días laborables por la coronación del Rey".

Su previsión es que "el PIB aumente un 0,4% intertrimestral en el tercer trimestre y un 0,2% en el cuarto, con lo que en 2023 sólo crecerá un 0,3% más que el año pasado".

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