careta money talks

Nadie quiere a Nadia como presidenta del Eurogrupo. Pese al cacareado apoyo unánime del Congreso y a sus supuestas ventajas -mujer, socialista, del Sur y con experiencia europea-, la realidad es que sus opciones son bastante escasas (si bien se incrementaron ayer con el apoyo de Merkel). Principalmente, porque los países 'frugales' no la quieren ni en pintura en la negociación de un fondo de rescate muy difícil de vender a sus ciudadanos y que tratarán de limitar y condicionar al máximo. Pero es que Pedro Sánchez tampoco quiere que su ministra acceda al cargo.

Como no puede ser de otra forma, el presidente del Gobierno apoya formalmente la candidatura de su ministra y vende que así se incrementará el peso de España en los órganos de decisión de la UE, etc. Aparte de que sería un premio de consolación para Calviño, que -no lo olvidemos- sigue siendo ministra y se dedica a frenar las ocurrencias de Podemos y Adriana Lastra porque se quedó sin su ansiada comisaría europea.

Pero fuentes cercanas a Moncloa asegan que, de puertas adentro, Sánchez piensa de un modo muy diferente. "Si Calviño fuera presidenta del Eurogrupo, estaría mucho más sometido a los dictados de los países que mandan en Europa y tendría muy poco margen en la negociación, justo cuando lo que quiere es lo contrario: tensar la cuerda todo lo posible, incluso con amenazas de bloqueo, para sacar todo el dinero posible y con las menores condiciones", según una de las fuentes.

Otra añade que "la misión del presidente del Eurogrupo es buscar consensos, por lo que Calviño no podría a la vez apoyar a su país en sus amenazas de romperlo; es decir, no podría barrer para casa". La conclusión es que "en esas condiciones, Sánchez prefiere que Nadia no sea elegida y tener las manos libres en la negociación".

Y hay que recordar que se juega su continuidad en la Moncloa porque, si Merkel y Macron imponen unas condiciones muy duras (reforma laboral y de pensiones, recortes de gasto público, etc.), Podemos no podrá asumirlas y romperá la coalición de Gobierno. Sánchez puede jugar con cualquier cosa menos con esa, así que no va a hacer nada que pueda ir en esa peligrosa (para él) dirección.

En todo caso, esta es una de esas situaciones que le gustan al presidente: si gracias al apoyo alemán Calviño sale elegida, podrá ponerse la medalla; y si no lo consigue, será culpa de los países "frugales" y él habrá hecho todo lo posible. Pedro siempre gana.

CUANDO LAS BARBAS DE TU VECINO VEAS PELAR...

Esta semana ha quedado claro que la pandemia del coronavirus no está superada. Tenemos rebrotes desde China a Alemania pasando por Portugal (donde se ha decretado el confinamiento de nuevo en la mayor parte de Lisboa), e incluso en algunas zonas de España. El consenso hasta ahora era que tendremos un nuevo confinamiento -veremos si total o parcial y en qué condiciones- cuando vuelva el frío, pero ahora cada vez más expertos piensan que podemos tenerlo este mismo verano.

Y aunque veamos las barbas de nuestros vecinos pelar, aquí nadie pone las nuestras a remojar. A los turistas e inmigrantes que llegan a nuestros puertos y aeropuertos no se les hace ningún test, sino que nos limitamos a tomarles la temperatura y a hacerles una "inspección visual", que, como dice Ignacio Aguado, solo detectaría el coronavirus si lo lleváramos en la frente.

Cada vez es más incomprensible la reticencia del Gobierno a hacer tests masivos, que se ha demostrado como la medida más eficaz en todo el mundo para controlar la pandemia. La sospecha es que esté pasando lo mismo que con las mascarillas: que no haya. Porque aquellos que compramos eran del Aliexpress y no funcionaban, y después deben de ser muy caros, porque hay empresas españolas que fabrican de sobra y el Gobierno no se los pide. Pero claro, no está el país para gastos superfluos cuando tiene que contratar a 656 asesores para el presidento o a 23 para Alberto Garzón.

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