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Un autónomo echa el cierre de su negocioRicardo Rubio - Europa Press

Son muchas las empresas que están pasando por una situación complicada por el brote de coronavirus, alguna de ellas estratégica. El confinamiento decretado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez al declarar el estado de alarma para intentar frenar la epidemia ha provocado un parón en muchos sectores y un aluvión de ERTEs. El fantasma de la nacionalización sobrevuela con fuerza en España y el resto Europa, y el debate está servido. ¿Deben los gobiernos actuar, o sería mejor que esperasen a ver cómo se desarrolla la situación?

Hace unos días este tema provocó, según parece, un duro enfrentamiento en el seno del Gobierno de coalición. Tal y como publicaron algunos medios el vicepresidente Pablo Iglesias acudió al Consejo de Ministros extraordinario convocado el pasado sábado, en el que se aprobó el estado de alarma, para reclamar que se nacionalizasen algunas empresas, como las eléctricas, algo a lo que tanto Sánchez como la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, se negaron.

El de la nacionalización siempre ha sido un tema polémico, aunque todo apunta que en España no se contempla, por el momento. No se ha vuelto a hablar del tema, o al menos no ha trascendido. No así en Italia, donde el Ejecutivo de Giuseppe Conte ha anunciado que tomará el control de Alitalia para evitar su caída por el coronavirus, después de que la aerolínea lleve años evitando la quiebra. Y en Francia y Alemania es una idea que ya se ha puesto sobre la mesa.

En concreto, el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, ha dicho que usará todos los medios a su alcance para proteger a las grandes compañías francesas, lo que "incluye la recapitalización, la toma de una participación accionarial o incluso la nacionalización si es necesario". Por su parte, el titular de Economía germano, Peter Altmaier, ha dejado caer la idea diciendo que no se descarta la intervención en las empresas debilitadas, aunque asegura que si finalmente se hace, no serán muchas las nacionalizaciones que se lleven a cabo.

Los expertos de Berenberg apuntan que el debate sobre si los gobiernos deben tomar participaciones en empresas en riesgo por el brote es aún "poco importante", pero señala que, en todo caso, las inyecciones directas de capital "solo deberían utilizarse como último recurso". "En una crisis que se agrava, las inyecciones de capital podrían, no obstante, tener sentido para preservar la estabilidad financiera y/o mantener a flote empresas viables que no pueden obtener capital por sí mismas y no pueden acceder a créditos para aliviar una crisis de liquidez", dicen los analistas de esta firma alemana.

Y es que, recuerda, una participación directa en una empresa "pondría en riesgo el dinero de los contribuyentes". Por eso Berenberg cree que es mejor que los gobiernos esperen a ver si las medidas que se han ido adoptando hasta ahora, como las inyecciones de liquidez o el aplazamiento de impuestos, son suficientes para garantizar la viabilidad de las empresas, y si no, entonces es cuando deberían plantearse las nacionalizaciones.

SOLO TIENEN SENTIDO EN TRES CASOS

De hecho, la firma de análisis germana cree que dado que las nacionalizaciones conllevan una serie de "riesgos", solo tienen sentido en una situación de emergencia y bajo tres supuestos:

1. Para preservar o restablecer la estabilidad financiera, como ocurrió durante la gran crisis financiera de 2008/2009.

2. Para apoyar a las empresas viables que no pueden recaudar fondos por sí mismas o acceder al apoyo de liquidez aprobada, a pesar de las garantías gubernamentales de gran alcance y las muy generosas facilidades de refinanciación del Banco Central Europeo (BCE) para los bancos.

3. Para impedir que otras empresas extranjeras que no cumplan las normas exigidas se apropien hostilmente de tecnologías críticas para la seguridad y la protección de datos. En el caso de España, el Gobierno ya se ha preocupado de que no se produzca esta situación, ya que ha impedido que inversores extranjeros lancen opas sobre empresas estratégicas aprovechando el brote de coronavirus. De hecho, ha blindado a Telefónica y Prisa.

Nuestra impresión es que, por el momento, los gobiernos esperarán a que sus medidas de liquidez sean suficientes para aliviar las tensiones", de forma que las inyecciones directas de capital o las nacionalizaciones "probablemente seguirán siendo una rara excepción". Sobre todo, dicen los expertos de Berenberg, porque "desde el punto de vista político, la toma de participaciones directas en el capital de muchas empresas podría ser muy controvertida".

Pero "en estos tiempos inestables, necesitamos al menos considerar las consecuencias potenciales de las opciones de último recurso", como son las nacionalizaciones, aseveran estos analistas, que creen que la promesa de la Comisión Europea de aprovechar plenamente la flexibilidad prevista en las normas de la UE sobre ayudas estatales "ha abierto la puerta legal a esta opción de manera más amplia".

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