• El desastre del SEPE con los ERTE continúa y salpica a la banca
careta money talks

El histórico líder del PNV, Xabier Arzalluz, decía en el año 2000 que, en una hipotética Euskadi independiente, los españoles serían tratados como los alemanes en Mallorca. Pues los alemanes se han hartado de cómo les tratamos en Mallorca, o mejor dicho, de cómo parece que no queremos tratarles. La inconsistencia de las cifras de afectados y fallecidos, con contradicciones constantes e incluso 'resurrecciones' han provocado que Merkel alargue hasta el 31 de agosto la recomendación de no viajar a España. Una catástrofe para nuestro sector turístico.

Esta recomendación debería hacer que se le caiga la cara de vergüenza al Gobierno de Pedro Sánchez, porque el motivo que da Alemania es que, "a diferencia del caso de nuestros vecinos europeos, para el resto del mundo [incluyendo España, que saca de los países europeos serios] no tenemos todavía a día de hoy datos fiables, criterios y procesos de coordinación compartidos que permitan de nuevo un turismo ilimitado sin riegos incalculables". Alemania ha tomado esta decisión, dado que no puede, ni quiere, asumir el riesgo de que los ciudadanos alemanes queden varados nuevamente este verano en nuestro país o traigan al país, sin saberlo, el virus a su regreso.

Es decir, Merkel no se fía un pelo de Sánchez. Lo cual no es de extrañar porque, para unos ojos alemanes, son impresentables los continuos bandazos en la forma de contabilizar los muertos y contagiados, las incoherencias de la serie histórica, la discrepanacia entre los 44.000 muertos del INE y del Registro y los 27.000 del Ministerio e incluso las 'resurrecciones' (de repente hay menos muertos que el día anterior).

Y eso, más allá de los ataques de la oposición, tiene consecuencias: a los turistas extranjeros les da miedo viajar a un país que ya tenían conceptuado como poco serio, pero donde hacía mucho sol. Si esa falta de seriedad te puede costar la vida, mejor buscar el sol en otros países que también lo tengan. Y que, además, han empezado ya a dejarles viajar, mientras que España se ha empecinado en solitario y en contra de Bruselas en mantener cerradas las fronteras hasta el 1 de julio. Hubo un rayo de esperanza cuando la ministra Maroto lo adelantó al 22 de junio, pero duró poco. Su propio ministerio la hizo un desmentido, uno más de este Gobierno tan coherente y cohesionado.

Pues un país que vive en gran parte del turismo con las fronteras cerradas mientras sus competidores las abren, con un desastre de cifras y sin coordinación con los países de origen (¿no ha tenido tiempo el Gobierno de negociarlo en estos tres meses?), y con la recomendación de no viajar por parte de Alemania (el único país europeo al que desaconseja ir) se enfrenta a una temporada bastante negra. Eso sí, sacamos el logo de "España te espera" en todas las teles (como se sabe, los alemanes no ven más que televisiones españolas y todos entienden perfectamente el castellano) y asunto arreglado.

Por supuesto, este asunto ha pasado bastante desapercibido ante las nuevas cortinas de humo del Gobierno: la "nueva normalidad" (una ley vacía porque las competencias son de las comunidades autónomas), la ley de protección a la infancia o, tachán, tachán, la vuelta de la Liga de fútbol. Ya que no hay pan, demos al pueblo circo.

EL DESCONTROL DE LOS ERTE

Por desgracia, el turismo no es lo único en que el Ejecutivo tira piedras contra su propio tejado. Nuestras ayudas para reactivar la economía palidecen ante las que han puesto en marcha nuestros vecinos, incluyendo la recapitalización de empresas o rebajas de impuestos (algo que aquí ni se les pasa por la cabeza). En España seguimos sacando pecho de los múltiples subsidios para los parados -el último, el ingreso mínimo vital- en ve de tratar de que conserven o recuperen su empleo. Y dentro de estos subsidios, la estrella de esta crisis son los ERTE.

Pero, ¡un momento! Resulta que los ERTE tampoco funcionan, sino que hay un descontrol total: gente que lleva tres meses sin cobrar -y empieza a haber situaciones desesperadas-, personas que cobran de menos o de más, otras que cobran de la empresa que no es... Hay que entender que los funcionarios del SEPE han trabajado en dos meses más que en dos años y que es inevitable que haya errores. Pero también lo es que esa falta de costumbre de trabajar que aqueja a la mayoría de la función pública tiene mucho que ver. Y encima, se plantean hacer huelga porque a los de la Seguridad Social les pagan un bonus por gestionar el ingreso mínimo y a ellos no. Han dado marcha atrás ante la pésima imagen que iban a dar. Veremos qué pasa cuando reabran las oficinas el lunes.

La última es que el SEPE quiere que los bancos persigan a sus clientes para que devuelvan el dinero cuando han cobrado más de lo que les corresponde. Y ahí se han plantado: no han llegado a romper el acuerdo para adelantar las prestaciones a la espera de que Yolanda Díaz las pague, pero le han dejado claro que es ella la que tiene que perseguir a la gente. Pero ya se sabe: si puedes conseguir que otro haga tu trabajo, para qué vas a hacerlo tú. Y si cuela, cuela.

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