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Siete días de nervios e incertidumbre. Eso es lo que les espera a los inversores hasta que la Comisión Europea se pronuncie sobre el 'nuevo' Presupuesto de Italia, algo que no ocurrirá hasta el 21 de noviembre. Bruselas estudiará al detalle las cuentas presentadas por el Gobierno de Giuseppe Conte, si apenas cambios respecto al primer proyecto remitido, y dará su opinión al respecto en una semana.

Ese día la Comisión Europea también dará su opinión sobre las cuentas del resto de socios de la Eurozona, aunque sin duda todos los inversores esperarán a ver qué pasa con Italia, que es el único país que se ha enfrentado abiertamente a Bruselas y que se ha negado a plegarse a sus exigencias para que se ajustase a las normas comunitarias. No se esperaba que realizase cambios significativos en las cuentas, aunque sí se especulaba con que habría un gesto que finalmente no llegó.

Italia ha mantenido el objetivo de déficit en el 2,4% para 2019 y también la previsión del PIB en el 1,5%, pese a que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alertado de que con los planes del Gobierno italiano el déficit podría elevarse hasta el 2,7% y que lo más probable es que el crecimiento económico se quede en el 1%. Lo único que hizo el Gobierno italiano fue ofrecer algunas concesiones menores, como anunciar que se incrementarán las ventas de activos hasta el 1% del PIB, que se supervisarán los gastos de cerca para evitar que el déficit escale por encima del objetivo fijado y que se reducirá la deuda hasta el 126% del PIB (actualmente alcanza el 132% del PIB).

Italia ha hecho concesiones menores que pueden no ser suficientes para evitar que Bruselas imponga una multa del 0,2% del PIB (unos 3.500 millones de euros según las cifras de 2017)

Sin embargo, los analistas coinciden en que eso puede no ser suficiente para evitar la multa del 0,2% del PIB (unos 3.500 millones de euros según las cifras de 2017) que se espera que Bruselas imponga a Italia. Ahora la pelota está en el tejado de la Comisión Europea, que debe decidir si quiere un enfrentamiento directo con Roma o si, por el contrario, intenta llegar a una suerte de entendimiento con el Gobierno de Conte. Sea lo que sea lo que pase al final, los mercados dan por descontado que quedan por delante días, puede que incluso semanas, de incertidumbre.

"Aunque la respuesta de Italia es un paso en la dirección correcta, probablemente no será suficiente para disipar las preocupaciones de Bruselas", dice Barclays, que cree muy probable que la Comisión Europea recomiende la apertura de un procedimiento de déficit excesivo (PDE), aunque serán los ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) los que tengan la última palabra al respecto. Decidirán, si todo se desarrolla según lo previsto, en la reunión de diciembre. No obstante, los expertos de esta firma señalan que el alcance del efecto en los mercados si se abre el PDE "dependerá en gran medida de la retórica que Italia decida utilizar como respuesta".

Por otro lado, desde Julius Baer destacan que si hay procedimiento de déficit excesivo la Comisión mandará un "mensaje firme a otros gobiernos populistas europeos" y podría servir para "aumentar la credibilidad de las normas de la UE". Aunque, explica, a su vez podría impulsar el apoyo al gobierno populista de Italia y aumentar el sentimiento antieuropeo dentro del país. Lo que cabe esperar es "una mayor confrontación entre Roma y Bruselas, ya que la CE está atrapada en una filosofía de austeridad mientras que el Gobierno italiano se ha comprometido a cumplir las promesas electorales de un impulso fiscal", dice esta firma en un informe.

Los analistas de Oanda señalan, por su parte, que es improbable que Bruselas dé un paso atrás ya que "sentaría un precedente para que otros países sigan el ejemplo de Italia". Aunque la CE se ha mostrado siempre abierta al diálogo, en estos momentos hay sentimientos encontrados en el seno de la Unión Europea sobre la vía que hay que tomar.

¿SANCIÓN O DIÁLOGO?

Precisamente, las diferentes opiniones que hay sobre las medidas que la Comisión Europea debe adoptar ayudan a apuntalar la incertidumbre que sobrevuela los mercados. Mientras que el conservador alemán Manfred Weber, candidato a presidir la CE, apuesta por el diálogo con Italia y llama a "hacer esfuerzos" en este sentido sin olvidar que hay reglas claras y que la propuesta del país transalpino "va más allá de los límites", otros son partidarios de la sanción como medida correctiva y aviso a todos los Estados miembro.

Esa es la postura, por ejemplo, de Austria, que es el país que ejerce este semestre la presidencia de la Unión Europea. El ministro austriaco de Finanzas, Hartwig Löger, se ha mostrado alarmado por la actitud de sus vecinos y ha dicho estar dispuesto a plantar cara al desafío italiano. Tal y como ha dicho, si Italia no mejora su borrador como exige la Comisión Europea, tiene que haber un proceso sancionador por déficit excesivo. Y en la misma línea se ha pronunciado el ministro de Finanzas de Países Bajos, Wopke Hoekstra, que ha criticado al Gobierno italiano por seguir violando las reglas fiscales europeas. Por eso ha instado a la Comisión Europea a actuar en consecuencia.

Aunque puede que haya que esperar más allá del 21 de noviembre para saber si Bruselas abre el PDE. El portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Christian Spahr, no ha especificado si se decidirá ese día u otro sobre este asunto.

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