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El Gobierno de Italia mantiene los Presupuestos Generales de 2019. El Ejecutivo italiano tenía hasta este martes 13 de noviembre para enviar un nuevo borrador a Bruselas después de que la Comisión Europea tumbase la propuesta por incumplir las normas comunitarias. Las cuentas permanecerán sin cambios, según ha confirmado el primer ministro, Matteo Salvini.

"Estamos comprometidos con mantener el déficit del 2,4%", ha dicho el ministro de Trabajo de Italia, Luigi di Maio, quien ha recalcado que "no habrá cambios a los ingresos de los ciudadanos", según ha informado el diario italiano 'Il Giornale'.

El mercado anticipaba que Roma se negase a rebajar la principal polémica de las cuentas, el déficit del 2,4%. Sin embargo, Italia ha ido más allá y ha asegurado que no modificará nada del presupuesto enviado a Europa. Los expertos, que anticipaban el mantenimiento del déficit, también advertían de las consecuencias: Bruselas podrá imponer sanciones a Italia por saltarse la normativa europea que podrían alcanzar el 0,2% del PIB.

"Es poco probable que el gobierno se retracte de su propuesta de presupuesto, manteniendo el objetivo de déficit fijado en el 2,4% del PIB, sobre la base de una previsión de crecimiento muy optimista del 1,5%", anticipaban los expertos de Oxford Economics. No obstante, se barajaba que Italia podría rebajar sus ambiciosas previsiones de crecimiento para 'apaciguar' a la Comisión Europea.

Horas antes, el ministro de Economía y Finanzas de Italia, Giovanni Tria, había asegurado que "la tasa de crecimiento no se negocia", en respuesta a las informaciones aparecidas en la prensa sobre la posibilidad de que el Gobierno retoque su proyección en el nuevo borrador de los presupuestos que Roma debe remitir a Bruselas. "Las previsiones de crecimiento son, de hecho, el resultado de una evaluación exquisitamente técnica. Por esta razón, no pueden convertirse en objeto de negociación para nadie dentro o fuera del Gobierno", explicó.

Los analistas de Link Securities ya daban por hecho que la crisis entre Roma y Bruselas "va a ir a más", y recordaban que "de cómo sean capaces ambas partes de gestionar la misma va a depender la reacción de los mercados financieros italianos y del resto de la zona euro". Sobre todo, ponen especial acento en la situación de los países periféricos, ya que hasta ahora "han sido capaces de evitar el contagio", aunque no está claro que "puedan seguir haciéndolo mucho más tiempo".

CRISIS DE DEUDA

El mayor temor de mercado ante el enfrentamiento de Italia y Bruselas es que derive en una crisis de deuda. No en vano este lunes el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), el español Luis de Guindos, decía que el país transalpino representa el caso "más prominente" en la reaparición de las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda en Europa y deja abierta la posibilidad de un contagio, a pesar de que por el momento este ha sido limitado. Lo dijo durante una conferencia en Frankfurt, en la que insistió en la necesidad de "disciplina fiscal y cumplir las reglas fiscales en Europa".

A este respecto se ha pronunciado también la canciller alemana, Angela Merkel, quien ha arremetido este martes ante el Parlamento Europeo contra el Gobierno italiano, al que ha advertido de que acumular más deuda "pone en peligro la estabilidad de la Eurozona". También ha recordado que una moneda común "solo puede funcionar" si los países cumplen con todos sus "deberes".

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